Debates
Hoy mi¨¦rcoles lee en Madrid su tesis doctoral mi compa?ero y amigo Benjam¨ªn Mar¨ªn, una s¨®lida e interesante investigaci¨®n sobre los debates electorales cara a cara, en televisi¨®n, entre candidatos a la presidencia del gobierno. Discusiones que el periodista identifica como "el elemento m¨¢s importante en cualquier campa?a electoral". Estos d¨ªas se dirime en la capital del Imperio qui¨¦n dormir¨¢ en la Casa Blanca, y el pueblo planetario -votantes y resto de afectados- ha podido ver a los contrincantes en una palestra donde quiz¨¢ no queden del todo expuestos los programas, las ideas, pero en la que legiones de analistas y expertos (y hasta neuropsiquiatras que llevan la cuenta del excesivo pesta?eo del presunto perdedor) estudian el color de las corbatas, la posici¨®n del pie o la firmeza con que el cuello emerge de los hombros.Mar¨ªn, sin embargo, desmitifica el famoso encuentro (madre, dicen, de todos los marketings pol¨ªticos) entre Kennedy y Nixon, en 1960. Sostiene, por ejemplo, que quedar bien no es ganar, y que estos actos s¨®lo son decisivos cuando hay empate t¨¦cnico en intenci¨®n de voto. No obstante, los asesores de imagen trabajan a fondo, se realizan simulaciones, se contratan sparrings y gabinetes de telegenia, para montar un supermercado del saber estar, de la simpat¨ªa y la normalidad. Entre nosotros, y al no ser obligaci¨®n legal como por ejemplo en Francia, hay un p¨¢nico atroz a estas controversias. Claro que teme m¨¢s quien gana en los sondeos, y nadie en el poder quiere arriesgarse a hacerlo rematadamente mal o a que el contrario ofrezca en vivo y en directo alg¨²n dato demoledor. En el 93 tuvimos uno de los pocos antecedentes, cuando el presidente Gonz¨¢lez acept¨® el reto ante las televisiones privadas.
Desde entonces todo son mon¨®logos sopor¨ªferos, simulaciones por si nos dan el timo. Pero una democracia sin discusiones libres es menos democracia. En el pa¨ªs de la nanopol¨ªtica llamamos debate a cualquier programa gallinero donde se querella por el tama?o de un cipote. Algunos los presentan mu?ecas que anuncian el tema advirtiendo susurrantes: "...Y la temperatura la pone usted". Ser¨¢ que no tenemos remedio.
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