Ni carisma ni talento
JULIO SEOANEEst¨¢ montado pl¨¢cidamente sobre un caballo, de la comisura de los labios cuelga un pitillo que suelta una retorcida columna de humo, en la cintura lleva un rev¨®lver y en las alforjas una Biblia. Es la imagen, al menos una de las im¨¢genes, del modelo americano de democracia. Sin embargo, hay algunos signos de crisis en este cl¨¢sico modelo de sociedad.
El caballo significaba independencia, movilidad, individualismo, recorrer libremente la pradera. La libertad de poder moverse de un sitio a otro es un valor fundamental en las modernas sociedades. Del caballo pasamos, con algunos fotogramas intermedios, a la cultura del coche impulsado por otros caballos, al autom¨®vil como una burbuja de intimidad y autonom¨ªa, que nos permite desplazarnos con una libertad interminable. Pero comienzan ya las cr¨ªticas al exceso, al gasto, a la poluci¨®n, al ego¨ªsmo. Como ya es asequible a todo el mundo, resulta muy costoso para la sociedad en deterioro ambiental y en espacio, que se traduce en atascos, accidentes y gasto sanitario. La saturaci¨®n de coches es el comienzo del individuo sin caballo, el primer s¨ªntoma de crisis de la libertad individual.
El pitillo fue el resultado de la democratizaci¨®n del tabaco, la igualdad de consumo a trav¨¦s de la producci¨®n industrial, cuando la m¨¢quina de elaborar cigarrillos los puso al alcance de todos. Durante mucho tiempo signific¨® la dosis de placer individual a la que ten¨ªa derecho un ciudadano moderno, tal y como el cine se encarg¨® de divulgar y reforzar convenientemente. Sin embargo, el cuidado de la salud colectiva, amplificada por la televisi¨®n y por todos los medios masivos, est¨¢ acabando con este placer privado y, al hacerlo, corroe parte de la filosof¨ªa de las modernas sociedades democr¨¢ticas.
En cuanto al rev¨®lver, no hay duda sobre su significado pol¨ªtico. El descubrimiento de las armas de fuego, seg¨²n los cl¨¢sicos, iguala al villano con el noble en el campo de batalla. Sin embargo, este signo moderno de igualdad engendra actualmente demasiada violencia, facilita la expresi¨®n del odio y cuesta demasiadas vidas. Ya son muchas las voces americanas a favor del control de esta fuerza igualitaria, un s¨ªmbolo que nunca tuvo entre nosotros mucho predicamento.
La Biblia era su d¨¦bil y exclusivo contacto con el pasado y con la cultura, sus ¨²nicas ra¨ªces. Pero ¨²ltimamente crecen las cr¨ªticas al Libro, por considerarlo racista, xen¨®fobo, violento y algunas otras cosas pol¨ªticamente incorrectas.
No queda casi nada de la vieja imagen. El nuevo individuo viaja en grupo con itinerarios fijos y predeterminados, recurre al tr¨¢fico ilegal para obtener su peque?a dosis de placer y cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s indefenso frente a la violencia organizada por sectores muy diversos. El Libro fue sustituido desde hace tiempo por el peri¨®dico y, en los ¨²ltimos tiempos, por Internet. La nueva sociedad democr¨¢tica americana tendr¨¢ que construirse, guste o no guste, sobre este nuevo ciudadano.
A poco m¨¢s de una semana de las elecciones americanas, el problema no es que a Gore le falte carisma y Bush demuestre poco talento. El problema es que faltan pol¨ªticos nuevos para un nuevo modelo de sociedad.
jseoane@attica.es
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