El Lliure, de nuevo
ALBERT BOADELLAEl autor considera un agravio para la profesi¨®n teatral la inversi¨®n de dinero p¨²blico en la nueva sede del Teatre Lliure y reclama para ella una estructura p¨²blica transparente
De muy joven, mis padres me insist¨ªan a menudo para que asistiera alguna vez a un concierto del Orfe¨® Catal¨¤, pues seg¨²n afirmaban se trataba del mejor conjunto filarm¨®nico de Espa?a. Para satisfacer su admiraci¨®n me decid¨ª un d¨ªa a escuchar las supuestas voces del olimpo musical, y lamentablemente pude constatar la triste realidad de una muy discreta y cursilona coral de aquellos tiempos. De vuelta a casa ped¨ª responsabilidades a mis progenitores por la sopor¨ªfera velada, ante lo cual se mostraron muy perplejos, pues seg¨²n dijeron aqu¨¦lla era la fama que siempre les hab¨ªa acompa?ado.Yo no s¨¦ si esto es exclusivo de Catalu?a, pero en todo caso aqu¨ª es moneda corriente la costumbre de congelar el halo de una gloria una vez desaparecida ¨¦sta, y conservarlo in vitro como perpetuo valor impasible al paso del tiempo, para mayor gloria de la patria. Am¨¦n.
Ello viene a cuento porque, dentro de unos 11 meses, Barcelona tendr¨¢ un nuevo teatro en el Palau de l'Agricultura, que habr¨¢ costado unos 5.000 millones de pesetas del erario p¨²blico espa?ol, y hasta el momento nadie ha pedido responsabilidades pol¨ªticas sobre c¨®mo es posible llegar aqu¨ª sin proyecto art¨ªstico, sin temporadas programadas ni dotaci¨®n econ¨®mica, y, lo que es a¨²n peor, sin saber bajo qu¨¦ forma jur¨ªdica funcionar¨¢ el invento. Los medios proclaman a los cuatro vientos que ser¨¢ el nuevo Teatre Lliure, como si esta palabra m¨¢gica conllevara de por s¨ª la soluci¨®n. Tampoco nadie quiere hacer p¨²blica la realidad aut¨¦ntica del asunto, porque resulta obvio que en el momento actual el Lliure es una entidad privada en la que ya no existen unos directores de escena fijos, y tampoco es una compa?¨ªa estable como en el pasado; se podr¨ªa decir que hoy funciona m¨¢s como una productora de espect¨¢culos que como n¨²cleo art¨ªstico dotado de un estilo propio, m¨¢s all¨¢ del que imponen las caracter¨ªsticas del local. Hace a?os, sus montajes ten¨ªan una factura ins¨®lita en relaci¨®n con el conjunto teatral de la ciudad, pero en este momento sus niveles de calidad tampoco difieren de otras iniciativas esc¨¦nicas de Barcelona. La ¨²nica diferencia relevante con los dem¨¢s son los 200 millones de pesetas de subvenci¨®n, que lo convierten en la empresa privada teatral mejor dotada de Espa?a, es decir, la que no tiene riesgo constante de ruina.
Esta realidad objetiva, me consta que es conocida plenamente por los pol¨ªticos implicados en la financiaci¨®n del nuevo local, as¨ª como por el consorcio que subvenciona el Lliure. Sin embargo, han venido optando irresponsablemente por la huida hacia delante, quiz¨¢ por el temor de entrar en conflicto con algunos medios, defensores numantinos de la marca Lliure, al igual que mis padres del Orfe¨® Catal¨¤. La inminente cat¨¢strofe que se avecina por esta falta de sensatez y previsi¨®n no s¨®lo implica las cuestiones directamente art¨ªsticas, sino esencialmente la pol¨¦mica inversi¨®n econ¨®mica con la que deber¨¢ dotarse el local. Y resulta pol¨¦mica no s¨®lo por la cantidad, sino porque esta inversi¨®n va destinada a una iniciativa teatral privada, v¨ªctima de una clara desorganizaci¨®n y amparada bajo una fundaci¨®n, o sea, una de las formas m¨¢s opacas de rendir cuentas p¨²blicas.
Creo que somos muchos los miembros del gremio esc¨¦nico que juzgamos intolerable en un sistema democr¨¢tico el privilegio de una iniciativa privada frente a las dem¨¢s a trav¨¦s del dinero de todos. Ni siquiera existen razones de calidad, de obra genuina, de audiencia o de tradici¨®n para justificar en este caso una arbitrariedad semejante ante el conjunto del teatro catal¨¢n.
Las iniciativas art¨ªsticas van ligadas indivisiblemente a los propios artistas, no son marcas industriales que mantienen el prestigio una vez desaparecido el inventor. El Teatre Lliure estuvo estrechamente ligado a la figura de su creador, Fabi¨¤ Puigserver; con ¨¦l alcanz¨® sus mejores momentos, y fruto de esta euforia obtuvo el privilegio de su dotaci¨®n econ¨®mica, acompa?ada adem¨¢s del impulso pol¨ªtico para la realizaci¨®n del nuevo teatro, pero es evidente que las condiciones de aquellos momentos son hoy muy distintas. Han variado no s¨®lo en lo art¨ªstico, sino tambi¨¦n en lo pol¨ªtico, el nepotismo Pujol-Flotats-Ferrusola provoc¨® un rosario de incidentes y desprop¨®sitos que obligan a reflexionar sobre las veleidades culturales de los pol¨ªticos; no deber¨ªa, pues, repetirse ahora una situaci¨®n semejante, aunque el primer cap¨ªtulo con Llu¨ªs Pasqual haya sido id¨¦ntico.
La personalidad dialogante del nuevo director, Josep Montany¨¨s, abre algunas expectativas de soluci¨®n. Su primer gesto fue recomponer una cierta pluralidad invitando a gentes a las que se nos hab¨ªa incluido en el proyecto inicial y despu¨¦s dejado de lado. Pero no es suficiente con que el pastel en vez de com¨¦rselo uno solo sean ahora para cuatro o cinco. Cuando una dotaci¨®n p¨²blica es tan cuantiosa debe eliminarse cualquier vestigio privado de amiguismo. Ante ello, la ¨²nica soluci¨®n ajustada a las normas ¨¦ticas que impone el dinero de los contribuyentes pasa por crear una estructura p¨²blica transparente, con todo lo que comporta de igualdad de oportunidades al conjunto del gremio, y formas democr¨¢ticas en los nombramientos.
Confieso que no me cuento entre los forofos de la cultura de Estado, pero lo soy mucho menos a¨²n de las componendas de unos clubes elitistas, cuya influencia pol¨ªtica y mediatica los privilegia con cuantiosos medios p¨²blicos que constituyen un agravio comparativo intolerable respecto al resto de profesionales, los cuales con igual o mayor calidad deben sobrevivir en p¨¦simas condiciones y sin que la Administraci¨®n se haga cargo de sus deudas.
Soy consciente de que muchos encontrar¨¢n en estas l¨ªneas una cierta crueldad, pero lamentablemente la realidad es as¨ª; hubiera participado del silencio general de no entrar el Lliure en el baile de las cifras astron¨®micas con medios p¨²blicos. Ahora hay que buscar urgentemente soluciones sensatas para recomponer el desaguisado que nos acerca a la fecha de inauguraci¨®n del Palau de l'Agricultura. Desde mi modesta posici¨®n profesional propongo una para evitar susceptibilidades y endogamias: "Teatre Municipal de Barcelona-Teatre Lliure" o al rev¨¦s, aunque sospecho que por ser yo quien la plantee se desestimar¨¢ autom¨¢ticamente. ?Qu¨¦ le vamos a hacer! Como dec¨ªa Sanchis Sinisterra a prop¨®sito del Teatre Nacional de Catalunya: "Yo viajo en metro".
Albert Boadella es director de Els Joglars.
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