Conflictos de pareja en el Cono Sur
Hay parejas ef¨ªmeras y parejas que duran, pero incluso ¨¦stas, las que son envidia de quienes se ven solos o temen inminente la ruina de la suya, atraviesan a veces dificultades serias. Ah¨ª est¨¢ el caso de la Concertaci¨®n chilena: lo que empez¨® como una coincidencia moment¨¢nea de la democracia cristiana y los socialistas en el plebiscito sobre la continuidad de Pinochet se ha convertido en una pareja estable, con casi once a?os de gobierno a las espaldas y ahora por primera vez con un presidente socialista, Ricardo Lagos. Esta tercera victoria vino precedida, sin embargo, de algunas tensiones: un sector de la DC trat¨® de impedir la candidatura de Lagos, que ya deb¨ªa enfrentarse a la impopularidad causada al Gobierno por la crisis econ¨®mica, al desgaste de diez a?os de poder de la Concertaci¨®n y a la modernizaci¨®n populista del len-guaje de la derecha agrupada en torno a Joaqu¨ªn Lav¨ªn.Ahora, mientras la reactivaci¨®n econ¨®mica no acaba de llegar a la gente de a pie, ha estallado un esc¨¢ndalo -¨¦tico, no legal- sobre las altas indemnizaciones cobradas por ex directivos de empresas p¨²blicas que hab¨ªan pasado a otras responsabilidades de gobierno. Lagos ha resuelto la cuesti¨®n dando a elegir a los beneficiarios de tales pagos entre devolverlos o renunciar a sus cargos, y cabe esperar que la medida revele la voluntad del presidente de alejar cualquier sombra de la gesti¨®n de su Gobierno. Pero el mal est¨¢ hecho, y para la prensa revela un conflicto en la empresa de Correos -que es donde comenz¨® la historia- entre un consejo de administraci¨®n cercano a la DC y la directora ejecutiva, procedente del Partido por la De-mocracia (socialista).
Al otro lado de la cordillera, una pareja m¨¢s joven, la Alianza entre la Uni¨®n C¨ªvica Radical de Ra¨²l Alfons¨ªn y el Frepaso de Carlos (Chacho) ?lvarez, atraviesa una crisis bastante m¨¢s grave, cuya v¨ªctima es el Gobierno del presidente radical, Fernando de la R¨²a, del que ?lvarez era vicepresidente hasta su dimisi¨®n el 6 de octubre. El origen del problema, en este caso, es un esc¨¢ndalo en torno al supuesto soborno de senadores justicialistas para lograr la aprobaci¨®n de una ley de reforma de las relaciones laborales. Chacho ?lvarez ven¨ªa dando una pelea por desterrar del Senado malos y viejos h¨¢bitos -por ejemplo, la existencia de ?oquis, gente que cobrar¨ªa de los fondos de la instituci¨®n sin trabajar realmente en ella-, y ante el esc¨¢ndalo pidi¨® renuncias e investigaci¨®n sobre la verdad de los hechos.En el punto de mira no s¨®lo estaban diversos senadores, sino el responsable de los servicios de inteligencia (SIDE), Fernando de Santiba?es, un banquero neoliberal y amigo personal de De la R¨²a, y el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique. Pero el presidente decidi¨® afirmar su autonom¨ªa frente a las presiones del vicepresidente y las tensiones existentes dentro del Gobierno -Santiba?es hab¨ªa tenido intervenciones que hab¨ªan molestado al ministro de Econom¨ªa, Jos¨¦ Luis Machinea-, y decidi¨® una recomposici¨®n que reforzaba a Machinea, pero que no satisfizo a nadie, y menos al vicepresidente ?lvarez, que dimiti¨®. La crisis ha seguido coleando hasta la sustituci¨®n de Santiba?es el d¨ªa 23, con el presidente saliendo ya en viaje oficial hacia Espa?a.
Ante la dimisi¨®n de ?lvarez, el presidente de la UCR, Ra¨²l Alfons¨ªn, realiz¨® unas cautas de-claraciones que apuntaban a fortalecer la Alianza, y que se han interpretado como un intento no s¨®lo de evitar un posible alejamiento pol¨ªtico de Chacho ?lvarez, sino tambi¨¦n de que el presidente De la R¨²a cuente m¨¢s con el conjunto de su propio partido. Los jefes del Ejecutivo suelen sentirse muy molestos cuando se ven en una situaci¨®n semejante, y les tienta el deseo de afirmar su autonom¨ªa por encima de todo. En este caso no es seguro, sin embargo, que fuera una buena idea hacerlo as¨ª: De la R¨²a ya ha subrayado ampliamente su autoridad y su autonom¨ªa, entre otras razones para asegurar a los inversores de que el ajuste fiscal iba en serio, y lo ha logrado a tal extremo que un representante del FMI para Argentina vino a decir que tampoco hab¨ªa que tom¨¢rselo tan a pecho.
Sin embargo, la econom¨ªa no acaba de despegar, y algunas opiniones culpan al talante depresivo y pesimista de los argentinos, que les impedir¨ªa desarrollar expectativas optimistas sobre el futuro. Lejos del tango y de la gen¨¦tica, una raz¨®n m¨¢s coyuntural podr¨ªa estar en la incesante sucesi¨®n de malos tragos que el Gobierno ha debido administrar a los argentinos para hacerse cargo de la herencia de Menem. Los malos tragos econ¨®micos pueden haber sido inevitables, pero no hay raz¨®n para que vayan acompa?ados de una divisi¨®n de la coalici¨®n social que llev¨® a la Alianza al poder. No parece que ver al presidente enfrentado a su partido y a una figura tan popular como Chacho ?lvarez pueda contribuir a generar optimismo, y tampoco que ese enfrentamiento sea lo que necesitan los mercados para reducir su percepci¨®n de riesgo respecto a la econom¨ªa argentina.
Quiz¨¢ fuera mejor buscar un equilibrio y un cambio de tono en el Gobierno, y plantear cual-quier posible entendimiento con los gobernadores justicialistas desde una Alianza reforzada y sin fisuras, en una direcci¨®n bastante diferente de la que se supone que promueve el sector de la UCR identificado con Enrique Nosiglia. Estas cosas son m¨¢s f¨¢ciles de decir que de hacer, por supuesto, pero el camino m¨¢s f¨¢cil para De la R¨²a -enrocarse en un c¨ªrculo de colaboradores de su confianza personal- no es seguro que fuera una buena opci¨®n. El hecho de que el presidente haya decidido finalmente prescindir de Santiba?es podr¨ªa ser el comienzo de una recuperaci¨®n de la iniciativa pol¨ªtica, que diera razones a los argentinos -y no s¨®lo a los que votaron a la Alianza- para ver el futuro con optimismo.
Ludolfo Paramio es profesor de Investigaci¨®n en la Unidad de Pol¨ªticas Comparadas del CSIC.
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