Duran

Octubre es para los valencianos la madre de todas las batallas. Se abre con un espectacular castillo de fuegos artificiales la v¨ªspera del 9 d'Octubre y se cierra con la romer¨ªa del Puig, el darrer diumenge d'Octubre, horas despu¨¦s del colof¨®n pol¨ªtico-cultural alternativo y resistente de los Premis Octubre. No contentos con el habitual overbooking octubrista, en esta edici¨®n hemos tenido la desagradable sorpresa de que nuestros hermanos aragoneses se plantaron contra nuestra migaja de agua robada de los sobrantes del Ebro, se nos rebel¨® la propia agua, y la visita del l¨ªder de Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya, Antoni Duran i Lleida, que recibi¨® el desagravio de ser escuchado en pulcr¨ªsimo catal¨¢n de la Franja (Duran es oriundo de esa comarca aragonesa de lengua y vocaci¨®n catalana; y, por cierto, los aragoneses lim¨ªtrofes llaman o llamaban al catal¨¢n de La Llitera chapurreau) en el Club de Encuentro Manuel Broseta varios a?os despu¨¦s de que se le vetase para pronunciar una conferencia. Dijo Duran que las relaciones de valencianos y catalanes han estado entorpecidas a partes iguales por el "catalanismo" (se supone que pol¨ªtico) valenciano y por la intolerancia anti-catalana; y se qued¨® tan pancho. Si esper¨¢bamos ideas nuevas volvi¨® lo obvio, olvid¨¢ndose de lo m¨¢s esencial, es decir, de la posici¨®n que UDC y CDC, o CiU, o s¨®lo CDC mantuvieron con respecto al valencianismo pol¨ªtico durante las dos d¨¦cadas transcurridas desde que Pujol consiguiera ser poder en Catalu?a, y desde que CiU consigui¨® serlo en Espa?a. Resumir las culpas s¨®lo en los actores valencianos (los pol¨ªticamente catalanistas, y los visceralmente anti-catalanistas) suena a exculpaci¨®n sorprendente de quienes por acci¨®n y omisi¨®n a la vez propiciaron desde Catalu?a tanto la miop¨ªa de los primeros cuanto la fobia de los segundos. Duran debi¨® explicar que CDC, o UDC, o CiU, o Pujol tuvieron la permanente oportunidad de apoyar o ayudar a un valencianismo pol¨ªtico responsable, y sin embargo fueron cicateros con ¨¦ste (el PNPV a principios de los ochenta), liquidaron r¨¢pidamente una versi¨®n menos radical auspiciada desde CDC (el PRD, en la segunda mitad de los ochenta), y jugaron a la conveniencia estrictamente electoral (con UPV y el BN) sin dejar por ello de apoyar al catalanismo impol¨ªtico, al que ahora se responsabiliza del desencuentro entre las instituciones de aqu¨ª y de all¨¢. Ese catalanismo impol¨ªtico que, aunque se halle posicionado en la catalanidad pol¨ªtica de los valencianos se mueve h¨¢bilmente en la inacci¨®n pol¨ªtica partidaria, siempre fue apoyado y bien visto por CDC, por UDC, por CiU o por Pujol, y no parece presentable que ahora se quiera renegar de ¨¦l, para colocarse en una equidistancia c¨ªnica. La historia no se puede cambiar, y el catalanismo impol¨ªtico de aqu¨ª -pol¨ªticamente nocivo incluso para sus propios postulados nominales-, fue auspiciado, alentado, sostenido y jaleado por CiU, entre otras razones porque una parte del p¨²blico de CiU cree de verdad y leg¨ªtimamente en la catalanidad nacional compartida de valencianos y catalanes. Demonizar ahora a sus amigos y deudos de siempre parece un contrasentido, y, un poco, una estafa. Me habr¨ªa gustado estar en la conferencia para contradecir la alegre desmemoria del se?or Duran, a quien por cierto, hace ya algunos a?os, en una cena en Torrent, reproch¨¦ lo mismo. Pero nadie me invit¨®.Vicent.Franch@uv.es