Migraciones
Me cruzo con Mikel en el aeropuerto de Alicante, hac¨ªa a?os que no nos ve¨ªamos, sigue igual. Le pregunto por los amigos exiliados, el otro Mikel, Jon, Aurelio, muchos compa?eros de la facultad de San Sebasti¨¢n. El panorama es tan siniestro que no da ni para una buena indignaci¨®n.En contra de lo que temen los paranoicos, los inmigrantes son lluvia bendita. La cultura americana es la m¨¢s s¨®lida del mundo gracias al aluvi¨®n de jud¨ªos europeos que huyeron de los salvajes cristianos. La actual riqueza de Catalu?a la levantaron los inmigrantes a partir de los a?os cincuenta, y encima inventaron la rumba. Para emigrar hay que tener coraje, certeza del m¨¦rito propio, capacidad de sacrificio, voluntad de superaci¨®n. Los inmigrantes de las antiguas colonias inglesas no s¨®lo han regalado a la Gran Breta?a una literatura y un cine admirables, sino que han vivificado barrios enteros que ahora hierven de energ¨ªa y antes eran suburbios mortecinos. Los latinos han revolucionado la vida nocturna de Nueva York con su m¨²sica, sus restaurantes y sus bares. En una sola generaci¨®n ya tienen sus propios negocios y servicios. No es extra?o que las informaciones del Metro vengan tambi¨¦n en espa?ol, una deferencia que los anglosajones nunca tuvieron con los italianos.
Los pa¨ªses que reciben inmigrantes se enriquecen. Los conflictos que suscita la llegada de los forasteros rara vez son racistas (al menos en los promiscuos pa¨ªses latinos) sino m¨¢s bien resultado de la inseguridad y el misone¨ªsmo. Pero est¨¢n mil veces compensados por la victoria sobre el alma parroquial de los nativos. Los pa¨ªses que pierden poblaci¨®n, en cambio, los que obligan a huir a sus mejores ciudadanos, como la Espa?a de Franco, est¨¢n condenados al cretinismo oficial y el tedio civil.
"?Volver¨¢n?", le pregunto a Mikel. Me sonr¨ªe con una franqueza luminosa que me convence de inmediato. "?No van a volver, pues!", responde con esa entonaci¨®n que ninguna escritura es capaz de imitar y cuyo sentido no puede de ninguna manera reproducir la letra sino ¨²nicamente la m¨²sica viva de la voz. M¨²sica inolvidable para quien la haya o¨ªdo alguna vez y que expresa la invicta fuerza de una confianza indestructible. Volver¨¢n.
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