Llantos
Como se puede imaginar el lector, no tengo ning¨²n inter¨¦s en exculpar a Jes¨²s Gil, pero s¨ª creo conveniente se?alar que aunque sea ¨¦l el principal responsable -y, presumiblemente, el principal beneficiario- del caos urban¨ªstico de Marbella, no es el ¨²nico. En Marbella no s¨®lo han actuado empresas m¨¢s o menos piratas. Constructoras como Jotsa, Ferrovial, Prasa, Expo-An o ?vila Rojas tienen pendientes expedientes y denuncias por obras que no se habr¨ªan atrevido ni a proponer en Madrid, C¨®rdoba, Sevilla o Granada, como bien recordaba recientemente Jos¨¦ Asenjo.Pero en Marbella val¨ªa todo. Cualquier ilegalidad era posible. Si alguien ten¨ªa dudas, Gil dec¨ªa solemne: "Todo est¨¢ pactado con la Junta". Adem¨¢s, hab¨ªa un delegado de Obras P¨²blicas que insist¨ªa -?ingenuamente?- en que el alcalde pod¨ªa hacer lo que quisiera en el casco urbano.
Aunque parezca incre¨ªble, la idea de que todo estaba "pactado" se extendi¨® incluso entre los dirigentes locales del PSOE. De ah¨ª vienen las famosas leyendas sobre un pacto Zarr¨ªas-Gil o sobre unas conversaciones secretas con Felipe Gonz¨¢lez. Estas eran las circunstancias que se daban cuando las constructoras comenzaron a actuar en cualquier lugar, incluyendo las v¨ªas p¨²blicas.
Ahora, cuando la Comisi¨®n Provincial de Urbanismo de M¨¢laga ha devuelto de nuevo a Gil su engendro de PGOU, surgen los damnificados. Los mismos que se enriquecieron salt¨¢ndose todo tipo de normas urban¨ªsticas -ampar¨¢ndose, eso s¨ª, en las licencias que Gil les daba-, lloran por los perjuicios que les va a traer la paralizaci¨®n del PGOU. Carece de sentido tanto lamento: todos sab¨ªan los riesgos que corr¨ªan, pero prefirieron creer a Gil cuando les promet¨ªa que "todo estaba pactado".
Ahora, la Junta pretende que una serie de organizaciones profesionales y empresariales hagan entrar a Gil en raz¨®n. Es una pretensi¨®n tan candorosa como la de encargarle a los pir¨®manos la prevenci¨®n de los incendios forestales. Detr¨¢s de cada obra ilegal en Marbella ha habido, al menos, un constructor, un abogado, un arquitecto y un aparejador. Y tambi¨¦n notarios y registradores de la propiedad que se han escudado en sus reglamentos para mirar hacia otro lado.
Ahora todos ellos -y tambi¨¦n el PP, faltar¨ªa m¨¢s- lamentan que se pueda paralizar la actividad econ¨®mica en Marbella. Qu¨¦ pena que no se dieran cuenta antes. En cualquier caso, es evidente que Marbella no est¨¢ paralizada, ni mucho menos. Lo que s¨ª puede paralizarse es la infernal y an¨¢rquica cadena especulativa que se hab¨ªa montado.
Es dudoso que valgan como mediadores quienes son parte del problema. En este grupo de bomberos pir¨®manos se encuentra, por ejemplo, el presidente del Colegio de Abogados de M¨¢laga, Jos¨¦ Mar¨ªa Dav¨®, que tambi¨¦n es abogado de ?vila Rojas, empresa constructora que tiene pendientes varias denuncias y expedientes por construir en zonas verdes o de equipamiento en Marbella. ?Podr¨¢ Dav¨® ser ecu¨¢nime contra sus propios intereses?
Los que han construido ilegalmente en Marbella eran conscientes de los riesgos que corr¨ªan, pero confiaban en el legendario "pacto" y en la lentitud de la Justicia. Cre¨ªan jugar con ventaja y ahora temen perder la ¨²ltima partida. Este es el peligro que tiene confundir los negocios con los juegos de azar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.