La playa de los abuelos
Parte del litoral de Punta Umbr¨ªa (Huelva) recuperar¨¢ el aspecto que ten¨ªa en los a?os cincuenta
A juicio de Enrique Figueroa, profesor de Ecolog¨ªa de la Universidad de Sevilla, la playa de la Bota, situada en el municipio onubense de Punta Umbr¨ªa, reun¨ªa, hace 40 a?os, "uno de los sistemas dunares m¨¢s extensos e importantes de Espa?a y, adem¨¢s, muy bien conservado". Hoy, sin embargo "presenta uni aspecto muy deteriorado debido, sobre todo, a la elevada presi¨®n tur¨ªstica que ha soportado".
A veces, lo que la mano del hombre ha destruido no puede ser recuperado de ninguna forma, pero tambi¨¦n hay casos, como el de esta playa, donde a¨²n es posible actuar y devolverle al paisaje su aspecto primitivo. Es una zona, precisa este ec¨®logo, "que a¨²n conserva toda su potencialidad, sobre la que se puede actuar y obtener excelentes resultados". Con este convencimiento el equipo de Enrique Figueroa se embarc¨® en el proyecto de ordenaci¨®n medioambiental y restauraci¨®n pa¨ªsaj¨ªstica de este tramo litoral, una iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente en colaboraci¨®n con el Ayuntamiento de Punta Umbr¨ªa.
Se trata de buscar un equilibrio que resulta particularmente dif¨ªcil en las zonas costeras Por un lado conservar los valores naturales y, por otro, garantizar el uso p¨²blico que, en este tipo de enclaves, suele ser masivo. La Bota es una playa popular, de uso estacional, a la que acuden sobre todo vecinos de las poblaciones cercanas. Entre 10.000 y 12.000 personas acuden en temporada alta y el n¨²mero de veh¨ªculos a los que buscar acomodo en el entorno llega a rozar los 3.000.
Sin establecer grandes limitaciones a este volumen de visitantes, los especialistas que han trabajado en este proyecto han propuesto una serie de medidas que servir¨¢n para recuperar el paisaje original y reorganizar el flujo tur¨ªstico, de manera que este no cause graves alteraciones en los ecosistemas. Para empezar va a reubicarse la carretera y la zona destinada a aparcamientos, traslad¨¢ndolas a un ¨¢rea de pinares de escaso valor natural.
Despu¨¦s, hay que restaurar las dunas, devolvi¨¦ndoles su primitivo perfil, para lo cual ser¨¢ necesario incorporar arena y modelar poco a poco el paisaje. Las actuaciones sobre la vegetaci¨®n, que son las siguientes en esta secuencia, constituyen la parte m¨¢s delicada y compleja. Se trata de introducir especies, desaparecidas o escasas, que no crecen en los viveros convencionales y que habr¨¢n de obtenerse de plantaciones creadas, de manera expresa, para este proyecto. "Hablamos", dice Figueroa, "de especies en peligro de extinci¨®n, como el tomillo blanco, un tomillo t¨ªpico de las formaciones dunares y del que, en toda Andaluc¨ªa occidental, no quedan ejemplares que ocupen m¨¢s all¨¢ de 100 o 200 metros cuadrados".
En el proyecto se mantienen los elementos m¨¢s importantes de este paisaje, como son los bosques de enebros y bosques mixtos de sabinas y pinos. Adem¨¢s, se propondr¨¢ a la Consejer¨ªa de Medio Ambiente que extienda la zona de protecci¨®n del vecino Paraje Natural de los Enebrales de manera que comprenda tambi¨¦n parte de este espacio restaurado.
Asimismo, se ha previsto ampliar un carril-bici ya existente, crear una red de sendas peatonales que permitan discurrir por la zona sin causar impacto y dotar a la playa de algunos servicios b¨¢sicos de restauraci¨®n e higiene.
La superficie total de este espacio ronda las 102 hect¨¢reas, de las cuales 13 son de playa propiamente dicha. La zona que en la actualidad se usa como aparcamiento, y la masa forestal, que la circunda suman algo m¨¢s de 75 hect¨¢reas, de las que 40 est¨¢n catalogadas como de escasa o nula calidad ecol¨®gica En total, y en lo que se refiere a los ecosistemas dunares se actuar¨¢ sobre unas 25 hect¨¢reas, de manera que, cuando concluyan los trabajos, el ¨¢rea de m¨¢s valor habr¨¢ incrementado su superficie hasta las 60-65 hect¨¢reas.
Las primeras obras podr¨ªan iniciarse antes de que concluya el a?o, de tal manera que el pr¨®ximo verano ya ser¨ªan visibles algunas de las mejoras. Sin embargo, la totalidad del proyecto no concluir¨¢ antes de tres o cuatro a?os. La inversi¨®n necesaria, de la que ya dispone el Ministerio de Medio Ambiente, se sit¨²a en torno a los 900 millones de pesetas. Un gasto no muy elevado si se tiene en cuenta que la playa que est¨¢ por venir puede ser, por una vez, mejor que aquella otra que ya s¨®lo habita en la memoria.
Vulnerables al turismo
"Las zonas costeras explica Enrique Figueroa, "encierran un conjunto de ecosistemas muy fr¨¢giles y escasos, aislados unos de otros por el mar, los accidentes geogr¨¢ficos y diversas acciones humanas". Por este motivo, comienzan a escasear los espacios bien conservados, debido al enorme conjunto de tensiones que soportan, sobre todo aquellas asociadas al turismo.Especialmente vulnerables son los sistemas dunares, resultado de la acumulaci¨®n de materiales finos y sueltos transportados por los vientos dominantes, y que se van ubicando en la ancha zona que bordea la l¨ªnea de m¨¢xima marca. Seg¨²n su grado de estabilidad y evoluci¨®n se puede hablar de dunas m¨®viles o vivas, dunas rampantes (que aprovechan un relieve para ascender), dunas fijas (cuando ya han sido colonizadas por la vegetaci¨®n que ha frenado su movimiento) y dunas f¨®siles (cuando quedan s¨®lo como formaciones superficiales del relieve).
Los sistemas dunares, asegura un informe de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, "desempe?an una funci¨®n clave en el litoral, ya que absorben las fuerzas del mar, protegiendo las zonas interiores y preservando las playas, a las que sirven de reserva de arena, y, adem¨¢s, suelen localizarse en ellos importantes acu¨ªferos subterr¨¢neos".
La fauna y flora asociadas tambi¨¦n son de gran valor, con especies adaptadas a las condiciones marinas, vientos fuertes y elevada salinidad, as¨ª como a las dificultades del propio sustrato arenoso.
Las dunas y arenales costeros representan una gran extensi¨®n en las provincias de Huelva y C¨¢diz y, en menor medida, en la de Almer¨ªa.
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