EL FUTURO DEL ESTADO DE BIENESTAR
Diez a?os con planes de pensiones de empleo
El autor afirma que los sistemas complementarios de pensiones en Europa, y especialmente en Espa?a, son todav¨ªa exiguos y que es necesario un esfuerzo para desarrollarlos en los pr¨®ximos diez a?os.
Hace diez a?os, el 2 de noviembre de 1990, a las 23.59 de un viernes, por cierre del registro el s¨¢bado d¨ªa 3, se inscrib¨ªa en la Direcci¨®n General de Seguros el primer plan de reequilibrio, por tama?o, de los planes de pensiones del sistema de empleo de Espa?a. L¨®gicamente, correspond¨ªa a la primera empresa espa?ola: Telef¨®nica de Espa?a, que transformaba la parte complementaria de su Instituci¨®n Telef¨®nica de Previsi¨®n en un plan de pensiones del sistema de empleo. A la vez, integraba en el R¨¦gimen General de la Seguridad Social su sistema de pensiones, hasta entonces aut¨®nomo desde la posguerra. La integraci¨®n en el reci¨¦n inaugurado sistema de planes de pensiones profesionales espa?oles de Telef¨®nica, Hidrola, el Banco de Sabadell, varias cajas de ahorro medianas, Ibercaja entre ellas, revalidaba, en la incertidumbre de cualquier principio, la ley que Carlos Solchaga hab¨ªa presentado ante el Pleno del Congreso de los Diputados en el a?o 1986. Fue realmente un revulsivo. El reciente ingreso en la CEE nos creaba la obligaci¨®n y necesidad de desarrollar instrumentos tradicionales en el resto de los 12 Estados miembros: el segundo pilar de la protecci¨®n social, en el caso espa?ol mezclado con el tercero: individual.Todav¨ªa puede leerse en la exposicion de motivos de la Ley de Planes y Fondos de Pensiones que la misma es un nuevo instrumento en la l¨ªnea de lo comentado anteriormente. Su objetivo es facilitar el bienestar futuro de la poblaci¨®n retirada y la importancia que su implantaci¨®n puede y debe implicar en el orden financiero, en su est¨ªmulo del ahorro a largo plazo.
Realmente ha sido la Uni¨®n Europea, el impulso para el desarrollo de los planes de pensiones de empleo en Espa?a. Primero fue el Plan General de Contabilidad de 1990 y su inexcusable Provisi¨®n por Compromisos por Pensiones de las Empresas, adapt¨¢ndonos de esa forma a la IV Directiva de Contabilidad. Ese proceso se hab¨ªa inaugurado en el primer momento de la integraci¨®n en la CEE, en 1986, con las circulares del Banco de Espa?a sobre el particular. Fue realmente el fin de los mohicanos espa?oles, de los defensores de que los compromisos por pensiones eran una expectativa y no exig¨ªan reflejo contable en las cuentas anuales de las sociedades. El segundo impulso vino de la obligatoria exteriorizaci¨®n de los compromisos, tambi¨¦n basada en una directiva comunitaria, iniciado desde el Gobierno socialista y ratificado posteriormente por el Partido Popular, en febrero de 1998, en la declaraci¨®n del Congreso relativa a la recomendaci¨®n 14 del Pacto de Toledo sobre los sistemas complementarios de pensiones.
De esta forma han ido transcurriendo los a?os desde los 377 planes de empleo registrados en 1990, con 176.115 part¨ªcipes, hasta los 1.112 de 1999, con s¨®lo 361.934 part¨ªcipes de m¨¢s de 10 millones de asalariados. Esa cifra no alcanza los m¨¢s de 500.000 trabajadores, que en sus convenios colectivos de empresa tienen compromisos de pensiones por jubilaci¨®n de acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. En resumen, el inacabado proceso desarrollado hasta la fecha ha consistido en una reestructuraci¨®n, modernizaci¨®n y racionalizaci¨®n de los compromisos por pensiones que ten¨ªamos en los a?os setenta, instrument¨¢ndolos en planes de pensiones del sistema de empleo y seguros colectivos de vida en los casos de rentas de pensionistas o prejubilados. No ha habido ninguna extensi¨®n significativa de los sistemas complementarios y profesionales de pensiones. Se est¨¢ poniendo en orden lo que los convenios colectivos de finales de los sesenta y principios de los setenta incluyeron ante las incertidumbres que la Ley de Bases de la Seguridad Social de 1966 cre¨® en los sindicalistas del r¨¦gimen.
Pero el proceso de exteriorizaci¨®n tiene una importancia estrat¨¦gica para el futuro de las pensiones en Espa?a. No solamente la exteriorizaci¨®n debe concluir en el ¨¢mbito de la negociaci¨®n colectiva uniempresarial, hasta alcanzar esos 500.000 o 600.000 trabajadores con compromisos por pensiones en sus convenios o pactos de empresa, sino que tiene que iniciarse a m¨¢s de 3.000.000 de trabajadores con compromisos por pensiones, muy peque?os, en la negociaci¨®n colectiva supraempresarial. Este proceso no va a ser f¨¢cil.
El estado de su inmadurez queda reflejado en la reciente solicitud de aplazamiento de la fecha ¨²ltima de exteriorizaci¨®n, el 1 de enero pr¨®ximo, planteada por CEOE, UGT y CC OO al Gobierno para que modifique el plazo establecido en la Ley de Planes y Fondo de Pensiones.
La ampliaci¨®n del plazo de exteriorizaci¨®n, en su caso, deber¨ªa de servir para algo m¨¢s que dar un respiro temporal en el complejo proceso de exteriorizaci¨®n. Hemos visto c¨®mo han evolucionado lentamente las cifras al nivel de empresa. La exteriorizaci¨®n de los compromisos por pensiones supraempresariales requieren de acuerdos interconfederales entre organizaciones de empresarios y trabajadores. M¨¢s de 700 convenios colectivos de ¨¢mbito superior a la empresa, que afectan a m¨¢s de tres millones de trabajadores, reclaman acuerdos que determinen los valores de las aportaciones definidas que equivalgan en el futuro a las prestaciones definidas hoy contempladas. Se requiere, al igual que ha ocurrido en el ¨¢mbito uniempresarial, que los antiguos compromisos sean extinguidos y sustituidos por las futuras situaciones, previsiblemente organizadas en planes de pensiones de promoci¨®n conjunta, todav¨ªa no inaugurados. En definitiva, debe hacerse lo posible para que la desconocida obligaci¨®n de exteriorizaci¨®n sea sencilla para la peque?a y mediana empresa. El cumplimiento de la misma deber¨ªa extinguir autom¨¢ticamente las obligaciones contempladas en los convenios. No puede desarrollarse un proceso de exteriorizaci¨®n en el ¨¢mbito supraempresarial que sea a cuenta de la prestaci¨®n definida prevista en el Convenio Colectivo.
Decimos que esta exteriorizaci¨®n es estrat¨¦gica porque supondr¨¢ la base de la extensi¨®n de los sistemas complementarios y profesionales de protecci¨®n social. Ello no ser¨¢ suficiente para los cambios estructurales que ha recomendado este verano el BCE en su primer informe sobre las expectativas de vida y los sistemas de pensiones en la Uni¨®n Europea. El BCE reclama la urgencia de ajustes, aprovechando la bonanza econ¨®mica, porque vaticina un incremento, de 5 puntos del PIB en el gasto en pensiones hasta 2030 en toda la UE. Coincide en esta l¨ªnea con el informe de Fundaci¨®n Espa?ola de Estudios de Econom¨ªa Aplicada, publicado a principios del verano. Vivimos m¨¢s, hay que pagar pensiones durante m¨¢s tiempo y por ello su valor actual crece. Es urgente empezar a destinar m¨¢s recursos a la tercera y cuarta edad. El pr¨®ximo informe del Comit¨¦ de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Uni¨®n reflejar¨¢ con detalle los d¨¦ficit previstos en los sistemas de pensiones en cada pa¨ªs. Se iniciar¨¢ as¨ª el desarrollo de las recomendaciones del Consejo Europeo de Lisboa, que reclama cambios estructurales en el objetivo de mantener la competitividad y el Estado de bienestar.
Alemania acaba de iniciar la puesta en pr¨¢ctica de esas recomendaciones. El objetivo fundamental es mantener las cotizaciones sociales en su nivel actual del 19,1% de los salarios, e incluso reducirlas ligeramente para no perjudicar la competitividad. Como los costes futuros del sistema de pensiones crecer¨¢n por el incremento de la esperanza de vida, se anuncia un recorte gradual, 0,3% por a?o, de las expectativas de pensiones a partir del 2011, hasta alcanzar una reducci¨®n en torno al 5% o 6% sobre el nivel actual: 69% del ¨²ltimo salario. Junto a este rigor en las finanzas, recu¨¦rdese lo poco que tardaron los alemanes en trasformar los criterios de convergencia hacia el euro en pacto de estabilidad en los pa¨ªses de la Uni¨®n Monetaria, la reforma propone el inicio inmediato y paulatino de fondos de capitalizaci¨®n. Inici¨¢ndose en un 0,5% de aportaci¨®n sobre los salarios anuales, hasta alcanzar el 4%, en el 2008, antes de que se empiecen a reducir las pensiones p¨²blicas en la forma descrita. En conclusi¨®n, se aumenta globalmente la financiaci¨®n de las pensiones.
En Espa?a, los sindicatos deber¨ªan aclarar si est¨¢n s¨®lo por la exteriorizaci¨®n de los compromisos por pensiones o si se mantienen las voluntades de extensi¨®n de los sistemas complementarios y profesionales que se reflejaron en la Iniciativa Sindical Prioritaria de 1991 suscrita por UGT y CC OO. El segundo caso estar¨ªa en l¨ªnea con la defensa de derivar incrementos salariales futuros a la complementariedad de las pensiones, permitir¨ªa reestructurar conceptos retributivos, especialmente los relacionados con la antig¨¹edad, y se unir¨ªa a planteamientos declarados por el actual ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, en el sentido de destinar incrementos salariales a la jubilaci¨®n. Los objetivos de la Ley de Planes y Fondos de Pensiones siguen manteniendo toda su vigencia. Las cifras demuestran lo exiguo de nuestros sistemas complementarios europeos, desarrollados m¨¢s en unos pa¨ªses que en otros, y en el caso espa?ol, m¨¢s en el ¨¢mbito individual que profesional. Los pr¨®ximos diez a?os sigue habiendo mucho trabajo; mi recuerdo a todos los que han participado en estos ¨²ltimos.
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