Tom¨¢s Moro y los pol¨ªticos

El 31 de octubre se proclamaba a santo Tom¨¢s Moro patr¨®n de los pol¨ªticos. Como estudioso que soy de la vida y obra moreana, quisiera hacer una reflexi¨®n p¨²blica acerca de la idoneidad de la proclamaci¨®n de esta santa e ilustre personalidad como patr¨®n del citado colectivo.Es cierto y evidente, y as¨ª lo anunciaron todas las cr¨®nicas, que en este asunto ha prevalecido la unanimidad y ha habido un compacto consenso por parte de todos los sectores implicados, incluso entre aquellos que, a priori, deber¨ªan aportar y mostrar un punto de vista distinto (como la Iglesia anglicana). Y sabiendo, como sabemos, lo tremendamente complicado que es hoy en d¨ªa lograr un consenso pleno en cualquier ¨¢mbito de nuestra vida, podemos valorar todav¨ªa m¨¢s, si cabe, este hecho.

Cualquier persona conocedora de la figura de santo Tom¨¢s Moro lo primero que destacar¨ªa como rasgo esencial de su comportamiento ser¨ªa su integridad. Una integridad que le llevaba a mostrarse igual tanto en la vida p¨²blica como en su vida privada. Fue este sentido de integridad el que le llev¨® a la muerte, que hubiera podido eludir f¨¢cilmente con unas palabras de adhesi¨®n al Acta de Supremac¨ªa.

Reflexionemos, pues, acerca de la idoneidad de este nombramiento por cuanto, especialmente en la clase pol¨ªtica, la hipocres¨ªa y el doblez en las personas es algo muy frecuente y que empieza a verse como normal.

Cuando nos referimos a la pol¨ªtica hablamos de lo que es "pol¨ªticamente correcto", que en la mayor¨ªa de los casos es sin¨®nimo de hipocres¨ªa, y que va incluso contra la forma de ver las cosas de quien as¨ª act¨²a.

Con todo, la raz¨®n ¨²ltima de esta proclamaci¨®n radica en la esperanza de que, con este patronazgo, los pol¨ªticos tengan un espejo en el que mirarse y un ideal de conducta al que aspirar. Confiemos en que santo Tom¨¢s Moro se convierta desde su atalaya en faro orientador de las actitudes de los pol¨ªticos y les inspire su propia forma de actuar como ejemplo y paradigma que venga a dignificar a la tan vilipendiada y denostada clase pol¨ªtica.

Por tanto, pid¨¢mosle que los gu¨ªe y les abra los ojos del coraz¨®n para que puedan ver y sentir verdaderamente la aut¨¦ntica naturaleza de ser pol¨ªtico, y congratul¨¦monos todos por ello.- Jos¨¦ Enrique S¨¢ez P¨¦rez. Almansa, Albacete.