"El Macba est¨¢ vac¨ªo y las mezquitas, llenas"
Pregunta. Curioso grupo escult¨®rico el que tengo ante m¨ª.Respuesta. Es mi contribuci¨®n a la pr¨®xima edici¨®n del New Art: una familia jud¨ªa compuesta por un padre, una madre, un hijo y una hija. Fabricados, como de costumbre, con materiales de desecho encontrados en contenedores.
P. Llevas lo tuyo revolviendo en la basura, pero lo de los jud¨ªos es nuevo, ?no?
R. Hace cierto tiempo que estoy interesado en la cultura jud¨ªa, leyendo libros al respecto, y he llegado a algunas conclusiones. Por ejemplo, que gracias a imposiciones como el secretismo o la represi¨®n, los jud¨ªos han destacado en todas las ¨¢reas del pensamiento abstracto: de la filosof¨ªa a las matem¨¢ticas pasando por el psicoan¨¢lisis.
P. T¨² ibas para fil¨®sofo, ?no?
R. Estudi¨¦ filosof¨ªa, s¨ª, e historia del arte. Siempre me ha gustado mucho leer, estudiar, acumular informaci¨®n.
P. Pero cuando te conoc¨ª, eras un dibujante de tebeos alternativos.
R. Y ahora soy un artista alternativo. Lo cierto es que los c¨®mics nunca fueron algo que me fascinara. De hecho, empec¨¦ a leerlos de peque?o porque yo era uno de esos ni?os que, en el patio, no jugaba al f¨²tbol. Uno de esos ni?os que est¨¢ en un rinc¨®n leyendo un Tint¨ªn y todos los pelotazos le van a parar encima. Lo m¨ªo no era el deporte, y ya de cr¨ªo me dedicaba a leer, a estudiar. Me temo que siempre he sido un empoll¨®n, y que tal vez por eso me interesaba la parte m¨¢s cultural de los c¨®mics, tanto en el aspecto gr¨¢fico como en el literario. Cuando estuve en Estados Unidos, hace un mont¨®n de a?os, conoc¨ª a Art Spiegelman, el autor de Maus y editor de la revista Raw, y comprob¨¦ que ese era el tipo de trabajo que me interesaba en las historietas.
P. Puede que siempre hayas sido un empoll¨®n, pero con una vida social descomunal. En esta ciudad, es imposible asistir a una inauguraci¨®n art¨ªstica en la que no est¨¦s.
R. Trabajo de campo, y curiosidad, esa curiosidad contradictoria seg¨²n la cual sabes positivamente que no vas a encontrar gran cosa en el mundo exterior pero, a pesar de todo, te echas a la calle. Pero, sobre todo, trabajo de campo: llevo haciendo fotos de gente desde la ¨¦poca del underground, desde finales de los setenta. Tengo un archivo inmenso que alg¨²n d¨ªa tendr¨¦ que ordenar. Entre las fotos y mi gran memoria, puedo reconstruir los ¨²ltimos 20 a?os de nuestra generaci¨®n. Mira esta foto. La chica de la derecha es Mar¨ªa Espeus, y el t¨ªo de la izquierda, el que se est¨¢ fumando un canuto, ?qui¨¦n es?
P. Me temo que soy yo, pero nunca me gust¨® el hach¨ªs y no recuerdo ese d¨ªa.
R. Yo s¨ª. Yo lo recuerdo todo. Y creo que fue formidable ese extra?o interregno que se produjo en Barcelona entre la muerte de Franco y el triunfo electoral de Pujol. Cinco a?os gloriosos. Hasta que lleg¨® Pujol y se acab¨® la fiesta. Deseng¨¢?ate, Ram¨®n, Pujol es el equivalente catal¨¢n de Pinochet.
P. Yo tambi¨¦n recuerdo con agrado esos a?os, pero tal vez no fueron tan importantes, tal vez lo ¨²nico que ocurr¨ªa es que ¨¦ramos j¨®venes.
R. En esa ¨¦poca, por lo menos, los j¨®venes estaban mejor organizados. Hoy d¨ªa, vas a cualquier vernissage y no ves grupos de j¨®venes que han ido all¨ª aunque s¨®lo sea para hacer tiempo para el concierto de esa noche. Tal vez es porque ya no hay revistas alternativas o porque el underground ya no existe, pero ahora los j¨®venes van por la vida de uno en uno. Y las relaciones intergeneracionales ya no son de grupo a grupo, sino personales. De vez en cuando se te acerca alguien que quiere saber c¨®mo era la Barcelona de finales de los setenta, de la misma manera que yo leo las memorias de R¨¤fols Casamada para meter la nariz en los a?os cincuenta.
P. La filosof¨ªa y la historia del arte nunca te dieron de comer, ?verdad?
R. No. Me he tirado los ¨²ltimos 20 a?os dando clases de ingl¨¦s en institutos de ense?anza media. Pero eso ya se ha acabado. Mira, ¨¦ste es mi carnet de jubilado. Este es el colectivo al que pertenezco ahora: clases pasivas.
P. Jubilado a los 49 a?os. ?Enhorabuena, Manel! ?C¨®mo lo conseguiste?
R. Explot¨¦. Crisis nerviosa. Supongo que lleg¨® un momento en que la rutina se hab¨ªa hecho insoportable: explicar lo mismo cada a?o a gente que tampoco se interesa mucho por lo que le cuentas. Vas acumulando a?os id¨¦nticos hasta que un d¨ªa te deprimes y tienes que acabar yendo al psiquiatra. Cuando no puedes m¨¢s, pides a la sociedad que te libere. No todo el mundo lo logra, pero merece la pena intentarlo. La vida es un casting: te presentas a oposiciones para jubilado y, si tienes suerte, las ganas. Eso s¨ª, espero que no me suceda como a Kafka o Mallarm¨¦, que se jubilaron j¨®venes y palmaron a los tres o cuatro a?os. Conf¨ªo en durar un poco m¨¢s.
P. O sea, que ahora tienes todo el tiempo del mundo.
R. S¨ª, y a¨²n no me lo acabo de creer. Tengo todo el d¨ªa para m¨ª, para recoger maderas en los contenedores y ensamblarlas en mi estudio.
P. Abandonaste la pintura.
R. Nunca fui un pintor en un sentido estricto. Me interes¨¦, como recordar¨¢s, en la fabricaci¨®n de lo que yo llamaba catal¨¢n pop, una propuesta bastante humor¨ªstica de adecuaci¨®n a nuestra sociedad de los presupuestos est¨¦ticos del pop anglosaj¨®n. Era la ¨¦poca de aquellos retratos de Pujol vestido de Mao y pintado a la manera de Andy Warhol.
P. En tus paseos constantes por la ciudad a la hora de las croquetas, supongo que habr¨¢s llegado a ciertas conclusiones sobre el mundo del arte local.
R. Entre otras, que los artistas alternativos, no tradicionales, que utilizamos soportes raros, lo tenemos bastante mal. Y tambi¨¦n que los intentos de convertir los entornos del Macba en nuestro Soho particular han fracasado.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque no puedes crear unas infraestructuras que no interesan a la gente de la zona confiando en llenarlas con ciudadanos de la parte alta. Digamos que la gentrification no siempre sale bien. Cuando ves que el Macba est¨¢ vac¨ªo y que los musulmanes rezan en la calle porque no caben en la mezquita, descubres que lo que el barrio necesita son iglesias, no museos.
P. Tal vez deber¨ªas explicarle al alcalde ese concepto innovador.
R. No aspiro a tanto. De momento, me conformar¨¦ con aportar mi did¨¢ctico granito de arena en la escuela Eina. Con Miguel Gallardo y otra gente, vamos a dar unas clases pr¨®ximamente y, personalmente, tengo muchas ganas de decirles a los alumnos que el azul Barcelona es un color que no existe.
P. ?No te acabas de jubilar?
R. Un jubilado tiene que entretenerse con algo, ?no?
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