Isabel Allende publica 'Retrato en sepia', una novela sobre la construcci¨®n de la memoria
La obra completa una trilog¨ªa, junto a 'La casa de los esp¨ªritus' e 'Hija de la fortuna'
Cuando el 8 de enero de este a?o, como siempre en esa fecha, Isabel Allende escribi¨® la primera frase de su nueva novela, no sab¨ªa muy bien qu¨¦ iba a pasar. Menos de seis meses despu¨¦s terminaba el manuscrito de Retrato en sepia. Una obra que se sit¨²a entre los dos periodos en los que transcurren La casa de los esp¨ªritus e Hija de la fortuna. "Esta novela es un puente entre ambas y de alguna manera completa una trilog¨ªa", dijo Allende ayer en Madrid. Retrato en sepia es una novela sobre la memoria que transcurre a finales del XIX, "la ¨¦poca en que se forj¨® en Chile el car¨¢cter nacional".
Perdedores
"Cuando empiezo a escribir no tengo un plan preconcebido, s¨®lo me gu¨ªa el deseo de contar, sin un tema concreto o una estructura. As¨ª va saliendo cada personaje, como si se desprendieran desde la sombra de mi m¨¢quina de escribir". Isabel Allende (Lima, 1942) es met¨®dica y disciplinada en todo lo referente a su universo imaginario. Lo inasible se da la mano con lo pr¨¢ctico.En Retrato en sepia (Plaza y Jan¨¦s) aparecen algunos de los personajes de La casa de los esp¨ªritus e Hija de la fortuna. Sin ser una continuaci¨®n de obras anteriores, aparecen en estas p¨¢ginas personajes como Eliza Sommers y Tao Chi'en, de Hija de la fortuna, o la abuela d¨¦spota y golosa Paulina del Valle, tan humana como contradictoria. "Es un personaje inspirado en mi agente, Carmen Balcells", apunta la autora.
"Como en las otras, en esta novela la protagonista es una mujer inconformista que lucha por su independencia econ¨®mica, primero, y de ideas despu¨¦s". El tema de Retrato en sepia es la construcci¨®n de la memoria, y la protagonista indaga en su pasado para averiguar el misterio de su origen y la identidad de sus padres. Aurora del Valle es fot¨®grafa y las im¨¢genes del pasado le van dando las claves.
"A finales del XIX la fotograf¨ªa no era considerada un arte, sino un juego, y muchas mujeres se dedicaron a ella buscando im¨¢genes de la gente que las rodeaba", explic¨® ayer Isabel Allende. "Hicieron grandes retratos y tambi¨¦n se interesaron por las ciudades, los paisajes, las huelgas y movimientos sociales. Cuando la fotograf¨ªa empez¨® a considerarse un arte, se la apropiaron los hombres, como siempre, y se olvid¨® a aquellas grandes fot¨®grafas".
La familia es un eje de la narraci¨®n, aunque no una familia convencional. "No la escrib¨ª pensando en mi vida, pero me han hecho ver que tiene mucho de autobiograf¨ªa. Mi padre se fue de casa cuando yo ten¨ªa cinco a?os y, como le sucede a mi protagonista, en la familia se encargaron de borrar todo rastro de ¨¦l. Crec¨ª con el misterio de su ausencia y sin una imagen paterna".
En Retrato en sepia hay historias de amor, pasi¨®n, secretos de familia, ideas pol¨ªticas y tambi¨¦n guerra. "En la segunda mitad del siglo XIX Chile particip¨® en cinco guerras, sin contar la que libraban contra los ind¨ªgenas en el sur del pa¨ªs. Fue una ¨¦poca de afirmaci¨®n nacional en la que se forja el car¨¢cter de los chilenos, y me interesaba explicar c¨®mo se vivi¨® por dentro", dice Allende.
"Creo que es importante revisar el pasado a trav¨¦s de la ficci¨®n. Todas las novelas que se han escrito en Espa?a sobre la guerra civil han permitido a muchos repasar con detalle lo que pas¨® y todo lo que vino despu¨¦s. Siempre se requiere tiempo y distancia para poder escribir ficci¨®n sobre un acontecimiento y ahora est¨¢n empezando a aparecer, veintitantos a?os despu¨¦s, novelas y libros en Chile sobre los acontecimientos de los a?os setenta. Cuando se detuvo a Pinochet en Londres se levant¨® una tapa de plomo que cubr¨ªa nuestra historia reciente. Empez¨® a salir la verdad. No puede haber reconciliaci¨®n sobre la base del olvido", se?ala.
"Mucho m¨¢s que en los textos hist¨®ricos, escritos por los vencedores, que se limitan a los sucesos pol¨ªticos y b¨¦licos, se necesita ficci¨®n para saber c¨®mo era la gente, qu¨¦ sent¨ªa en ese momento. Adem¨¢s la novela se permite ¨¢ngulos que la historia no ve. La historia siempre nos cuenta todo en funci¨®n de los malos y los buenos. Los malos son los que pierden y los buenos los que ganan".
Isabel Allende va con los perdedores. Sus personajes son inmigrantes en Estados Unidos, chinos, suramericanos, mestizos. "Vengo de un pa¨ªs en el que se niega el mestizaje, sobre todo con los ind¨ªgenas. Nos creemos los ingleses de Am¨¦rica Latina", dice con iron¨ªa. "Hay xenofobia en todos lados, y tambi¨¦n en Europa. Cuando llegu¨¦ a Espa?a como exiliada nos llamaban sudacas. En Estados Unidos, donde vivo ahora, hay mucha m¨¢s tolerancia, est¨¢ muy mal vista cualquier expresi¨®n racista, y eso enriquece la cultura. All¨¢ me siento orgullosa de ser quien soy".Man¨ªas profesionales
Isabel Allende ha creado una serie de peque?as supersticiones para escribir. Cada 8 de enero, sin falta, escribe la primera l¨ªnea de su nueva novela. Fue un 8 de enero cuando recibi¨® la noticia de que su abuelo estaba gravemente enfermo, en que decidi¨® escribirle una larga carta que se transform¨® en La casa de los esp¨ªritus.
"Ahora para escribir necesito, sobre todo, silencio, absoluto silencio", dice. "Cuando voy a empezar un nuevo libro saco de mi habitaci¨®n todos los otros que he usado para mis obras anteriores. Es una forma de limpiar mi mente y prepararlo todo para la nueva novela. Entro a trabajar muy temprano por la ma?ana y, en un altarcito que tengo ah¨ª, enciendo una vela. Escribo hasta que la vela se apaga, unas ocho horas diarias. Reviso y corrijo mucho. No admito ninguna interrupci¨®n. No hablo de lo que escribo, porque siento que si lo hiciera se me ir¨ªa en palabras lo que deber¨ªa irse en letras.Tampoco ense?o a nadie ni una l¨ªnea hasta el final. Mi madre es la primera que lee mis novelas".
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