Farmacia y servicio al ciudadano Carmen Pe?a L¨®pez
Los farmac¨¦uticos nos hemos encontrado con un Real Decreto Ley, norma jur¨ªdica que la Constituci¨®n espa?ola reserva para casos de urgente necesidad, que afecta al actual modelo de farmacia. Nuestra respuesta de unidad manifestada en el cierre del pasado 11 de julio tuvo su origen en dos motivos. En primer lugar por la defensa de la farmacia espa?ola, que satisface las necesidades de los ciudadanos, funciona razonablemente bien y garantiza a todos los habitantes de nuestra compleja geograf¨ªa la accesibilidad al medicamento y la proximidad a una farmacia, y en segundo lugar por la imposici¨®n de unas medidas con total ausencia de di¨¢logo con el Gobierno. En ning¨²n caso nuestra actitud se ha basado en motivos econ¨®micos.Simplificar los problemas, sin querer asumir la realidad, no es buena soluci¨®n, porque a la larga todo se acaba complicando. La defensa de un modelo de farmacia est¨¢ justificada porque la salud es un derecho que nos afecta a todos. La farmacia es un establecimiento sanitario privado, pero de inter¨¦s p¨²blico, un lugar donde se dispensan medicamentos y que forma parte del Sistema Nacional de Salud. El modelo de farmacia que tenemos en Espa?a aporta una serie de ventajas al ciudadano. Hoy en d¨ªa, el 98% de la poblaci¨®n tiene una farmacia en su lugar de residencia. En muchos lugares, el farmac¨¦utico no es el profesional sanitario m¨¢s cercano a la poblaci¨®n, es que es el ¨²nico y hasta que no falte no lo echaremos de menos. La farmacia que tenemos garantiza la inmediata accesibilidad al medicamento y la igualdad de precio en todo el territorio. Ser¨ªa injusto que un analg¨¦sico le costara m¨¢s a un habitante de una aldea que al de una gran ciudad. Cada d¨ªa, sea Nochebuena o Carnaval, hay miles de farmacias de urgencia que, sin incrementar el precio, est¨¢n abiertas a cualquier hora para atender al ciudadano. Por ¨²ltimo, pero ante todo, la farmacia espa?ola ofrece la profesionalidad del farmac¨¦utico y su consejo. Una de cada cuatro personas que entran a una farmacia para adquirir un medicamento se marcha sin comprar nada, pero recibe un consejo sanitario. Esto es debido a que el farmac¨¦utico fomenta un uso racional del medicamento, nunca lo contrario.
Frente a todo esto, el Gobierno ha aprobado unas normas que introducen descuentos en los medicamentos, como si fueran una mercanc¨ªa. Se han olvidado de que en realidad son instrumentos de salud, y por tanto deben ser usados racionalmente, no se puede fomentar su consumo a trav¨¦s de pol¨ªticas de ofertas. Adem¨¢s el farmac¨¦utico no interviene en el precio de los medicamentos. En el caso de las especialidades publicitarias, ¨¦ste lo establecen los laboratorios y lo comunican a la Administraci¨®n. Y esto es as¨ª porque de otra manera podr¨ªa existir inter¨¦s en dispensar m¨¢s una especialidad que otra, en aconsejar con la que m¨¢s se gane, y esto no es as¨ª.
Hay medidas para recortar el gasto, pero no pasan por deteriorar el servicio. Los farmac¨¦uticos estamos trabajando en una correcta pol¨ªtica de gen¨¦ricos, en la implantaci¨®n de la tarjeta sanitaria, en la puesta en marcha de los equipos sanitarios multidisciplinares, en campa?as de prevenci¨®n de enfermedades y apostando por un uso racional del medicamento. La Administraci¨®n sabe que los motivos del aumento del gasto en medicamentos son, entre otros, la deficiencia en la atenci¨®n primaria, las listas de espera, el envejecimiento de la poblaci¨®n, los nuevos productos de los laboratorios que cada vez son m¨¢s eficaces pero tambi¨¦n m¨¢s caros. No se puede enga?ar a la opini¨®n p¨²blica haciendo responsable de este aumento a los farmac¨¦uticos.
Todo es mejorable, y por supuesto el actual modelo de farmacia tambi¨¦n y nuestra obligaci¨®n es trabajar en ello. Pero la pol¨ªtica del Gobierno no beneficia al ciudadano, sino a las aspiraciones de las grandes empresas de introducirse en un sector en que se vende, se dispensa. El gran capital nunca abrir¨¢ una farmacia en lugares inh¨®spitos, en barrios conflictivos o con muy baja densidad de poblaci¨®n, ni se preocupar¨¢ de un consumo racional del medicamento, sino que su m¨¢xima prioridad ser¨¢ hacer m¨¢s rentables sus inversiones.
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, Espa?a tiene el s¨¦ptimo mejor sistema sanitario del mundo y en esa calificaci¨®n el modelo de farmacia tiene su importancia puesto que es un servicio de los mejores de la sanidad. De seguir la pol¨ªtica iniciada, en los pr¨®ximos a?os, seguramente descenderemos unos cuantos puestos. Los farmac¨¦uticos estamos ofreciendo nuestra colaboraci¨®n a las autoridades sanitarias para adoptar las medidas necesarias para contener el gasto y evitar que el sistema se deteriore, pero nunca a costa del servicio que recibe el ciudadano..
Carmen Pe?a L¨®pez es secretaria general del Consejo General de Farmac¨¦uticos
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