Una fiesta desapacible
La fiesta popular de George W. Bush arranc¨® sin gran entusiasmo. El p¨²blico no falt¨®, tampoco la m¨²sica ni los carteles. Lo que fallaban eran los resultados, menos buenos de los esperados, y la temperatura.La campa?a de Bush hab¨ªa confiado en el clima benigno del centro de Tejas y dispuso las celebraciones a cielo abierto; un grave error. Despu¨¦s de llover casi todo el d¨ªa, la noche fue seca pero fr¨ªa y ventosa, muy desapacible. Los puestos de cerveza, fajitas, hot-dogs, hamburguesas y pizza se guarec¨ªan con pl¨¢sticos.
Las tres pantallas gigantes de televisi¨®n, a trav¨¦s de las cuales las 10.000 personas congregadas deb¨ªan seguir el discurso (de triunfo o de derrota) de George W., temblaban con las r¨¢fagas de viento.
Las actuaciones anunciadas no se correspond¨ªan con la fama de Austin como una de las capitales del rock sure?o. Para cerrar la fiesta, se hab¨ªa previsto un espect¨¢culo de fuegos artificiales en torno al Capitolio, que es una r¨¦plica estilizada del de Washington.
Bush s¨®lo ten¨ªa previsto comparecer cuando hubiera resultados fiables y hubiese concluido su fiesta privada.
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