Masiva manifestaci¨®n en Berl¨ªn contra el racismo y la xenofobia
Todas las fuerzas pol¨ªticas representadas en el Parlamento Federal alem¨¢n (Bundestag) participaron ayer en Berl¨ªn en una manifestaci¨®n contra la extrema derecha y el racismo que, seg¨²n los organizadores, consigui¨® movilizar a m¨¢s de 200.000 personas. Los ministerios, las instituciones oficiales e incluso el Bundestag hicieron una pausa para que funcionarios, empleados y pol¨ªticos pudieran acudir a la concentraci¨®n.
La cifra de asistentes duplic¨® las previsiones, pero se qued¨® por debajo de los 350.000 ciudadanos que hace ocho a?os, el 8 de noviembre de 1992, salieron a la calle en Berl¨ªn, de una forma mucho m¨¢s espont¨¢nea y menos organizada, para mostrar su repudio contra los atentados contra asilos de refugiados, ocurridos en Hoyeswerda y Rostock.Tres horas bien reglamentadas dur¨® ayer la marcha por el centro de Berl¨ªn. En ella se evidenciaron las fisuras que dividen a quienes marchaban los unos junto a los otros para expresar su rechazo com¨²n a la violencia contra los extranjeros, los jud¨ªos y los d¨¦biles. La Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU), el principal partido de la oposici¨®n, fue criticado tanto desde las filas de los manifestantes como desde la tribuna donde concluy¨® la manifestaci¨®n, junto a la puerta de Brandeburgo, por la defensa del concepto de leitkultur alemana, una expresi¨®n traducible por "cultura dominante" o "cultura principal".
El 9 de noviembre es una fecha con dos sentidos muy distintos en Alemania. Por una parte, se conmemora el 62? aniversario de la kristallnacht, la noche de pogromos e incendios de sinagogas que legitim¨® la violencia abierta contra los jud¨ªos. Por otra, se celebra el 11? aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
La manifestaci¨®n comenz¨® en la sinagoga de la calle de Oranienburg con una ceremonia religiosa a la que asistieron el canciller Gerhard Schr?der, el ministro del Interior, Joschka Fischer, la mayor¨ªa de los miembros del Gabinete, as¨ª como los dirigentes de la oposici¨®n, desde la presidenta de la CDU, Angela Merkel, al dirigente de Baviera, el socialcristiano Edmund Stoiber.
Desde la sinagoga, los manifestantes marcharon hacia la puerta de Brandeburgo. Muchos llevaban globos verdes con la inscripci¨®n "no a los neonazis" y pancartas, algunas de las cuales iban dirigidas contra la idea de leitkultur, propagada por el jefe del grupo parlamentario de la CDU, Friedrich Merz. "La leitkultur tiene una huella parda", se?alaba un letrero portado por un manifestante. En la fachada del Tacheles, el edificio semiderruido que se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la cultura de los okupas berlineses, colgaba una gigantesca foto de un chico moreno vestido con una camiseta y la siguiente inscripci¨®n: "Estoy orgulloso de ser alem¨¢n".
"He venido, porque el fin de semana se me revolvi¨® el est¨®mago al leer una pancarta con la inscripci¨®n 'un pueblo es una comunidad de sangre", explicaba a esta corresponsal un consejero empresarial que hab¨ªa presenciado una manifestaci¨®n del Partido Nacional Democr¨¢tico (NPD) el pasado 4 de noviembre en Berl¨ªn.
Dirigi¨¦ndose a los manifestantes desde la tribuna, el presidente federal Johannes Rau manifest¨® que la muerte de casi 100 personas en Alemania, v¨ªctima de la ultraderecha, desde 1990 es un "insulto" a todos los alemanes decentes. Los elementos xen¨®fobos en Alemania son una minor¨ªa, dijo Rau, seg¨²n el cual tal circunstancia no puede ser un consuelo, porque esa minor¨ªa no est¨¢ fuera de la sociedad. "Los delincuentes no han ca¨ªdo del cielo, son parte de nuestra sociedad, son nuestros hijos y nuestros vecinos", sentenci¨® el presidente, que invit¨® a preguntarse sobre lo que no funciona en la sociedad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.