Turbulentas elecciones en Colombia.
Las ¨²ltimas elecciones locales en Colombia -60% de abstenci¨®n- reflejan el desorden social e institucional del pa¨ªs. Si hubo un perdedor, habr¨ªa que decir que fue el Partido Conservador, al que pertenece el presidente Andr¨¦s Pastrana. Pero no puede decirse que gan¨® el Partido Liberal, su tradicional rival, derrotado ampliamente en Bogot¨¢ por el independiente Antanas Mokus, un profesor exc¨¦ntrico de origen lituano, que hab¨ªa sido ya alcalde de la capital. Tampoco gan¨® la izquierda civil, aunque logr¨® un importante paso llev¨¢ndose tres de las 30 gobernaciones. Muchos caciques electorales fueron derrotados por figuras nuevas, dos de las cuales muestran que algo est¨¢ cambiando: un limpiabotas fue elegido concejal en la otrora tradicional Bogot¨¢, y un ind¨ªgena gan¨® la gobernaci¨®n del Cauca, un departamento aristocr¨¢tico, donde los indios han sido siempre excluidos.La guerrilla permiti¨® que los comicios transcurrieran en paz, inclusive en el Departamento del Putumayo, donde hab¨ªa decretado desde hacia dos semanas un "paro armado", prohibiendo la circulaci¨®n de veh¨ªculos como respuesta a la iniciaci¨®n del Plan Colombia. Justamente en esta zona, lim¨ªtrofe con Per¨² y Ecuador, la Polic¨ªa Nacional y la DEA han intensificado la fumigaci¨®n de cultivos de coca, al tiempo que los paramilitares se trenzaban en una batalla campal con las guerrillas. El Ej¨¦rcito no ha podido recuperar el orden publico y la poblaci¨®n busca desesperadamente escapar de la guerra y salir en los pocos aviones que la aviaci¨®n militar ha logrado que aterrizaran en Puerto As¨ªs.
Al norte del pa¨ªs, en el departamento de Antioquia, las FARC han vuelto a golpear sangrientamente a las fuerzas armadas del Gobierno: 53 soldados muertos, y cuatro helic¨®pteros Black Huck -emblema del Plan Colombia- seriamente averiados. En los l¨ªmites de la zona desmilitarizada, donde se llevan a cabo las negociaciones con las FARC, otros 15 soldados han sido abatidos por los insurgentes. Con estos operativos las guerrillas han mostrado que est¨¢n preparadas y dispuestas a enfrentar la nueva fase de la guerra apoyada por EE UU y a la que, en buena hora, la UE ha hurtado el cuerpo.
Por su parte, el establishment sigue dando golpes de ciego. La ¨²ltima propuesta de la patronal consisti¨® en proponer el financiamiento de la guerrilla para que cese las hostilidades -es decir, los secuestros-, y firme la paz, iniciativa que no es sino otra forma de pedirle rendici¨®n a una fuerza que esta muy lejos de ser derrotada. Para completar el cuadro, la Corte Constitucional ha declarado nula una ley que autorizaba un incremento del salario m¨ªnimo muy por debajo de la inflaci¨®n. La patronal tild¨® al alto tribunal de "subversivo" y el Gobierno amenaz¨® con dejar cesantes a cientos de empleados p¨²blicos. Pero la Corte Constitucional, respaldada por los sindicatos, bloque¨® tambi¨¦n esta salida. En el ¨ªnterin, el Ministro de Econom¨ªa promet¨ªa una cuantiosa cifra del presupuesto a los congresistas para hacer obras sociales a cambio de que le aprobaran una nueva reforma tributaria, la tercera que el FMI impone a la administraci¨®n Pastrana. Con estas actitudes, el establishment deja en claro su poca disposici¨®n a ceder privilegios en la mesa de negociaciones, y hace pensar que, aunque en p¨²blico reclama la paz, en privado est¨¢ apostando decididamente por la guerra.
El Plan Colombia ha despertado fuertes criticas que tienen como bandera la defensa de la paz negociada. Hace poco, un sector de la llamada "sociedad civil" convoc¨® en Costa Rica una reuni¨®n con representantes de los gobiernos de la UE, EE UU, Canad¨¢, Jap¨®n, y una amplia gama de ONG colombianas e internacionales, donde se puso en evidencia que el Plan Colombia es una estrategia militar acordada entre el Gobierno de Pastrana y el de Clinton, y no una pol¨ªtica de paz de Estado.
El castigo sufrido en las elecciones por el Gobierno contribuye a disminuir el capital pol¨ªtico con que Pastrana negociaba con la guerrilla, y su mandato ha quedado sujeto -m¨¢s que nunca- a los dictados de un Washington dispuesto a llevar la guerra hasta sus ultimas consecuencias. La derrota envalenton¨® tambi¨¦n a los paramilitares, que se han rebelado contra el presidente declar¨¢ndole la guerra abierta a su pol¨ªtica de paz, y secuestrando 8 congresistas..
Alfredo Molano es periodista colombiano
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