Las nuevas estaciones
Andaluc¨ªa ser¨¢ una de las regiones m¨¢s afectadas por el cambio clim¨¢tico
Situaci¨®n de Espa?a
Las recientes inundaciones que, como consecuencia de una gota fr¨ªa, azotaron el levante espa?ol podr¨ªan agravarse en el futuro si se cumplen las previsiones de cambio clim¨¢tico que manejan los especialistas de Naciones Unidas. As¨ª lo han advertido estos d¨ªas colectivos como Ecologistas en Acci¨®n, tratando de remover las conciencias de gobiernos y ciudadanos ante la VI Conferencia de las Partes del Convenio sobre Cambio Clim¨¢tico, que se inicia hoy en La Haya (Holanda). Si lo que est¨¢ en juego es el futuro, hay que tratar, por todos los medios, que los participantes que acudan a la cita lo hagan, al menos, con las necesarias dosis de generosidad e imaginaci¨®n. La utop¨ªa, dicen los ecologistas, debe ser, en este caso, posible.En la reuni¨®n se revisar¨¢n los acuerdos suscritos en el Protocolo de Kyoto (1997), por el que 39 pa¨ªses industrializados se comprometieron a reducir las emisiones de aquellos gases causantes de alteraciones clim¨¢ticas. De forma conjunta, y tomando como referencia los vertidos efectuados en 1990, se estableci¨® una disminuci¨®n del 5,2% para el periodo 2008-2012. En el caso de la Uni¨®n Europea, la cifra se elevaba hasta el 8% y el periodo de cumplimiento se recortaba hasta 2010. A¨²n siendo un compromiso claramente insuficiente, pocos son los gobiernos que han sido fieles al mismo.
Espa?a, para no limitar su desarrollo con respecto a otros pa¨ªses del continente, era una de las naciones a las que Bruselas permiti¨® incrementar sus emisiones de gases nocivos. De esta manera se estableci¨® un umbral de crecimiento del 15% en el periodo 1990-1999. Sin embargo, este tope se ha superado ampliamente y se sit¨²a ya en el 26,8%. S¨®lo en lo que respecta al di¨®xido de carbono, principal responsable del efecto invernadero, el aumento roza el 30%, y no parece que esta tendencia se vaya a frenar en los pr¨®ximos a?os. Si las alteraciones atmosf¨¦ricas que en Kyoto plantearon los responsables del Panel Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico de Naciones Unidas ya eran pesimistas, la revisi¨®n de estas previsiones no ha hecho sino empeorar los escenarios de futuro. En 1997 se calcul¨® que, de no ponerse remedio inmediato, la temperatura media del planeta se incrementar¨ªa entre 1?C y 3,5?C en el horizonte del a?o 2100. Tres a?os despu¨¦s se sospecha que este aumento podr¨ªa llegar hasta los 5?C. En lo que se refiere al nivel del mar, se anuncia una elevaci¨®n global media de entre dos cent¨ªmetros y 10 por d¨¦cada, frente al aumento de l-2 cent¨ªmetros que se ha observado en el ¨²ltimo siglo.
Estas son, sin embargo, previsiones en t¨¦rminos planetarios, sobre las que cabe hacer profundas matizaciones al hablar de zonas o regiones concretas.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (representado en Espa?a por la asociaci¨®n ecologista Adena) pidi¨® a la Unidad de Investigaci¨®n Clim¨¢tica de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) que elaborara los escenarios de cambio clim¨¢tico previstos para la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, en los que aparece en situaci¨®n claramente desfavorable Andaluc¨ªa y, en concreto, la zona sureste. En el mejor de los casos, se?ala este informe, el calentamiento previsto para los pr¨®ximos 100 a?os ser¨¢ ligeramente mayor que el experimentado durante el ¨²ltimo siglo (1,6 ?C), y en la peor de las previsiones alcanzar¨¢ el triple de esta cifra.
Realizando un promedio anual, el trabajo de los cient¨ªficos indica que las precipitaciones disminuir¨¢n alrededor de un 5 % en el mejor de los escenarios y hasta un 15% si no se consigue una notable reducci¨®n en las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, habr¨¢ una notable diferencia entre el invierno y las otras tres estaciones, ya que el primero ser¨¢ m¨¢s h¨²medo y las restantes m¨¢s secas, sobre todo el verano.
Estas previsiones son el resultado de haber obtenido la media de diez simulaciones clim¨¢ticas, realizadas por siete laboratorios de seis pa¨ªses diferentes. En algunos casos, los diferentes modelos producen respuestas regionales diferentes, lo que da un cierto grado de incertidumbre a estos trabajos. A pesar de todo, indican los especialistas de la Universidad de East Anglia, "para el periodo invernal gran parte de los modelos muestran m¨¢s lluvias que sequ¨ªas, mientras que para el verano todos los modelos indican sequ¨ªas sobre la pen¨ªnsula Ib¨¦rica".
Do?ana en seco
Buscando un sistema ¨®ptimo, sencillo y suficientemente claro para divulgar las consecuencias de un previsible cambio clim¨¢tico en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, los responsables de Adena se decidieron por elegir un espacio (Do?ana) y una especie (el lince ib¨¦rico) e ilustrar sobre ellos las posibles consecuencias de este fen¨®meno.La progresiva desecaci¨®n que ha sufrido la comarca de Do?ana en los ¨²ltimos a?os, como consecuencia de diferentes actuaciones humanas, ha causado importantes alteraciones en sus ecosistemas, alteraciones que ahora tratan de corregirse con diferentes actuaciones de regeneraci¨®n h¨ªdrica.
Es de esperar, se?ala el informe de Adena, "una mayor desecaci¨®n de las tierras h¨²medas en la regi¨®n andaluza, debido al aumento de la temperatura y a la reducci¨®n de la precipitaci¨®n anual para la d¨¦cada de 2050", lo cual ser¨ªa especialmente grave en el caso de este espacio natural.
La altitud de las tierras de Do?ana oscila entre el nivel del mar y los 40 metros. En esa zona de la costa atl¨¢ntica el nivel del mar ha aumentado alrededor de unos 20 cent¨ªmetros durante el ¨²ltimo siglo, mientras que los escenarios previstos por los cient¨ªficos sit¨²an esta elevaci¨®n en una franja de entre 20 y 110 cent¨ªmetros para finales del pr¨®ximo siglo. Esto supone que, a medio plazo, "se ver¨¢n amenazadas aquellas ¨¢reas remanentes de tierras h¨²medas debido a la inundaci¨®n de agua salada, poniendo en peligro la supervivencia de este importante h¨¢bitat de aves migratorias".
La p¨¦rdida de manchas de matorral mediterr¨¢neo y zonas h¨²medas, en las que se localizan la mayor¨ªa de las presas del lince ib¨¦rico, afectar¨ªa a este felino, cuya poblaci¨®n es tan limitada (alrededor de 800 ejemplares en toda la pen¨ªnsula Ib¨¦rica) que cualquier alteraci¨®n, a?adida a los factores de riesgo que hoy soporta, podr¨ªa conducir a su extinci¨®n.
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