Larra?aga reconoce en el juicio que mat¨® a pu?aladas al empresario Agust¨ªn Ruiz
Koldo Larra?aga reconoci¨® ayer con absoluto aplomo en la Audiencia de Vitoria que mat¨® al empresario de tragaperras Agust¨ªn Ruiz en agosto de 1998 tras mantener una discusi¨®n al clavarle "algo punzante" reiteradamente. El juicio empez¨® y termin¨® en un solo d¨ªa por el acuerdo entre las acusaciones y la defensa, seg¨²n el cual la petici¨®n pas¨® de ser por asesinato a homicidio y la demanda de la pena fue rebajada de 35 a 20 a?os.
El jurado debe ahora decidir si declarar culpable o no del crimen del empresario a Larra?aga, pero el acuerdo entre las partes supone una concesi¨®n por parte de las acusaciones y una imposici¨®n del inculpado sobre su propio letrado. La calificaci¨®n de los hechos acordada se diferencia de la original en que se?ala que el acusado atac¨® al empresario de 74 a?os en su lonja de Vitoria el 13 de agosto de 1998 tras mantener "una discusi¨®n verbal", lo que excluye que hubiera premeditaci¨®n.Larra?aga asegur¨® con absoluto aplomo ante el tribunal que acab¨® con la vida de Ruiz clav¨¢ndole "algo punzante" en varias ocasiones. El acusado de los cr¨ªmenes de Ruiz y de la abogada Bego?a Rubio reiter¨® ante el jurado la postura de autoinculpaci¨®n que ha mantenido desde su detenci¨®n en mayo del a?o pasado, chocando con la tesis de su abogado, que defend¨ªa su inocencia. Antes de iniciarse la vista oral el letrado se?al¨® que Larra?aga act¨²a de esta manera por haber sido amenazado tanto ¨¦l como su familia.
Sereno, sin perder la compostura y con apariencia de persona equilibrada, Larra?aga se enfrent¨® ante unas acusaciones que le demandaban 35 a?os de prisi¨®n por delitos de asesinato, robo con violencia y robo en casa habitada. Un tribunal popular compuesto por seis hombres y tres mujeres que tard¨® en conformarse cerca de tres horas, y el magistrado presidente, ??igo Elizburu, pudieron comprobar c¨®mo el procesado apenas mostraba signos de nerviosismo. Los interrogatorios del fiscal y de la acusaci¨®n particular fueron breves y concisos.
En ellos reconoci¨® haber ido al almac¨¦n-oficina de Ruiz en la ma?ana del d¨ªa 13 de agosto de 1998 para "proponerle un negocio" y tras mantener con ¨¦l una discusi¨®n que deriv¨® en un forcejeo, cayeron los dos al suelo. En ese instante cogi¨® un objeto punzante. "Y se lo clav¨¦ no se cu¨¢ntas veces", explic¨® Larra?aga. A continuaci¨®n arrastr¨® el cuerpo hacia el interior de la lonja. La autopsia posterior realizada al cad¨¢ver del empresario demostr¨® que hab¨ªa recibido 45 incisiones de distinta gravedad en diferentes partes de su cuerpo.
Esta escena se desarroll¨® a lo largo de "15 o 20 minutos". En su transcurso se apropi¨® de unas llaves del domicilio de la v¨ªctima, a donde se traslad¨® en autob¨²s. All¨ª rebusc¨® en la casa hasta que dio con una caja que conten¨ªa 60.000 pesetas. El relato concluye cuando Larra?aga acude al domicilio que todav¨ªa compart¨ªa con su mujer situado en el barrio de Zaramaga -"a¨²n no hab¨ªamos iniciado los tr¨¢mites de separaci¨®n"-, y de all¨ª se marcha a Madrid, ciudad en la que fue detenido nueve meses m¨¢s tarde.
Por la tarde prestaron declaraci¨®n varios polic¨ªas y uno de los hijos de Ruiz, que fue la primera persona que encontr¨® el cad¨¢ver del anciano y que intent¨® reanimarlo.
Sin embargo, tras renunciar las acusaciones a varios testigos, entre los que se inclu¨ªan dos ex socios del detenido, uno de los cuales est¨¢ en paradero desconocido, el juicio se aceler¨® hasta la fase de conclusiones. En ella las partes destacaron su coincidencia en la calificaci¨®n de los hechos y dejaron al jurado la tarea de optar por la culpabilidad o no del detenido en los delitos de homicidio y robo en casa habitada.
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