A vueltas con la copla

Fuerza

La copla vive momentos raros. Los grandes nombres, los viejos nombres, algunos de ellos verdaderos mitos del g¨¦nero, van retir¨¢ndose o desapareciendo, sin que ninguno otro de repuesto lo veamos a su altura. Tampoco en la composici¨®n se dan personalidades como aquellos autores de leyenda que todos recordamos.Alg¨²n int¨¦rprete hay, sin embargo, con temperamento y tron¨ªo que mantienen vivas las expectativas. Es el caso de la jerezana Mar¨ªa Jos¨¦ Santiago, con dos d¨¦cadas ya en una firme trayectoria de ascenso sin pausas pero sin prisas. La copla no es un g¨¦nero f¨¢cil, aunque pueda parecerlo. Bordeando siempre un tremendismo que degenera en la espa?olada, el equilibrio en una estrecha franja reservada al arte es muchas veces cr¨ªtico.

Mar¨ªa Jos¨¦ Santiago salva los riesgos con indudable autoridad. Tiene una hermosa voz, c¨¢lida y profunda, y domina los registros sin caer en lo chill¨®n. Enfatiza el drama lo justo, pues su amplia sonrisa est¨¢ siempre a punto como remate. Pero tiene fuerza y sentido sin excesos de la emoci¨®n. El limitado espacio del escenario le impidi¨® moverse con la amplitud y el desenfado que el g¨¦nero exige, pero los problemas no pasaron de ah¨ª.Enrique Montoya, hijo de aquel inolvidable cantaor cancionero del mismo nombre desaparecido hace pocos a?os, cant¨® con poder¨ªo copla, canciones y hasta un tango americano en aire de rumba. Sobre la copla, ¨¦l mismo dijo que es dif¨ªcil a?adirle algo, porque nace ya con un acabado perfecto de peque?a joya. A las que ¨¦l cant¨® les sobr¨® precisamente lo que les puso de lirismo un tanto grandilocuente. La bien pag¨¢, por ejemplo, tiene poco que ver con la que hac¨ªa Miguel de Molina con su deje canalla.

Isabel Fayos, a quien no hab¨ªamos o¨ªdo nunca, cant¨® con gusto temas de su creaci¨®n y de otros autores, as¨ª como unas hermosas sevillanas. No es int¨¦rprete de desgarro y desmelene, pero sus canciones suelen narrar historias que le inspira la vida a su alrededor y ella plasma en m¨²sica con acierto.