Un pol¨ªtico inc¨®modo
Maquiavelo escribi¨® en El Pr¨ªncipe que es m¨¢s glorioso ser derrotado por la fuerza que por cualquier otra raz¨®n. Este aforismo describe el drama humano que vivi¨® al final de su vida Luis Lucia, dirigente de la Derecha Regional Valenciana (DRV) en la Segunda Rep¨²blica y director del Diario de Valencia entre 1912 y 1936. Lucia, nacido en 1888 en Coves de Vinrom¨¤ (La Plana Alta), fue vencido por el fanatismo de dos bandos irreconciliables, pero no por la raz¨®n de las ideas. El pol¨ªtico fue encarcelado y procesado por el gobierno republicano por ser cat¨®lico y de derechas, y condenado a muerte por los franquistas por ser dem¨®crata y no apoyar la rebeli¨®n militar.El historiador Vicent Comes analiza en su tesis doctoral la figura humana y pol¨ªtica de Luis Lucia, un l¨ªder at¨ªpico. Su trabajo ver¨¢ la luz este invierno en una editorial de Madrid, pero los valencianos podr¨¢n leer m¨¢s pronto algunas de sus conclusiones. La Diputaci¨®n de Valencia acaba de reeditar en la colecci¨®n Estudi General-Textos Valencians un libro escrito por Lucia en 1929, titulado En estas horas de transici¨®n, con una introducci¨®n biogr¨¢fica y an¨¢lisis hist¨®rico de Comes. Esta obra es la base ideol¨®gica de la DRV, un partido cat¨®lico y regionalista creado en 1930 por Lucia, quien fue adem¨¢s vicepresidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Derechas Aut¨®nomas (CEDA) de Gil Robles.
El estudio de Comes no s¨®lo permite comprender los a?os de la vida pol¨ªtica valenciana de entreguerras a trav¨¦s de la biograf¨ªa de Lucia, sino tambi¨¦n desentra?ar algunas facetas poco conocidas del carlismo valenciano y del n¨²cleo dirigente de la CEDA. Para ello ha consultado numerosas fuentes, algunas de ellas in¨¦ditas hasta la fecha, como el sumario de los procesos que instruyeron contra Lucia la Rep¨²blica y el franquismo. Tambi¨¦n ha sido decisivo el an¨¢lisis hemerogr¨¢fico del Diario de Valencia y de la correspondencia privada de Lucia (m¨¢s de 1.000 cartas) que mantuvo durante su cautiverio, as¨ª como la consulta de los archivos de su familia y del dirigente de la CEDA Gim¨¦nez Fern¨¢ndez.
Frente a alguna historiograf¨ªa, Comes apunta que Lucia no apoy¨® el golpe militar del 18 de julio y que se mantuvo fiel a la Rep¨²blica, a pesar de que un sector de la DRV defendi¨® la sublevaci¨®n. "Lucia vivi¨® una profunda evoluci¨®n ideol¨®gica; de carlista tradicionalista a ideas socialcat¨®licas democr¨¢ticas y a aceptar el juego parlamentario republicano", afirma Comes. De hecho, En estas horas de transici¨®n explica el papel que deb¨ªa jugar la derecha valenciana despu¨¦s de la dictadura de Primo de Rivera. "Lucia defiende el intervencionismo de los cat¨®licos en la pol¨ªtica dentro del marco democr¨¢tico, como estrategia para controlar la modernizaci¨®n de la sociedad", apunta el historiador.
Estas ideas las reforz¨® en el Diario de Valencia, desde cuyas p¨¢ginas intent¨® convencer a sus correligionarios para que acataran la Rep¨²blica porque "la hab¨ªan tra¨ªdo las urnas". Mantuvo tambi¨¦n sus convicciones en la CEDA, donde choc¨® con el sector duro de Gil Robles, y como diputado en las Cortes republicanas y ministro de Comunicaci¨®n en 1935.
Pero la guerra trunc¨® sus aspiraciones pol¨ªticas. "El golpe militar oblig¨® a Lucia a esconderse en El Maestrat para evitar represalias de la izquierda radical, ello a pesar de que el 18 de julio hab¨ªa enviado al ministro de la Gobernaci¨®n un telegrama de adhesi¨®n a la Rep¨²blica y de condena a la rebeli¨®n", a?ade Comes. Meses despu¨¦s, en febrero de 1937, fue detenido por los anarquistas y empez¨® as¨ª su calvario por las c¨¢rceles republicanas y nacionales de Valencia y Barcelona.
Paradojas de la historia, el citado telegrama sirvi¨® como prueba de defensa o de acusaci¨®n en los dos procesos. Gracias a la mediaci¨®n del arzobispo de Valencia, Prudencio Melo, Franco le conmut¨® la condena a muerte por 30 a?os de prisi¨®n, y dos a?os despu¨¦s lo confin¨® en Mallorca. Enfermo, Lucia fue trasladado en 1943 a Valencia donde muri¨® olvidado, v¨ªctima del desprecio de vencedores y vencidos, como sucedi¨® con otros pol¨ªticos moderados que no lucharon en ninguno de los dos bandos, sector que Paul Preston denomina "la tercera Espa?a" de la guerra civil.
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