El cantar de los cantares
Podr¨ªa haber encabezado este paseo con un corrido, porque tambi¨¦n se puede correr paseando, o viceversa, pero no s¨¦ si es eso o ranchera. Quiz¨¢s ustedes lo sepan, tiene un estribillo que dice "con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley". ?No caen? Ah¨ª va otra pista: "pero sigo siendo el rei", perd¨®n, el rey. He dicho que podr¨ªa, pero no estoy seguro de querer hacerlo porque me gustar¨ªa hablarles del absurdo y en ese sonsonete no lo hay, s¨®lo hay prepotencia, matonismo, abyecci¨®n y miseria moral. De modo que casi voy a empezar de nuevo. Probar¨¦ con algo que venga mejor tra¨ªdo. ?Qu¨¦ tal "y volver¨¦ a decirte las mismas cosas que te dec¨ªa, Maitetxu m¨ªa, Maitetxu m¨ªa"?Hemos sabido hace poco gracias a una encuesta, que es la manera que tenemos de saber lo que los dem¨¢s saben con nosotros, algo muy importante: el 76% de los vascos no creen que en Euskadi haya democracia plena. Dicho as¨ª es como para quedarse helado, porque parecer¨ªa que nos hemos suscrito todos a la teor¨ªa de los d¨¦ficits democr¨¢ticos enarbolada desde siempre por los m¨¢s cantarines. Un vistazo a las cifras basta para deshacer el entuerto, pero no para borrar el hecho de que se trate de una cuesti¨®n mal planteada. Cuando se habla de deficiencias democr¨¢ticas se suele hacer para se?alar que hay un Estado, el que sea, que no est¨¢ integrado plenamente en la democracia, pero nunca para poner de manifiesto la circunstancia de que haya una serie de ciudadanos que est¨¦n coartando las libertades de los dem¨¢s, por no decir de la inmensa mayor¨ªa.
Y ya est¨¢ el zortziko montado. Porque resulta que, seg¨²n la encuesta, son aquellos que cacarean la consigna de los d¨¦ficits democr¨¢ticos hasta el punto de hacerla piedra angular de la casa que quieren para algunos vascos los que est¨¢n firmemente convencidos de que en Euskadi hay democracia, de que est¨¢ garantizada la seguridad de las personas y de que no hay nadie que tenga que abandonar Euskadi por miedo, o igual era por medio, por medio de un ata¨²d. ?D¨®nde est¨¢, pues, la guerra? ?D¨®nde las fuerzas de ocupaci¨®n? ?D¨®nde esa necesidad de democracia para que al fin Euskal Herria pueda expresar su palabra? ?D¨®nde ese amordazamiento de la opini¨®n abertzale, d¨®nde la persecuci¨®n y el hostigamiento, d¨®nde el genocidio de los vascos de verdad, digo, verdaderos? ?Contra qu¨¦ hay que desobedecer? ?Qu¨¦ tiran¨ªa hay que derribar?
En cambio, quienes est¨¢n seguros de que el Estado de derecho garantiza plenamente la democracia -en una din¨¢mica, seguro, perfectible pero sin fisuras- han de admitir que viven sin poder expresar libremente sus opiniones, sin poder reunirse ni manifestarse. Todo ello por culpa precisamente de aquellos que necesitan realizar un esfuerzo ret¨®rico continuo para convencerse de que no es verdad lo que est¨¢n viviendo, la democracia, sino que tienen que aspirar a... la democracia. El mundo al rev¨¦s, vaya, pero con un matiz: quienes se entregan a tan disparatada retorsi¨®n ret¨®rica no son coartados ni impedidos por nadie, mucho menos por quienes padecen sus atropellos, de modo que pueden seguir entregados al victimismo y a la cuadratura del c¨ªrculomientras retuercen el pa?ol¨®n ret¨®rico para escurrirle hasta el ¨²ltimo discrepante.
Y entonces ya empieza a desvanecerse el absurdo. Porque, si est¨¢n persuadidos de que disfrutan plenamente de una democracia -no s¨®lo no se sienten impelidos a marcharse sino que ni siquiera entienden que alguien pueda verse compelido a hacerlo-, entonces la coletilla vasca- quieren una "democracia vasca"- no le a?adir¨ªa democr¨¢ticamente nada a la democracia, por lo que ser¨ªa un soplo, un mero flatus vocis. A menos que con la voz vasca venga lo que anunci¨¢bamos m¨¢s arriba: una democracia reservada a unos pocos. Por lo que nos hallar¨ªamos menos ante una cuesti¨®n de ingenier¨ªa l¨¦xica que ante una cuesti¨®n de ingenier¨ªa gen¨¦tica. Por no decir ¨¦tnica y no ensuciar la pluma mencionando la limpieza. Y como eso suena a fin, me gustar¨ªa despedirme como empec¨¦, aunque no con un corrido sino con una bilbainada: "Suelta el remo que me altera tu manera de bogar". ?O era el r¨®mulo?
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