Algo m¨¢s que estancamiento
Sin lugar a dudas y con todo merecimiento, la publicaci¨®n de mayor prestigio en nustro pa¨ªs sobre el Estado de las Autonom¨ªas es el anuario que publica la Fundaci¨®n Pi i Su?er, elaborado por especialistas en Derecho P¨²blico de todas las Comunidades Aut¨®nomas. En la presentaci¨®n del Informe del a?o 2000, tanto en la presentaci¨®n escrita como en la oral en el Senado, el director de la publicaci¨®n, Joaqu¨ªn Tornos, catedr¨¢tico de la Universidad de Barcelona, llam¨® la atenci¨®n sobre el frenazo que se hab¨ªa producido a lo largo de esta ¨²ltima legislatura en la construcci¨®n del Estado auton¨®mico. Nadie discute, dice el profesor Tornos, que el Estado auton¨®mico est¨¢ consolidado y que es una realidad potente, cuya supervivencia no est¨¢ en peligro, pero hay s¨ªntomas de estancamiento, que pueden ser indicadores de problemas de cara al futuro. En pol¨ªtica cuando no se avanza no se queda uno en el sitio en que est¨¢, sino que retrocede. Y esto es, posiblemente, lo que est¨¢ ocurriendo con nuestro Estado Auton¨®mico en estos momentos.Basta recordar como bot¨®n de muestra de dicho estancamiento que el debate sobre el Estado de las Autonom¨ªas que se puso en marcha en el Senado en la legislatura de 1993 a 1996, con la participaci¨®n de los presidentes de las comunidades aut¨®nomas, no se celebra desde marzo de 1997 y que se ha paralizado por completo el debate sobre la reforma del Senado, que es, con mucha diferencia, la asignatura pendiente de mayor entidad desde un punto de vista institucional en el sistema pol¨ªtico espa?ol.
Coincido plenamente con el diagn¨®stico que en el Informe se formula, aunque creo que se queda un poco corto. En mi opini¨®n, estamos no s¨®lo ante un estancamiento institucional, sino ante un retroceso pol¨ªtico. El deterioro en las relaciones entre el Gobierno de la naci¨®n y los Gobiernos de varias comunidades aut¨®nomas est¨¢ alcanzando un nivel desconocido en el pasado.
Obviamente, en el Pa¨ªs Vasco es donde se plantean los problemas de mayor entidad. Hay una ruptura de relaciones, que est¨¢ acabando incluso en los tribunales de justicia. En este momento hay dos querellas admitidas a tr¨¢mite por la Audiencia Nacional del Gobierno vasco contra el Delegado del Gobierno, Enrique Villar, por haber afirmado expresamente en un programa de CNN+ que, aunque el Ministerio de Interior deber¨ªa compartir informaci¨®n con el Gobierno vasco en materia antiterrorista, no se compart¨ªa por la connivencia de dicho Gobierno con los propios terroristas. Y sin llegar a los tribunales, ha habido denuncias p¨²blicas por parte del presidente del Parlamento, Juan Mar¨ªa Atutxa, de que la polic¨ªa no transmiti¨® a la Mesa del Parlamento vasco informaci¨®n sobre la documentaci¨®n incautada a ETA relativa al parlamentario socialista Fernando Buesa en el interior del propio Parlamento, lo que impidi¨® que se hubiera podido utilizar el material de las c¨¢maras del propio Parlamento para la identificaci¨®n de los terroristas o de sus colaboradores que hab¨ªan obtenido dicha informaci¨®n.
Pero m¨¢s expresiva del deterioro sea tal vez la ruptura de la lealtad constitucional por parte del Gobierno de la naci¨®n con los de otras comunidades aut¨®nomas distintas de la vasca. El presidente de la comunidad de Arag¨®n, Marcelino Iglesias, protest¨® expresamente por no haber recibido informaci¨®n de ning¨²n tipo sobre la posible actuaci¨®n de ETA en su comunidad aut¨®noma, una vez que se tuvo conocimiento de que se hab¨ªa tenido en el punto de mira al alcalde de Zaragoza. Y en esta misma semana ha tenido que volver a protestar por la negativa de RTVE de aceptar difundir una campa?a institucional del Gobierno d Arag¨®n sobre el Plan Hidrol¨®gico Nacional. ?C¨®mo se puede negar informaci¨®n al presidente de una comunidad en materia antiterrorista y c¨®mo puede una radiotelevisi¨®n p¨²blica negarse a emitir una campa?a institucional del Gobierno de la comunidad que m¨¢s se ve afectada por una medida de la importancia del Plan Hidrol¨®gico? La negativa ha sido recurrida ante los tribunales, dando un paso m¨¢s en esa judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, que todo el mundo dice no querer.
Pero, como casi siempre, es en Andaluc¨ªa donde la desconfianza se manifiesta con mayor intensidad. Ah¨ª est¨¢ el caso del submarino Tireles como bot¨®n de muestra.
Es dif¨ªcil encontrar un caso de mayor deslealtad que el que est¨¢ protagonizando el Gobierno de la naci¨®n respecto del Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa y de los gobiernos municipales de la zona. En un caso como este el Gobierno andaluz deber¨ªa disponer de toda la informaci¨®n de que dispone el Gobierno de la naci¨®n. Y los alcaldes deber¨ªan haber sido recibidos expresamente por el presidente del Gobierno, no s¨®lo para ser informados directamente por ¨¦ste, sino adem¨¢s para poder trasladarle directamente la opini¨®n de los habitantes de la zona afectada.
Nadie discute que estamos ante una cuesti¨®n de competencia estatal y que ¨²nicamente el Gobierno de la naci¨®n puede tomar una decisi¨®n al respecto. Pero en esa decisi¨®n tendr¨ªa que ser tomada expresamente en consideraci¨®n la opini¨®n del Gobierno aut¨®nomo y de los gobierno municipales que se van a ver m¨¢s directamente afectados por ella. El desprecio con que el Gobierno est¨¢ tratando a las instituciones andaluzas resulta sencillamente escandaloso.
El Estado auton¨®mico es un edificio muy complejo, que necesita no solamente un andamiaje institucional que tiene que estar siendo puesto a punto de manera permanente, sino que requiere adem¨¢s una dosis de lealtad constitucional importante por todas las partes que la integran. Las competencias del Estado y de las comunidades aut¨®nomas tienen que ser ejercidas de buena fe, m¨¢xime cuando lo normal es que el Gobierno de la naci¨®n sea de un color pol¨ªtico distinto al de los de varias comunidades aut¨®nomasNi el Gobierno del Estado ni los de las comunidades aut¨®nomas pueden perder de vista que todos forman parte del mismo sistema pol¨ªtico y que el todo no va a funcionar bien si no funcionan bien las partes y a la inversa. Esto es algo que cada d¨ªa se est¨¢ olvidando m¨¢s.
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