La dif¨ªcil sustituci¨®n de las harinas animales
Unas 80 empresas espa?olas que se dedican al reciclado de despojos animales pueden verse en un aprieto si el Gobierno espa?ol sigue el ejemplo de los cuatro pa¨ªses europeos que han prohibido el uso de harinas c¨¢rnicas para la alimentaci¨®n de todo tipo de especies destinadas al consumo humano y no s¨®lo para rumiantes como ya sucede desde 1994 tras destarse la crisis de las vacas locas. El propio ministro de Agricultura afirm¨® el pasado viernes en Bruselas que. si Francia avala su decisi¨®n de prohibir las harinas con estudios cient¨ªficos "en Espa?a se tomar¨ªan disposiciones similares".Salvo que encarecer¨ªa el producto, no ser¨ªa un problema sustituir las prote¨ªnas animales por otras de or¨ªgen vegetal, dice la patronal de fabricantes de piensos CESFAC. S¨ª lo ser¨ªa, y gordo, buscar una salida a los m¨¢s de 1.000 millones de toneladas de despojos c¨¢rnicos que se producen cada a?o en los mataderos espa?oles y que la Administraci¨®n insiste en que est¨¢n bajo control.
Con los millones de toneladas de restos se producen al a?o unas 400.00 toneladas de harinas c¨¢rnicas destinadas a aves, cerdos y animales de compa?¨ªa. Tambi¨¦n se obtienen sebos que s¨ª pueden incluirse en la dieta del ganado vacuno. Las harinas nunca suponen m¨¢s del 10% del componente de un pienso.
Acorralada por varios casos de personas enfermas, Francia discute estos d¨ªas c¨®mo afrontar la destrucci¨®n de las harinas c¨¢rnicas que ha comprometido. Bien saben lo complicado que es las autoridades brit¨¢nicas que desde 1996, a?o en que se adelantaron a esta prohibici¨®n, llevan destruidas s¨®lo 110.200 toneladas, seg¨²n recogi¨® el pasado mi¨¦rcoles el Financial Times. Es m¨¢s, calculan que en el 2002 s¨®lo habr¨¢n conseguido eliminar el 60% de la producci¨®n, a causa de las dificultades que entra?a la ubicaci¨®n de plantas de incineraci¨®n seguras. El Reino Unido lleva invertida en esta tarea la astron¨®mica cifra de 918 millones de d¨®lares ( unos 180.000 millones de pesetas). Por eso entienden que Francia subestima sus costes cifrados en 650 millones de d¨®lares (unos 127.000 millones de pesetas).
Las empresas espa?olas relacionadas con el sector, tanto las que reciclan los despojos como las fabricantes de piensos insisten en que en estos momentos no hay una base t¨¦cnica para adoptar una prohibici¨®n total de las harinas. "Esto va en contra del conocimiento cient¨ªfico", opina Antonio Sancho, fabricante de piensos. Y recuerda que a¨²n no est¨¢ demostrado el riesgo sanitario de la alimentaci¨®n con harinas para otras especies animales distintas a los rumiantes. "Lo que ha hecho Francia es la soluci¨®n de cortar por la calle de enmedio cuando no se sabe qu¨¦ hacer. No sabemos cu¨¢l es el origen para atacarlo y cuando no se sabe, lo m¨¢s simple es prohibirlo todo. Esta soluci¨®n agrava el problema", subraya Sancho.
Para el presidente de CESFAC, Alfonso Encinas, el problema tiene otra vertiente. "Si tuvi¨¦semos que diseminar en el ambiente los millones de toneladas de despojos que se producen cada a?o estar¨ªamos provocando una grave contaminaci¨®n en el medio ambiente por la liberaci¨®n de dioxinas y otros contaminantes que se liberan con la incineraci¨®n. Lo que queremos es que cada d¨ªa haya m¨¢s controles y m¨¢s rigurosos por parte de la Administraci¨®n", afirma.
Hasta el pasado primero de octubre, las empresas de reciclado de despojos pod¨ªan utilizar todos los restos animales siempre que fueran de origen espa?ol. Pero a partir de esta fecha est¨¢n obligadas a separar las partes consideradas susceptibles de transmitir la encefalopat¨ªa espongiforme bovina como son cabeza, bazo y m¨¦dula espinal. Son los llamados productos MER (materiales espec¨ªficos de riesgo) que seg¨²n explica el director general de Agricultura de la Comunidad de Madrid, Javier D¨ªaz Ca?ete, de momento "se est¨¢n llevando a unas plantas de tratamiento donde se convierten en productos inertes que posteriormente se depositan en un vertedero controlado".
S¨®lo en Madrid, el volumen de MER puede rondar las 10.000 toneladas al a?o, calcula Garc¨ªa Ca?ete, si bien una vez desnaturalizadas puede reducirse al un tercio.
La crisis de las vacas locas ha descubierto al fin a los europeos que los rumiantes suelen ser vegetarianos y que los pollos de motu propio no comen ni pescado ni a sus parientes. Durante a?os, los animales que comemos han estado sometidos a una alimentaci¨®n canibal en forma de harinas que ha permitido abaratar el precio final del producto y hacerlo mucho m¨¢s accesible a todos los bolsillos. El coste sanitario, sin embargo, ha sido alto.
El proceso de producci¨®n de harinas c¨¢rnicas es simple. Una vez separadas las partes nobles de los animales destinadas al consumo, unas empresas especializadas recogen los restos de los mataderos para reciclarlos en subproductos. La mayor parte, unas 400.000 toneladas al a?o, son harinas destinadas a la alimentaci¨®n de aves, cerdos y animales de compa?¨ªa. En toda la UE est¨¢ prohibido su uso para rumiantes desde 1994.
Las empresas de reciclaje realizan una recogida diaria tanto en mataderos como en comercios minoristas, explica Valent¨ªn Garc¨ªa, responsable de una de ellas situada en la localidad madrile?a de Arganda. El producto se tritura hasta lograr part¨ªculas menores de 50 mil¨ªmetros que se trasladan a m¨¢quinas digestoras. Un tratamiento a base de calor esteriliza los restos y evac¨²a la humedad de forma que se obtiene, por un lado la grasa y por otro la harina de carne.
Las empresas de reciclado tienen prohibido por ley vender su producci¨®n directamente al ganadero. Se hace a trav¨¦s de las industrias del pienso que mezclan los compuestos seg¨²n las necesidades de cada especie. Por ejemplo, una dieta est¨¢ndar de una gallina ponedora puede contener una mezcla de ma¨ªz, trigo duro, harina de carne, gluten, harina de soja, metionina, sal com¨²n, fosfatos y carbonatos; la de un ternero de engorde incluye ma¨ªz, cebada cervecera, gluten, harina de soja, sal, fosfatos, melaza de remolacha, grasa animal, adem¨¢s de vitaminas y minerales. La Uni¨®n Europea permite hasta 15.000 materias primas en la composici¨®n de los piensos. En Espa?a se suelen utilizar entre 100 y 150, seg¨²n los productores.
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