La feria Paris Photo altera el mercado del arte al alcanzar cifras millonarias
Los coleccionistas prefieren im¨¢genes sobre el cuerpo humano y la arquitectura
La cuarta edici¨®n del sal¨®n Paris Photo, celebrada este fin de semana, ha servido para confirmar la importancia que ha cobrado el coleccionismo fotogr¨¢fico. Un total de 93 galer¨ªas, 23 de las cuales se presentan por vez primera, han visto c¨®mo desfilaban por sus pabellones, en el plazo de cuatro d¨ªas, m¨¢s de 40.000 personas y c¨®mo las ventas superaban los 1.500 millones de pesetas que ya sorprendieron en 1999. La fotograf¨ªa es una obra de arte, y los coleccionistas acuden con la facilidad de la alta cotizaci¨®n del d¨®lar. En las galer¨ªas se ofrecen sobre todo im¨¢genes relacionadas con el cuerpo y la arquitectura.
Vanguardias
La euforia que vive el mercado de la foto se explica por diversas razones: los artistas contempor¨¢neos privilegian el v¨ªdeo o la instalaci¨®n, y eso hace que sus objetos no sean interesantes para la gran mayor¨ªa de particulares, Estados Unidos y Gran Breta?a -pa¨ªses l¨ªderes en coleccionismo- se benefician de la alta cotizaci¨®n de su moneda respecto al euro, y la llamada net-econom¨ªa ha creado inversores a los que no les inquieta que la foto sea un arte mec¨¢nico y m¨²ltiple.Un total de 16 galer¨ªas estadounidenses y seis brit¨¢nicas han participado en una muestra a la que tambi¨¦n han acudido tres espa?olas -galer¨ªa Juana de Aizpuru, Kowasa Gallery y Palma Dotze- y que ha permitido constatar un cierto predominio de las fotos dedicadas a la arquitectura o al cuerpo humano.
Valor hist¨®rico
La ciudad y la transformaci¨®n del paisaje por obra del hombre han captado el inter¨¦s de los objetivos de la misma manera que unos cuerpos son a menudo objeto de troceamiento visual y pr¨¢cticas que se asocian con el universo sadomasoquista. Princesas impolutas y vestidas de blanco impecables aparecen junto a andr¨®ginos igualmente n¨ªveos y maquillados, pero en ambos casos hay manchas de sangre y heridas en carne viva que hacen m¨¢s grotescas sus sonrisas hier¨¢ticas.
Las chicas maniatadas, amordazadas o decapitadas por el encuadre se ofrecen a la mirada del visitante como antes lo hicieron a la del artista-voyeur y exhibicionista. En unos casos, como el de Annie Leibotvitz, la cuidada textura de la imagen aporta una dimensi¨®n pict¨®rica que contrasta con el naturismo gimn¨¢stico de un Raoul Hausmann.
Las vanguardias hist¨®ricas est¨¢n muy bien representadas por una colecci¨®n de fotomontajes de El Lissitzky o Rodchenko, los grandes nombres del reportaje -Capa, Klein, Brassa?, Ronis, Riboud, Cartier-Bresson, Kert¨¦sz y otros- tambi¨¦n.Los retratistas actuales, de Bettina Rheims a Diane Arbus, pasando por el provocador Ali Mahdavi, ocupan tanto espacio como los cl¨¢sicos del g¨¦nero, mientras los poemas visuales de un Perejaume contin¨²an los de Brossa y entroncan a su manera con los de Man Ray.
Paris Photo acoge tambi¨¦n un gran n¨²mero de im¨¢genes en las que tiene un gran peso su valor hist¨®rico. Gustave le Gray -una de sus fotos, de 1857, se vendi¨®, el a?o pasado, por unos 120 millones de pesetas-, August Sander, el infatigable Eug¨¨ne Atget, Ber¨¦nice Abbott, Giacomo Caneva, Paul Nadar o Robert MacPherson son algunos de los pioneros de la c¨¢mara presentes en el sal¨®n.
En el transcurso de los a?os noventa, los fot¨®grafos que han visto m¨¢s cotizada su obra han sido precisamente ellos. En la lista de los diez que han sido objeto de ventas m¨¢s importantes, encabezada por Man Ray, s¨®lo figuran dos fot¨®grafos nacidos despu¨¦s de la I Guerra Mundial, y s¨®lo uno de ellos, Cindy Sherman, sigue vivo, como si el poder de fijar el instante, de eternizar el momento, tan caracter¨ªstico y mortuorio de la fotograf¨ªa, desti?ese sobre las propias obras, que necesitan ver desaparecer a sus autores para ser definitivas. El diario The New York Times ha puesto en venta en Par¨ªs algunas de las im¨¢genes que guarda en su archivo. Se trata de fotos de Cartier-Bresson, Brassai o Dotothea Lange, entre otros, y sus precios oscilan entre las 150.000 y los cuatro millones de pesetas.
Algunos de los autores han protestado al estimar que el peri¨®dico no era propietario de la obra, sino que s¨®lo ten¨ªa derecho a reproducirla en sus p¨¢ginas. El rotativo sostiene por su parte que los cinco millones de fotos que guarda en sus archivos son suyas y que el hecho mismo de que el fot¨®grafo no las reclamase antes prueba la legitimidad de su propiedad.
El conflicto nace del cambio de estatuto de la imagen, que de ser un documento con valor informativo ha pasado a ser una obra de arte.
"Con el tiempo nuestras fotos han adquirido un valor hist¨®rico y, desde hace tres a?os, un valor de mercado", explicaba al diario Le Monde Nancy Lee, la responsable de la explotaci¨®n de esos fondos fotogr¨¢ficos de The New York Times.Su referencia temporal tiene en cuenta que 300 im¨¢genes de los citados fondos fueron expuestas en 1996 en el museo de arte moderno de la ciudad estadounidense. La noci¨®n de derecho de autor, cara a la legislaci¨®n francesa, no tiene equivalente en Estados Unidos, no es dif¨ªcil imaginar que las ventas efectuadas en la feria de Paris Photo de ese patrimonio en discusi¨®n van a acabar cuestionadas ante los tribunales.
El sal¨®n ha dedicado parte de su espacio a homenajear a algunas empresas que tienen importantes colecciones de fotos: la productora cinematogr¨¢fica Premi¨¨re Heure, el grupo asegurador y financiero holand¨¦s ABN AMOR, la sociedad especializada en el sector del lujo Cartier, que a trav¨¦s de su fundaci¨®n ha reunido un total de 620 obras, o el banco franc¨¦s CCF, que lleva a?os encargando reportajes a fot¨®grafos reputados o adquiriendo las obras premiadas, a trav¨¦s de un concurso, por su propia fundaci¨®n.
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