LA HISTORIA DE LA VIEJA TROVA

En el verano de 1994, cinco viejitos cubanos aterrizaban por primera vez en el aeropuerto de Barajas para actuar en la Casa de Am¨¦rica. Eran Pancho Cobas, Reinaldo Creagh, Arist¨®teles Limonta, Amado Machado y Reinaldo Hierrezuelo. La m¨²sica de la isla todav¨ªa no se hab¨ªa puesto de moda en Espa?a pero, al poco tiempo, el nombre de la Vieja Trova Santiaguera estaba en boca de todos y el hotel Asturias se convert¨ªa en su hogar en Madrid. Su historia, con las jugosas y enternecedoras an¨¦cdotas que cuenta Manuel Dom¨ªnguez -el hombre que apost¨® por ellos desde el sello Nubenegra-, adem¨¢s de poderosos autorretratos de los m¨²sicos, se puede leer ahora en el libreto de Pura Trova, un cuidado estuche con dos discos compactos. El primero contiene 12 de las canciones m¨¢s populares, extra¨ªdas de sus tres primeros discos; el segundo, en cambio, ofrece grabaciones in¨¦ditas en directo y algunas rarezas de estos soneros que, a principios de los noventa, ya jubilados, segu¨ªan descargando en La Casa de La Trova, de Santiago de Cuba, y que en un tris estuvieron de llamarse -cuesti¨®n comercial- Amigos de Mach¨ªn. Ya lo cantan ellos: ?C¨®mo cambian los tiempos, Venancio!-