Las orejas de los mansos

Esta accidentada corrida dur¨® tres horas y cuarenta y cinco minutos por una tormenta que azot¨® a partir del segundo toro.La persistencia da buenos resultados y, a base de insistir y utilizar sus recursos t¨¦cnicos, El Tato logr¨® hacer que un inv¨¢lido le embistiera. A este astado, que hac¨ªa quinto, lo salud¨® con aseadas ver¨®nicas. Al tratar de muletearlo, el adversario empez¨® prob¨®n y se quedaba corto. El diestro no se desesper¨® y, d¨¢ndole distancia, lo sigui¨® consintiendo hasta que el manso se fij¨® en el enga?o; luego hizo medio recorrido y acab¨® por hacer el viaje completo. En ese momento, El Tato lo embarc¨® y, sin quitarle la muleta, inici¨® su incre¨ªble faena con pases de trazo m¨¢s largo y acab¨® ligando redondos y naturales. Dej¨® el acero hasta los gavilanes.

El tardo segundo tres veces escupi¨® la puya, por lo que debi¨® ser devuelto. El Tato, pese a que se enfrent¨® al calamocheo y al diluvio, le aguant¨® templados redondos, pero no pudo continuar porque el toro se resbalaba.

Con quietud capote¨® Alfredo Guti¨¦rrez al ¨¢spero ¨²ltimo. A base de estar en la cara y de aguantarle las bruscas arrancadas, le enjaret¨® apresurados naturales. Los derrotes le rozaban la taleguilla, pero el joven espada no se inmut¨® y sigui¨® batallando con la fiereza del ejemplar. Un estoconazo le hizo rodar sin puntilla.

El tercero, un rat¨®n, se corri¨® bajo la fuerte lluvia y Guti¨¦rrez s¨®lo tuvo detalles pues el burel se resbal¨® infinidad de veces con lo fangoso del piso.

La voluntad de Mario del Olmo se estrell¨® ante el bronco primero. Al cuarto, que desarroll¨® peligro, le tore¨® series de limpios naturales.

Por el estado del ruedo, Andy Cartagena s¨®lo rejone¨® a su primero. En los rejones de castigo y en los de muerte anduvo desacertado pero emocion¨® con tres espectaculares largas al quiebro, los rocetes y la banderilla de viol¨ªn.