Es hora de tomar la palabra
La primera reacci¨®n es el silencio.Ante el horror, uno piensa que lo mejor es callar.
Dejar que el dolor arraigue y se convierta por s¨ª solo en respuesta total, absoluta, indiscutible.
Pero despu¨¦s, poco a poco, se impone la voluntad y la raz¨®n.
Es preciso construir la respuesta necesaria y hacerla expl¨ªcita, compartida, com¨²n. Ya no se trata, tan s¨®lo, de formular propuestas pol¨ªticas e institucionales que son obvias, pero que pueden llegar a parecer vac¨ªas de tan repetidas: unidad de los dem¨®cratas, di¨¢logo, gobiernos responsables que sumen fuerzas y que unan a los ciudadanos en lugar de dividirlos...
La mejor forma de respetar la memoria de Ernest Lluch es repetir, multiplicado por diez, por cien, por mil, lo que ¨¦l hac¨ªa, quiz¨¢s demasiado solo, cada d¨ªa: ejercer de ciudadano, correr el riesgo de pensar, de querer entender... Y tambi¨¦n el riesgo de estar presente donde tocaba estar. De explicar lo que pensaba. De convertir la sabidur¨ªa acumulada en propuestas ¨²tiles para hoy y para ma?ana.
Ernest nunca call¨®. Sabio, s¨ª, pero incansable tambi¨¦n. Inteligente, con un humor agudo y certero. Anteayer por la ma?ana defendi¨® en Radio Euskadi sus posiciones de siempre: firmeza, di¨¢logo, generosidad, interpretaci¨®n positiva de la Constituci¨®n, todo ello buscando las ra¨ªces hist¨®ricas que nos habr¨ªan de permitir edificar la paz.
?sta es la lecci¨®n, el encargo que hemos recibido de Ernest: buscar dentro de nosotros y explicar lo que encontramos. Transformar los sentimientos en razones, y las razones, en propuestas. Y as¨ª todos, gobernantes y partidos pol¨ªticos en primer t¨¦rmino, pero tambi¨¦n todos y cada uno de nosotros, ciudadanos de ojos abiertos, o¨ªdo fino y lengua habladora. Ojos, o¨ªdo y lengua para ir, estar, para escuchar y para hablar al pueblo vasco. A todos juntos y a cada uno. A los nacionalistas, a los progresistas, a los conservadores, a los independentistas, incluso a los que practican o justifican la violencia. Especialmente a estos ¨²ltimos.
Para decirles bien claro que no aceptamos el miedo ni la muerte como norma de vida. Para pedirles el coraje de ser libres y aceptar, por tanto, la libertad de todos.
Es hora de tomar el relevo de Ernest. Es decir, es hora de tomar la palabra y levantar la voz. De multiplicarla y repetirla para que llegue a todos y a cada uno, para que incluso aquellos que no querr¨ªan hayan de escucharla, dejarla entrar y arraigar en su conciencia.
Lo han matado porque estaba demasiado cerca de ellos, porque se les hac¨ªa insoportable la raz¨®n sumada al afecto al pueblo vasco que Ernest hab¨ªa sabido personalizar.
Ahora nos queda el trabajo de obligarles a escuchar, a entender la voz de Ernest hecha grito, exigencia inapelable, fuerza moral de todos los pueblos de Espa?a.
Hoy Catalunya, m¨¢s que nadie, tiene la palabra. No s¨®lo el Gobierno o los pol¨ªticos. Aqu¨ª, entre todos, vamos a dar el primer paso, el decisivo, en la buena direcci¨®n, la que nos indic¨® Ernest. Vamos a crear el escenario que llevamos tantos a?os persiguiendo: el del di¨¢logo real, el del cara a cara entre los pueblos de Espa?a para construir, libres y juntos, el futuro federal, com¨²n para todos y distinto para cada uno.
Pasqual Maragall es presidente del PSC.
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