A diario
Un 54% de las andaluzas maltratadas en el llamado hogar familiar lo ha sido a diario. Una violencia que vienen soportando en silencio. Nada de denuncias. La humillaci¨®n, y los golpes, se aceptan con resignaci¨®n. Lo importante es la familia. El precio: aguantar una violencia estable hasta que no se puede m¨¢s. Son datos que figuran en el informe que ha emitido el Instituto Andaluz de la Mujer.Este callar de las mujeres que sufren tal vez sea el mayor impedimento para tratar de dar soluci¨®n a un problema que extiende sus efectos m¨¢s all¨¢ de la persona que lo padece. Da?a a la sociedad en su conjunto y la sociedad apenas habla. No tiene respuestas eficaces. Se limita a buscar casa de acogida donde pueda refugiarse la torturada de turno y esconderse del agresor, que nada tiene que temer. Es normal que as¨ª suceda. No porque la mujer acepte, y quiera permanecer, en esta situaci¨®n, sino porque la sociedad no le permite salir de ella. Son francamente reveladoras las manifestaciones del presidente de la Audiencia Provincial de Sevilla. Afirma que "desde el punto de vista penal" los jueces minimizan los malos tratos. La mayor parte de las veces califican como faltas, y no delitos, estas agresiones. En otras ocasiones se ignora la habitualidad del comportamiento violento. Se da a los malos tratos un tratamiento aislado.
En esta realidad no es f¨¢cil que la mujer pueda permitirse salir de una situaci¨®n de tortura. En la calle le espera una casa de acogida, ning¨²n trabajo, y si denuncia, si habla, unos jueces que rebajan, que quitan hierro, donde tanto hay. No queda m¨¢s remedio que callar y aguantar.
Tal vez hoy sea un buen d¨ªa para recordar la comunicaci¨®n que la Comisar¨ªa Europea de Empleo y Asuntos Sociales ha remitido a los gobiernos de la Uni¨®n Europea. Exige un cambio legislativo, que los maltratos dom¨¦sticos sean considerados delitos y que se genere una concienciaci¨®n, especialmente en jueces y profesionales de la sanidad. A lo mejor, si se produce el cambio legislativo y los jueces no minimizan los golpes que soportan muchas mujeres puede que salgan de un silencio que s¨®lo les provoca una violencia que no tienen por qu¨¦ tolerar.
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