Un hito
Durante a?os, cuando volv¨ªamos de Madrid en tren, expreso nocturno con salida a las 23.00 y llegada a Sevilla a las 8.00, uno pod¨ªa divisar desde la ventanilla del lado derecho una franja de tierra y ¨¢rboles conforme nos intern¨¢bamos en las v¨ªas de acceso a la estaci¨®n de Plaza de Armas. Era un espacio agr¨ªcola, cuasi virgen, pegado al viejo casco hist¨®rico sevillano e ¨ªntimamemente relacionado con la historia ilustrada e industrial de Sevilla. Ese panorama lo tuvo que ver durante muchos a?os el hijo del Almirante, el humanista y coleccionista Hernando Col¨®n. En esas tierras se levant¨® una de nuestras primeras industrias, la cer¨¢mica de Pickman. A partir de la obra de la corta hidr¨¢ulica pas¨® a ser la isla de La Cartuja. Luego ya saben lo que ocurri¨®: exposici¨®n universal, parque tecnol¨®gico, una isla m¨¢gica... la Sevilla postmoderna.Con el nuevo siglo se quieren romper los moldes. Un se?or arquitecto catal¨¢n muy famoso, junto a dos cajas de ahorros sevillanas, muy pizpiretas ellas, y alguna otra empresa de ingenier¨ªa, han decidido acometer el no va m¨¢s, el "hito". A saber, un gigantesco centro comercial pegado a la orilla del Guadalquivir y dentro del mismo una torre "de acero y cristal" de 80 metros de altura. Lo de menos es que el director del Plan de Ordenaci¨®n Urbana est¨¦ en desacuerdo, o que sean previsibles los enormes costos que va a suponer para el tr¨¢fico de esa zona, o que se hayan desbordado las previsiones de edificaci¨®n y de alturas previstas en esa delicad¨ªsima zona de la ciudad, revalorizada en el precio dado el valor a?adido del suelo tras la Expo 92. Lo de m¨¢s es negocio y fama.
En el Ayuntamiento sevillano casi todos han apoyado como una pi?a el engendro, lo que nos lleva a valorar la cr¨ªtica posici¨®n del portavoz de IU, Luis Pizarro, y preguntarnos cu¨¢l ser¨¢ el siguiente hito de estas fuerzas vivas sevillanas, aliadas con arcaicos portavoces de una pretendida modernidad catalana. Es probable que el proyecto salga adelante, a pesar de los informes negativos que ha tenido y del silencio del director del PGOU. Si es as¨ª lo lamentar¨¦ primero por los que vivimos en esta parad¨®jica y sorprendente ciudad marcada por tantos hitos; y segundo por aquellos desdichados que tendr¨¢n que trabajar en el mes de julio, con 42 grados a pleno sol, dentro de un coloso de cristal y acero.
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