El amigo jud¨ªo
El caso de Mihail Sebastian resulta a¨²n m¨¢s triste que el de Maitreyi, considerada por Eliade como un rito de paso. De verdadero nombre Iosif Hechter, Sebastian conoci¨® a Eliade en 1932 y desde entonces le profes¨® una amistad a toda prueba. Inmerso en el rico y burbujeante caldo de la intelectualidad rumana de entreguerras, Sebastian sufri¨® brutalmente el antisemitismo de su pa¨ªs antes y durante la II Guerra Mundial y dej¨® en su diario un retrato absolutamente imprescindible de su sociedad y de su ¨¦poca, as¨ª como de su alma sensible y conmovedoramente humana. En lo que ata?e a Eliade, las primeras anotaciones de 1935 ya advierten de que ¨¦ste se desliza hacia la siniestra Guardia de Hierro de Codreanu, el Capit¨¢n. Sebastian trata de justificar a su amigo y se dice que debe evitar discutir de pol¨ªtica con ¨¦l. En 1936, "Mircea es ya un hombre de derechas hasta el l¨ªmite, en Abisinia est¨¢ por Italia, en Espa?a por Franco, en Ruman¨ªa por Codreanu". Grita y afirma que hay que ametrallar a los rivales. "?Perder¨¦ a Mircea? ?Puedo olvidar todo lo que tiene de excepcional, su generosidad, su vitalidad, su bondad?", se pregunta Sebastian al constatar que Eliade firma en el antisemita Vremea. En 1937, Eliade defiende el asesinato del estudiante comunista Gogu Radulescu por los camisas verdes de la Guardia de Hierro o Legi¨®n del Arc¨¢ngel Miguel. "No es un impostor ni un loco, s¨®lo un na?f", escribe Sebastian. M¨¢s adelante una entrada reproduce un escrito de Eliade en Buna vestire: "?La naci¨®n rumana puede acabar su existencia minada por la miseria y la s¨ªfilis, invadida por los jud¨ªos? La revoluci¨®n legionaria tiene por objetivo supremo la redenci¨®n de la naci¨®n". Al inicio de la guerra, Eliade, "m¨¢s german¨®filo, franc¨®fobo y antisemita que nunca", marcha de agregado cultural a Londres. Luego (1941), a Lisboa. Sebastian va sufriendo las medidas antijud¨ªas mientras su amigo disfruta del lujo del nuevo orden. En 1942, se entera de que Eliade ha estado en Bucarest sin verle. En sus memorias, Eliade trata de justificarse afirmando que se sent¨ªa seguido y "deb¨ªa ser prudente".Y, tras conocer la muerte de Sebastian, atropellado por un cami¨®n en 1945, deplora: "No sabr¨¢ nunca por qu¨¦ le evit¨¦ entonces". Y a?ade: "Estoy seguro de que me habr¨ªa comprendido y habr¨ªamos renovado nuestra amistad".
Babelia
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