Memorias del gol que todos sue?an
Ra¨²l recuerda su tanto al Vasco de Gama, en 1998, mientras trata de sobreponerse al exceso de partidos en sus piernas
Arriba desde demasiado joven
Sucedi¨® hace dos a?os, en el mismo escenario de hoy, ante el Vasco de Gama. El protagonista, Ra¨²l, lo recuerda como si hubiera sido ayer. Y lo recrea as¨ª: "Lo he visto muchas veces. Fue un pase de Seedorf. Control¨¦ cerca del ¨¢rea, hice dos recortes y bat¨ª al portero por debajo con la pierna derecha. Es el gol que siempre so?¨¦. En una final y faltando siete minutos, el del triunfo. Sirvi¨® para dar al Madrid un t¨ªtulo que llevaba mucho tiempo sin lograr y fue ante los ojos del mundo entero".La acci¨®n reclamaba un remate desesperado, pero Ra¨²l decidi¨® incorporar calma y riesgo a una situaci¨®n l¨ªmite. "Las finales se deciden normalmente en la ¨²ltima media hora", se justifica; "antes, hay mucho respeto y se intenta no fallar. Luego, surgen los espacios y ya puedes crear jugadas. Ante el Vasco, en 1998, hice lo que cre¨ª oportuno pese a la dificultad. A veces, un bal¨®n m¨¢s f¨¢cil lo echas fuera. Lo vital es tener paciencia. Nunca se sabe cu¨¢ndo te va a llegar la oportunidad".
Cuando al fin surge, Ra¨²l la resuelve habitualmente con arabescos. Adornos que le salen as¨ª, sostiene; de manera espont¨¢nea: "No premedito los remates. Decido con naturalidad lo que me parece m¨¢s oportuno". Filigranas, como su c¨¦lebre remate de cuchara, que ahora, como ya no acaba siempre en gol, se ha convertido en munici¨®n para sus cr¨ªticos: "Lo que no me vale es que, cuando me salen algunas cosas, se diga 'qu¨¦ bien', y cuando no, 'qu¨¦ mal'. No voy a cambiar. Hasta aqu¨ª he llegado por mi estilo".
No es su propensi¨®n a rizar el rizo lo que ha enviado a Ra¨²l al terreno de las cr¨ªticas. Comenz¨® mal el curso, en baja forma. Adem¨¢s, no acaba de encajar en el nuevo modelo del equipo, con ¨¦l como referencia m¨¢s ofensiva. Pero Ra¨²l no comparte la opini¨®n de los que discuten su presente: "?Si soy el segundo m¨¢ximo goleador! Y, claro, hay trabajos vitales para el conjunto que no se ven". S¨ª acepta cierta inquietud por su cuerpo, por sus problemas f¨ªsicos. "Mi f¨ªsico no es excepcional", reconoce; "por eso, aparte de los entrenamientos, debo trabajar mucho diariamente para compensar. Preocupado, no, pero s¨ª s¨¦ que no me puedo relajar en ning¨²n momento".
Ra¨²l acepta que sus piernas le est¨¢n pasando factura: "Durante seis temporadas, pr¨¢cticamente, lo he jugado todo. En ¨¦sta ya he descansado tres o cuatro partidos. Pero porque ten¨ªa unas molestias m¨¢s dolorosas. Porque, si no, lo que me apetece es jugar. Estar en casa cuando piensas que puedes jugar a pesar de las molestias no es profesional".
Tambi¨¦n da por buenas las versiones que sit¨²an el motivo de sus actuales dificultades f¨ªsicas en que irrumpi¨® en el gran f¨²tbol siendo muy joven, en pleno desarrollo: "Hay cosas positivas por empezar tan pronto y otras negativas. Con 17 a?os empec¨¦ a jugarlo todo. Y era una ¨¦poca en la que, f¨ªsicamente, a¨²n no estaba preparado para soportar partidos cada tres o cuatro d¨ªas. Pero trabajando y cuid¨¢ndome... La exigencia es m¨¢xima,pero hay que soportarlo". Si se une la sobrecarga a una aparici¨®n prematura en la ¨¦lite, parece inevitable aventurar una carrera corta. "Voy a intentar que no", dice; "tratar¨¦ de cuidarme para llegar lo m¨¢s lejos posible. Eso lo va a marcar cada temporada. Nunca se sabe. Lo que est¨¢ claro es que el ritmo de partidos es muy alto y llegar hasta los 34 o los 35 a?os parece ahora mismo imposible. Pero no me marco una fecha. Tengo cinco a?os de contrato. Despu¨¦s, ya veremos".Pero no es el f¨ªsico el ¨²nico punto que ha jugado contra Ra¨²l. Tampoco su sueldo, mil millones de pesetas anuales, que asume que le ha hecho perder simpat¨ªas en la opini¨®n p¨²blica. M¨¢s dolor y cr¨ªticas le gener¨® el penalti fallado en el Campeonato de Europa contra Francia. Espa?a ten¨ªa la oportunidad de empatar, de forzar la pr¨®rroga, pero mand¨® el bal¨®n fuera: "Fue una desilusi¨®n. Quer¨ªa ganar algo grande con la selecci¨®n. Cuando se pit¨®, ni me lo pens¨¦. Estaba convencido de marcar. Pero...". Y Ra¨²l, tan acostumbrado a cargar con la etiqueta de la victoria, aprendi¨® a soportar tambi¨¦n la de la derrota: "Era volver a salir sin nada de un gran torneo. Recay¨® sobre m¨ª todo el peso y me vino bien. Reflexionas m¨¢s cuando te vienen los malos momentos".
El caso es que, cuestionado por los ojos ajenos y apretado por su propio cuerpo, Ra¨²l vuelve a Tokio. Todas las miradas est¨¢n depositadas en ¨¦l. "Mis sue?os siguen ah¨ª", insiste; "lo dije y sigo pretendi¨¦ndolo. Tengo 23 a?os y me siento con fuerzas y ganas para el reto. S¨¦ que mis mejores momentos est¨¢n por llegar. Lo bueno es que, aunque he conseguido muchas cosas, sigo disfrutando igual que el primer d¨ªa".
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