Los dos partidos invierten los papeles que mantuvieron en el 'caso Lewinsky'
Dem¨®cratas y republicanos libran un combate pol¨ªtico, judicial y propagand¨ªstico convertido en la segunda parte del que sostuvieron cuando el procesamiento de Bill Clinton por el caso Lewinsky. Como entonces, las posiciones de unos y otros son radicales e irreconciliables. Como entonces, un bando dice tener una causa justa por la que est¨¢ dispuesto a luchar hasta el final, con independencia de los sentimientos de la opini¨®n p¨²blica. Como entonces, el otro bando argumenta que la batalla ha terminado.Los papeles, eso s¨ª, est¨¢n invertidos en esta segunda entrega de la guerra civil entre los dos grandes partidos estadounidenses. Ahora es el dem¨®crata Gore el que se proclama rebelde con causa; lucha contra el reloj y el cansancio de la poblaci¨®n; es acusado de "golpismo", y tiene m¨¢s posibilidades de resultar derrotado. ?sa era la situaci¨®n de los republicanos cuando se empe?aron en procesar y juzgar a Clinton por el caso Lewinsky.
Por el contrario, el republicano Bush usa ahora el gran argumento utilizado hace dos a?os por los dem¨®cratas: hay que terminar de inmediato esta crispada batalla politiquera y concentrarse en los verdaderos problemas nacionales. Gore, seg¨²n Bush, no est¨¢ escuchando la voz del pueblo, expresada en las encuestas en las que un 60% le pide que arroje la toalla. Clinton les dec¨ªa lo mismo a los conservadores en 1998, cuando dos tercios de la poblaci¨®n clamaban por un final del caso Lewinsky.
Fue el n¨²cleo duro conservador del Partido Republicano el que se empecin¨® en destituir a Clinton. Ahora Gore sigue adelante porque est¨¢ convencido de haber ganado en Florida y porque su cruzada es jaleada con entusiasmo por el ala izquierda del Partido Dem¨®crata: los afroamericanos liderados por Jesse Jackson, los l¨ªderes sindicales y los congresistas liberales.
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