Rosa Torres Pardo cree que las 'Goyescas' de Granados son "una obra total"
La pianista presenta una versi¨®n de la obra del compositor con dibujos de Arroyo
Rosa Torres Pardo guarda bajo su piano Steinway -"¨¦ste es el que a m¨ª me ha lanzado", se?ala- una fila india de libros de arte. Dice que no ha ca¨ªdo en ello, pero ¨¦sa es la imagen de su secreto como artista. Acaba de grabar las Goyescas y El pelele de Enrique Granados (1867-1916), una obra que funde m¨²sica con pintura, y la edici¨®n del compacto, por el sello Calando y presentada ayer en una de las librer¨ªas madrile?as Crisol, vuelve a contar con el dise?o y los dibujos de Eduardo Arroyo. "Para m¨ª, las Goyescas son una obra total, una gran ¨®pera", asegura.
Repiten el t¨¢ndem de hace tres a?os, cuando el pintor Eduardo Arroyo tambi¨¦n le puso su trazo a disposici¨®n de otra grabaci¨®n, en aquel caso tres ballets de Prokofiev, Stravinski y Falla. Cuando se le pregunta a esta int¨¦rprete morena, de melena sencilla, voz sencilla y manos largas y poderosas si est¨¢ contenta con el resultado, Rosa Torres Pardo sorprende con una respuesta bien humilde, casi impropia de los dioses del piano, que la hace muy cercana. "Estoy content¨ªsima, el disco tiene algo de escultura por el marco de madera, los dibujos de Arroyo y, adem¨¢s, est¨¢ la m¨²sica.Para m¨ª, las Goyescas son una obra total, una gran ¨®pera con puesta en escena, pinturas, canto con tonadillas y bailes".
Se resguarda del fr¨ªo con una chaqueta de pana verde discreta, que se cruza con las dos manos, pantalones a juego y zapatillas portentosas para que el paso sea c¨®modo pero firme. Como la senda art¨ªstica que se ha marcado la pianista madrile?a. "Soy muy responsable y trabajadora. No tengo ni vacaciones; si vamos a la costa en verano, bajo a comer a la playa y subo luego a tomar caf¨¦ con el piano. Cuando empec¨¦ a tocar ten¨ªa buen o¨ªdo pero pocas ganas de estudiar, era mi madre la que me insist¨ªa: "Rosa, el piano", hasta que un d¨ªa dej¨® de dec¨ªrmelo y se lo reproch¨¦, entonces fue cuando me puse seria", cuenta.
El club de los selectos
Desde entonces fue imparable. Gan¨® el Premio Fin de Carrera del Real Conservatorio Superior de M¨²sica de Madrid, el prestigioso concurso Masterplayers de Lugano, en Suiza; perfeccion¨® sus estudios en Viena y en la famosa Juilliard School de Nueva York; llegaron actuaciones por todo el mundo, en Europa, Am¨¦rica, Asia, y lleg¨® tambi¨¦n la b¨²squeda del color en las notas y de la riqueza del sonido para entrar en el club de los selectos: "Lo que diferencia a los pianistas buenos de los muy buenos, de los n¨²meros uno, a veces son pocos detalles", dice. Ella tiene sus modelos."Siempre me han gustado los que est¨¢n de vuelta porque tienen una hondura, una tranquilidad y una calma especial", dice. Y empieza a citar. Uno, Sviatoslav Richter, "una vez su afinador me dej¨® tocar su piano en Par¨ªs", recuerda como haza?a; otro, Claudio Arrau, "por su b¨²squeda del colorido"; y Alicia de Larrocha, a quien escucha como un or¨¢culo.
"Gracias a ella, la m¨²sica espa?ola se conoce en todo el mundo. Ahora me ha animado a meterme con la suite Iberia, de Alb¨¦niz. Yo le ten¨ªa mucho miedo, pero Alicia me dijo que las Goyescas eran mucho m¨¢s dif¨ªciles, y que si hab¨ªa podido con ellas, la Iberia era pan comido".
As¨ª ha sido, est¨¢ concentrada de lleno en el proyecto de Alb¨¦niz. Y eso que desde que estudiaba en el conservatorio Torres Pardo era muy reacia al repertorio con el que ahora se est¨¢ peleando a fondo. "Lo ve¨ªa como una obligaci¨®n y eso me distanciaba de estas obras, pero a medida que me he volcado con Granados y Alb¨¦niz he hecho m¨ªas las piezas y he descubierto unas joyas".
Dos joyas que son complementarias, como ponerse collares a juego con las pulseras: "Con la mirada de Granados tengo inspiraci¨®n para la Iberia. Granados es de los compositores que alientan en sus partituras a la b¨²squeda de la libertad interpretativa, a probar cosas, a correr, a parar, a que salga el instinto, ¨¦sa es una de mis metas como int¨¦rprete", agrega. Pero pasar¨¢ tiempo antes de que grabe la obra de Alb¨¦niz, considerada por muchos expertos e int¨¦rpretes una de las m¨¢s vanguardistas del siglo XX. "Primero las tocar¨¦ en recitales, las dejar¨¦, volver¨¦ con ellas, les dar¨¦ vueltas. Hay que dejar dormir las obras porque crecen; pasa como con el vino y los ni?os".
Libertad
Para ser digna de esa libertad que le ha dado Granados, Rosa Torres Pardo, exploradora de las obras que interpreta, hizo visitas al Museo del Prado para buscar en las pinturas de Goya. "Descubr¨ª la delicadeza de los colores, el movimiento, las gentes, los quiebros y los requiebros. Eso son las Goyescas, y eso es lo que m¨¢s me divierte a m¨ª; porque yo soy muy trabajadora, pero lo que m¨¢s busco es disfrutar con el piano, ya no estoy en esto para sufrir".Su receta para no atormentarse con el piano la encuentra en El pelele, por ejemplo, pieza que ha grabado junto a las Goyescas. "Es una obra virtuosa que te puede dejar sin respiraci¨®n si no lo tomas como lo que es, el zarandeo de un mu?eco. Si lo haces as¨ª, sale f¨¢cilmente", cuenta. Pero en ese juego no deja de lado la autoexigencia: "El cr¨ªtico m¨¢s duro es uno mismo, cuando grabo un disco prefiero no volver a o¨ªrlo".
Con esta afirmaci¨®n, la mujer de sonrisa y gestos delicados, inquisitorial con la pomposidad y el artificio que muchas veces rodea su mundo, deja entrever una inevitable obsesi¨®n por el perfeccionismo, esa virtud enfermiza que debe ser cong¨¦nita en los de su estirpe: "Tiene que ser as¨ª, si no, ?c¨®mo llegar¨ªamos a sacar adelante esto tan complicado?".
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