La amarga jubilaci¨®n del dictador

Pas¨® el fin de semana descansando en su residencia veraniega de Bucalemu. Pero las pr¨®ximas semanas no estar¨¢n adornadas precisamente por la tranquilidad y alegr¨ªa que suelen caracterizar la ¨¦poca navide?a. Augusto Pinochet Ugarte, todav¨ªa senador en ejercicio, recibir¨¢ en las pr¨®ximas horas la notificaci¨®n de su arresto domiciliario. A partir de aqu¨ª entrar¨¢ en una batalla judicial en la que sus defensores tratar¨¢n de lograr por todos los medios el sobreseimiento de la causa. Pero aunque lograra su objetivo, la paz dif¨ªcilmente volver¨¢ al hogar de los Pinochet en la recta final de la vida del ex dictador. Contra el general pesa tambi¨¦n una petici¨®n de extradici¨®n y una orden de captura internacional emitida por la juez argentina Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa por el asesinato en Buenos Aires del general Carlos Prats, comandante en jefe del Ej¨¦rcito durante el Gobierno de la Unidad Popular. La Corte Suprema chilena tiene en su poder la petici¨®n.

Y m¨¢s. El abogado Adil Brkovic pedir¨¢ en las pr¨®ximas horas el procesamiento de Pinochet como c¨®mplice de diez secuestros de opositores que fueron fusilados en Pisagua, al norte de Chile, tras el golpe de septiembre de 1973. Por este caso ya est¨¢ procesado el general Carlos Forestier, entonces m¨¢ximo jefe militar de la zona.

Y por si fuera poco, Estados Unidos no ha dicho la ¨²ltima palabra sobre el caso Letelier. El embajador norteamericano en Chile, John O'Leary, declar¨® que el Departamento de Justicia de EE UU podr¨ªa considerar antecedentes de la causa que instruye en Chile el juez Juan Guzm¨¢n para su presentaci¨®n ante el gran jurado que deber¨¢ adoptar la decisi¨®n final en la nueva etapa de la investigaci¨®n sobre el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier y de su secretaria, la estadounidense Ronni Moffit, en un atentado perpetrado por la polic¨ªa pinochetista en 1976 en Washington.