Hamilton y Madison deben ir a Niza
El sistema del Colegio Electoral a trav¨¦s del cual se elige al presidente de EE UU puede parecer desfasado. Y, sin embargo, algunas de las razones por las que se cre¨® tienen gran similitud con las cuestiones sobre reponderaci¨®n de votos en el Consejo de Ministros de la UE, en el centro de la intensa negociaci¨®n de esta semana en el Consejo Europeo de Niza. Naturalmente, salvando las distancias que hay entre una federaci¨®n y este extra?o objeto pol¨ªtico europeo que no responde a las categor¨ªas habituales. En Niza est¨¢ c¨®mo sopesar el peso de los Estados, la lucha de grandes contra peque?os, y la tensi¨®n entre representaci¨®n de Estados y representaci¨®n de poblaciones, un debate en Europa en el que faltan unos estadounidenses apellidados Hamilton, Madison y Jay. Inv¨ªtenlos.Alexander Hamilton, James Madison y John Jay fueron los autores, bajo seud¨®nimo, de los famosos Federalist Papers escritos en defensa de la propuesta de Constituci¨®n que sali¨® de la Convenci¨®n de 1787. El Colegio Electoral es, entre otras consideraciones, una forma de obligar a los candidatos, como observan algunos polit¨®logos, a atender a las minor¨ªas, y sobre todo a los Estados peque?os. Quiz¨¢s en esto se equivoc¨® Gore al centrar su campa?a en los Estados grandes, crey¨¦ndose que con llevarse todos, salvo la Tejas de Bush, casi bastar¨ªa para ganar de largo.
Como es sabido, el Congreso de EE UU, por su parte, cuenta con dos c¨¢maras, con poderes concurrentes pero diferentes: el Senado, en el que cada Estado de la Uni¨®n tiene igual presencia, dos esca?os; y la C¨¢mara, con una representaci¨®n de los ciudadanos m¨¢s proporcional a la poblaci¨®n de cada Estado. En el Colegio Electoral, defendido por Hamilton y reflejo de una manera de entender el federalismo, cada Estado tiene un n¨²mero de compromisarios igual al de los dos senadores m¨¢s los representantes, y votan en bloque. En 1787, esos tres sabios y los otros que redactaron la Constituci¨®n para 13 Estados miembros ya discutieron de la posible ampliaci¨®n geogr¨¢fica. Es algo parecido a lo que se discutir¨¢ en Niza, ante la ampliaci¨®n por venir: c¨®mo compaginar en el Consejo la representaci¨®n de los Estados con la de las poblaciones. Naturalmente, una forma de lograrlo ser¨ªa con un sistema bicameral: una c¨¢mara de los Estados y otra de los ciudadanos. ?sta podr¨ªa ser el actual Parlamento Europeo, pero, hoy por hoy, no lo es.
Ante el deterioro para los pa¨ªses grandes de la relaci¨®n entre sus votos en el Consejo y la poblaci¨®n que representan, ¨¦stos piden una reponderaci¨®n a su favor. Se puede hacer de forma directa. O, como propone la Comisi¨®n Europea, de un modo m¨¢s sencillo, entendible y que no requerir¨ªa una nueva negociaci¨®n con cada ampliaci¨®n (aunque s¨ª con eventuales variaciones en las poblaciones) en una Uni¨®n Europea que no sabe d¨®nde acabar¨¢: una doble mayor¨ªa en n¨²mero de Estados y en n¨²mero de poblaciones (simple o aumentando el umbral a dos tercios en temas de gran importancia), lo que es un sistema que se aproxima al del Colegio Electoral de EE UU.
Se podr¨ªa as¨ª satisfacer a los grandes -incluso disimular mejor una diferencia institucional entre Francia y Alemania- y a la vez tranquilizar a los peque?os. Pues hay que tranquilizarlos, so pena de que, si se aplica un criterio puramente demogr¨¢fico y los grandes pesan excesivamente, "la semblanza del gobierno se puede volver m¨¢s democr¨¢tica; pero el alma que lo anima ser¨¢ m¨¢s olig¨¢rquica", como alertara Madison ante cuesti¨®n similar. Claro que, cuando se examinen los resultados de esta encarnizada lucha por volver a calibrar en Niza los poderes nacionales y las instituciones en la UE, no habr¨ªa que olvidar la m¨¢xima a la que alud¨ªa Hamilton: "En aritm¨¦tica pol¨ªtica, dos m¨¢s dos no siempre suman cuatro". Aqu¨¦llos s¨ª que sab¨ªan.
aortega@elpais.es
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