El caso de los merengues
Recuerdo cuando de peque?o, hace ya muchos a?os, ¨ªbamos los amigos al fondo sur (sin ultras, entonces no los hab¨ªa, hab¨ªa s¨®lo se?oritos) a ver jugar al Madrid. ?Qu¨¦ emoci¨®n infantil -¨¦ramos unos ni?os- sent¨ªamos cuando R¨ªal, por ejemplo, marcaba un gol! O cuando Paco Gento daba una carrera semidesquiciada, con tac¨®n incluido y cabezazo del pibe ch¨¦ (entonces no lo dec¨ªamos as¨ª) a las mallas de la porter¨ªa contraria, en la que, ?qu¨¦ delirio!, pudiera estar parando Pazos.Ahora, que ya no soy socio del Madrid y que vivo a miles de millas de distancia, todav¨ªa me siento con cierta emoci¨®n a ver algunos partidos del Madrid que televisan aqu¨ª en directo (que no son muchos). Y as¨ª lo hice. Y como ver un partido es mucho m¨¢s divertido si lo ves con gente, nos reunimos -aunque aqu¨ª eran las cuatro de la ma?ana- un n¨²mero de aficionados a ver el Real Madrid-Boca Juniors. Yo llev¨¦ un p¨®ster (40x30 cent¨ªmetros) de Di St¨¦fano cantando un gol. La llegada del p¨®ster caus¨® sensaci¨®n entre los gallegos del Madrid y los sudacas del Boca (qu¨¦ necesidad de decir que a muchos gallegos no les gusta que les llamen "gallegos" y que a muchos sudacas no les gusta que les llamen "sudacas"). Los gallegos, al ver a la Saeta Rubia cantando el gol en el p¨®ster famoso, saltaron jubilosos; los sudacas, al ver al pibe traidor del River Plate con camiseta blanca, armaron bulla.
Empez¨® el partido. En seis minutos y pico iban dos a cero. Desde el minuto seis y pico hasta el minuto que marc¨® Roberto Carlos han sido los minutos m¨¢s bochornosamente largos en mi vida de aficionado. En ese momento el comentarista cant¨® un tercer gol y dijo: "El Real parece un equipo de merengues aburguesados".
Y la verdad es que los jugadores del Madrid parec¨ªan jugadores satisfechos de s¨ª mismos (como el buen burgu¨¦s). La frialdad de su juego result¨® que no proven¨ªa de ser un equipo cerebral (el Boca hizo un partido mucho m¨¢s inteligente que el Madrid), sino de su estar como sin ganas en el campo de f¨²tbol, como de no tener necesidad de probar nada.
Algunos seguidores del Boca comentaron entonces (entre bromistas y serios) que por menos de la mitad de lo que fuera a ganar un jugador del Madrid, o lo que fuera a ganar el club del Madrid, el Boca y sus jugadores morder¨ªan (es una forma de decirlo) la pelota si hiciera falta.
?Qui¨¦n no sabe que en este planeta de b¨ªpedos vivientes el oro, caballero poderoso, lo mueve todo! Pero resulta que en el caso de Ra¨²l Gonz¨¢lez, por ejemplo, ha producido un efecto contrario: le ha dejado paralizado.
Y por lo que vimos gallegos y sudacas desde el otro lado de la charca, parece que ya se han contagiado varios de sus compa?eros. Los ¨²nicos que no cayeron en el hielo -qu¨¦ curioso- fueron un ingl¨¦s, un brasile?o y un portugu¨¦s.
Como dec¨ªa alguien hace poco en otro peri¨®dico: "Es que no parecen espa?oles". As¨ª va el mundo...- Guti¨¦rrez Revuelta.
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