Versi¨®n habitual

La versi¨®n oficial sobre la muerte de un inmigrante indocumentado por el disparo de un guardia civil en las costas de Tarifa es la habitual en los casos de incidentes luctuosos en los que se ven envueltos miembros de las fuerzas de seguridad: un disparo accidental durante un forcejeo con la v¨ªctima. No hay que desecharla sin m¨¢s, pero tampoco hay que darla por definitiva. La experiencia ense?a que esta f¨®rmula de elusi¨®n de responsabilidades, inveterada en cualquier polic¨ªa al margen de reg¨ªmenes pol¨ªticos y de gobiernos, no responde en muchos casos a la realidad de los hechos tras ser sometidos a una investigaci¨®n judicial.Habr¨¢ que esperar, pues, a que la justicia investigue a fondo. La versi¨®n oficial no abunda en detalles. ?Se produjo esa muerte tras una agresi¨®n percibida por el agente como de riesgo para su vida, oblig¨¢ndole a hacer uso de su arma reglamentaria en defensa propia? Es dif¨ªcil imaginar otro escenario que ampare legalmente la muerte del inmigrante, incluso si intent¨® escapar al control policial. Es una cuesti¨®n de responsabilidad penal que s¨®lo a la justicia corresponde dilucidar. Pero siempre que sucede un hecho de esta naturaleza surgen interrogantes inevitables sobre los m¨¦todos de actuaci¨®n policiales. En este caso, sobre los m¨¦todos y los medios que emplea la Guardia Civil en su tarea de control de fronteras, que en el caso de los inmigrantes ha alcanzado una magnitud insospechada. Son interrogantes que debe aclarar el ministro del Interior ante el Parlamento. Y aunque el PSOE no hubiera solicitado su comparecencia en el Congreso, Mayor Oreja debe darse prisa en aclarar lo sucedido y explicar la pol¨ªtica del Gobierno, si es que la tiene, ante la constante avalancha de inmigrantes en las fronteras del sur.

La muerte del inmigrante constituye, sin duda, un hecho aislado. Huelga, por tanto, la defensa apresurada que el ministro del Interior ha hecho de la labor humanitaria de la Guardia Civil, aireando que en los ¨²ltimos cuatro a?os ha realizado m¨¢s de 300 rescates y prestado auxilio a unos 1.800 inmigrantes en dificultades. Esa muerte no cuestiona la labor humanitaria de la Guardia Civil, sino m¨¢s bien la insuficiencia de medios y la ausencia de directrices precisas sobre c¨®mo actuar ante el reto de una inmigraci¨®n masiva cada vez m¨¢s dif¨ªcil de contener en las fronteras. Es el Gobierno quien debe reflexionar, y mucho, con motivo de esa muerte.