Homenaje a los padres de Do?ana
Almonte re¨²ne a los naturalistas que evitaron que el franquismo convirtiera el parque en un campo de eucaliptos
La complicidad y el entusiasmo de una panda de amigos puede tumbar el proyecto de un Gobierno. La historia de Do?ana, la joya de los espacios protegidos espa?oles, arranc¨® as¨ª hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. La tenacidad de un grupo de personas -cient¨ªficos y conservacionistas para m¨¢s se?as- logr¨® frenar la transformaci¨®n del coto en un gran eucaliptal, como preve¨ªa el plan de repoblaci¨®n dise?ado a comienzos de los cincuenta por la Administraci¨®n franquista, y a la postre, impulsar la conservaci¨®n de Do?ana.Unos, como los cient¨ªficos Jos¨¦ Antonio Valverde y Francisco Bernis, lucharon desde el conocimiento y el arrojo, sin dudar en utilizar cualquier treta para hacerse o¨ªr por el propio Franco para garantizar la pervivencia de Do?ana. Otros, como Luc Hoffmann, pelearon con similar energ¨ªa y grandes sumas de dinero. Hoffmann, que pertenece a la familia propietaria de los laboratorios Roche, lleg¨® a extender un tal¨®n para comprar 4.000 hect¨¢reas del coto y regal¨¢rselas al Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC).
En la batalla por salvar Do?ana de su extinci¨®n como para¨ªso faun¨ªstico y vegetal se implicaron numerosas personas, algunas de esp¨ªritu dadivoso y cuentas de v¨¦rtigo, como el millonario italiano Leo Biaggi, que compr¨® 6.000 hect¨¢reas por 14 millones de pesetas (de los a?os sesenta) y las don¨® al Estado espa?ol. Muchas han fallecido ya, pero la Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa (SEO-Birdlife) logr¨® juntar ayer en la aldea de El Roc¨ªo, en Almonte (Huelva), a cinco de los promotores o padres de la conservaci¨®n de Do?ana, convertidos hoy en abuelos octogenarios o, como Max Nicholson, a punto de acariciar el siglo (tiene 96).
Nicholson, un economista brit¨¢nico que se encarg¨® de organizar los convoyes mar¨ªtimos que part¨ªan desde Am¨¦rica para aliviar a la poblaci¨®n del Reino Unido durante los peores momentos del hostigamiento alem¨¢n en la II Guerra Mundial, est¨¢ considerado una leyenda en el mundo de la conservaci¨®n. Junto a Luc Hoffmann, fue uno de los fundadores en 1961 de la World Wildlife Found (WWF), que dedic¨® su primera campa?a a recaudar fondos para adquirir tierras en Do?ana y donarlas al CSIC. Jos¨¦ Antonio Valverde record¨® ayer que, durante un paseo a las orillas de un lago suizo, el economista le espet¨®: "Conv¨¦ncete, Tono; vosotros, los investigadores, no serv¨ªs m¨¢s que para gastar dinero. Dej¨¢dnos buscar los fondos a los que sabemos".
La recaudaci¨®n fue un ¨¦xito y la WWF lleg¨® a ser tan popular en la comarca que sus habitantes la conoc¨ªan como el "funfunf¨²n". Dos a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n, la WWF contribuy¨® en buena medida a la compra de una finca de 6.700 hect¨¢reas, que se cedi¨® al CSIC como reserva biol¨®gica. En la operaci¨®n colabor¨® Mauricio Gonz¨¢lez-Gordon, biznieto del fundador de las bodegas Gonz¨¢lez Byass. Una saga en la que, igual que se transmit¨ªan de generaci¨®n a generaci¨®n los entresijos empresariales, se contagiaba de padres a hijos el amor por Do?ana, donde la familia posee una finca. Mauricio Gonz¨¢lez-Gordon record¨® ayer, mientras agradec¨ªa el homenaje, c¨®mo se fren¨® el plan de repoblaci¨®n del coto con eucaliptos tras una visita del general Franco en 1953.
El dictador interrog¨® al padre de Mauricio Gonz¨¢lez-Gordon sobre la marcha de la introducci¨®n del eucaliptal. La respuesta le llegar¨ªa por escrito: 15 folios repletos de argumentos cient¨ªficos para avalar el car¨¢cter depredador de la especie y reclamar una protecci¨®n espec¨ªfica para Do?ana. El autor del documento fue otro de los homenajeados, el catedr¨¢tico Francisco Bernis, uno de los fundadores de la SEO, junto a Gonz¨¢lez-Gordon y Jos¨¦ Antonio Valverde, en 1954.
Valverde encarna, para muchos, la paternidad espiritual de Do?ana. Desde que, en 1952, pis¨® el coto por vez primera concentr¨® sus energ¨ªas en garantizar la protecci¨®n del territorio. Primero, junto a Bernis y Gonz¨¢lez-Gordon, lograron frenar la repoblaci¨®n y, a?os m¨¢s tarde, tambi¨¦n frustrar¨ªan en parte la desecaci¨®n de las marismas para transformarlas en tierras de cultivo, como pretend¨ªa el Ministerio de Agricultura a finales de los cincuenta.
Valverde hizo un mont¨®n de gestiones para evitarlo, entre ellas escribir las cartas que el pr¨ªncipe Bernardo de Holanda, a la saz¨®n presidente de WWF, intercambiaba con Franco para pedir que paralizase el proyecto. El final de la historia se sabe. El grupo de amigos se sali¨® con la suya en 1969, cuando el Consejo de Ministros aprob¨® la creaci¨®n del Parque Nacional de Do?ana sobre 35.000 hect¨¢reas.
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