Unas cien mil viviendas vac¨ªas
Gracias a la prensa uno se entera de lo que vale un peine. Y tambi¨¦n de lo que vale un metro cuadrado de vivienda. Lo m¨¢s divertido es la cantidad de metros cuadrados que nunca se tocan y que duermen el sue?o de los justos, o de los injustos. En Euskadi, 100.000 viviendas est¨¢n vac¨ªas. Esta pasmosa contabilidad incluir¨¢ casas de verano, oferta de alquileres y otras situaciones m¨¢s o menos razonables, pero sin duda habr¨¢ tambi¨¦n decenas de miles de casas erigidas como monumento a la especulaci¨®n. Cuando esta sociedad ten¨ªa valores morales, a la especulaci¨®n se le llamaba avaricia.Nuestra cultura, a estos efectos, es distinta a la anglosajona, y lo es para peor. Aqu¨ª compramos un piso o un adosadito y nos entra mentalidad de terratenientes. Pero vale ya de tantos castillos literalmente impagables. El precio de la vivienda dificulta la movilidad de la gente y ensombrece el futuro de los j¨®venes.
La gente que no sabe qu¨¦ hacer con la pasta, aparte de ser afortunada, ha tomado la costumbre de invertirla en la compra de viviendas, por lo que pudiera pasar. Y lo que pasa es que sube el precio de aquellas que muchos otros necesitan. Es divertido comprobar c¨®mo se desploman los ¨ªndices de natalidad y c¨®mo, al mismo tiempo, las nuevas construcciones se multiplican. Uno no entiende nada, pero no hay que preocuparse: tampoco nadie entiende nada. Los viejecillos y las viejecillas acaban abatidos por las crueles leyes de la biolog¨ªa y los animosos y j¨®venes matrimonios ocupan sus viviendas. Lo que ocurre es que cada vez hay menos animosos j¨®venes, matrimoniados o no. Incomprensiblemente, las liberales leyes de la oferta y la demanda no funcionan en el mercado inmobiliario. Hay leyes econ¨®micas que son meras estafas.
Uno de tantos ejemplos es el de Vitoria-Gasteiz, donde salen al mercado 171 viviendas de protecci¨®n oficial y se produce una avalancha de solicitudes. Se impone un sorteo, pero las cifras son tan concluyentes que revelan el profundo fracaso de las instituciones p¨²blicas a la hora de paliar este problema. Sortear 171 viviendas entre 11.000 personas no es una acci¨®n de gobierno ni una acci¨®n pol¨ªtica, es sencillamente eso: organizar un sorteo. Est¨¢ bien porque es navidad y, por supuesto, felicidades a los afortunados, pero en vez de residenciarse la competencia en las instancias de vivienda deber¨ªa encontrarse en las que regulan el juego. Las viviendas protegidas son una t¨®mbola. Puede tener su gracia, pero lo que no tiene es visos de aut¨¦ntica pol¨ªtica social.
Algo falla en esta sociedad cuando los n¨²meros no funcionan. El Gobierno vasco saca un pu?ado de plazas p¨²blicas y se matriculan para los ex¨¢menes 45.000 ciudadanos. M¨¢s del 2% de los habitantes del paisito. Se trata, sin duda, de otro sorteo. Hoy ser funcionario es m¨¢s pr¨¢ctico que tener un t¨ªo en Am¨¦rica a punto de palmarla, o todav¨ªa peor: quiz¨¢s es que ya no quedan t¨ªos en Am¨¦rica. As¨ª que habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ tipo de sociedad estamos construyendo si la gente huye del sector privado como de la peste. Habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ es lo que no funciona para que todos queramos funcionar de funcionarios.
Recuerdo que hace alg¨²n tiempo un importante cargo p¨²blico, que acababa su mandato, declar¨® su intenci¨®n de fundar una empresa. Me pareci¨® una conducta ejemplar. Pero en la siguiente legislatura volvieron a ofrecerle un puesto pol¨ªtico y decidi¨® olvidarse de su proyecto empresarial. Decididamente, something is rotten in the state of Denmark, que dijo Hamlet: Euskadi patas arriba, en libre traducci¨®n. ?Cu¨¢ntos empresarios, sobre todo peque?os, lo dejar¨ªan todo por una subdirecci¨®n general, por una jefatura de negociado? ?Cu¨¢ntos trabajadores del sector privado no dudar¨ªan en correr hacia una plaza en la administraci¨®n si les llamaran? Si t¨² me dices ven, lo dejo todo.
Y m¨¢s preguntas, pero acaso preguntas con respuesta. ?Qu¨¦ lleva a que en esta sociedad la m¨¢xima ambici¨®n sea lograr un sueldo, peque?o pero seguro, para toda la vida? A lo mejor la necesidad de comprar piso, claro.
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