'Deslenguada' justicia valenciana
La lengua m¨¢s utilizada en las relaciones con los juzgados es el castellano
El juez instructor Mann Heger env¨ªa al servicio de traducci¨®n del Tribunal Superior de Justicia la demanda escrita en valenciano de un vecino de Gandia para que sea traducida al castellano. Ins¨®lito, ya que son pocos los ciudadanos que se dirigen a la justicia en valenciano, y menos a¨²n los jueces que requieren de las m¨¢s altas instancias para una traducci¨®n.La ley org¨¢nica 6/1985 declara que jueces, magistrados, fiscales, secretarios y dem¨¢s funcionarios de juzgados y tribunales son libres de utilizar la lengua oficial propia de cada Comunidad. Un derecho ¨¦se que alcanza a los ciudadanos tanto en las manifestaciones orales como en las escritas.
Pero el uso de la lengua propia de la Comunidad no pasa de la an¨¦cdota. Un uso que se refleja en la se?alizaci¨®n en los edificios judiciales y que llega tambi¨¦n a las charlas de pasillos entre abogados, jueces, funcionarios y usuarios.
Y no es que la Administraci¨®n niegue los medios para que la Justicia deje de ser una deslenguada en materia aut¨®noma. El edificio de los juzgados de Instrucci¨®n de Navarro Reverter en Valencia alberga una oficina de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica en la que trabaja una funcionaria ducha en la lengua valenciana.
Pilar Monerri se encarga de organizar para los miembros de la judicatura los cursos de la Junta Qualificadora del Valenci¨¤, as¨ª como de traducir cualquier documento que se le pida. "Los medios", asegura Pilar, "est¨¢n, s¨®lo falta que se utilicen. Hay buena predisposici¨®n y se ha notado un aumento de la participaci¨®n de los funcionarios en los cursos".
En los 16 cursos de valenciano organizados para la judicatura este a?o 2000, se han registrado m¨¢s de 300 inscripciones. Esta cifra es moderadamente optimista si se compara con los casi 600 inscritos en la convocatoria 1996-1997 o el millar largo de 1992-1993. Lo cierto es que falta material t¨¦cnico para el usuario en valenciano, que a penas puede recurrir a la traducci¨®n del C¨®digo Civil hecha entre finales de 1994 y principios de 1995. Y falta, tambi¨¦n, publicidad del producto. "La gente", dice la letrada Carmen Peris, "prefiere el castellano. Aunque cada vez celebro m¨¢s juicios de faltas en los que los clientes optan por el valenciano".
Situaci¨®n muy distinta ¨¦sta a la que se vive en Catalu?a. Seg¨²n datos de 1999, el 35% de las oficinas judiciales estaba en disposici¨®n de atender a los usuarios en catal¨¢n. Hace un mes, el Departamento de Justicia de la Generalitat vecina puso en marcha un plan piloto en el que 40 ¨®rganos judiciales trabajar¨¢n durante seis meses ¨ªntegramente en catal¨¢n. El objetivo es animar al uso del catal¨¢n en la Administraci¨®n de Justicia y cuenta para ello con un presupuesto de 40 millones de pesetas.
Una realidad que dista mucho de la que vive la Comunidad Valenciana. "Vivimos en efecto", se justifica un alto funcionario de la Consejer¨ªa de Justicia valenciana, "realidades ling¨¹¨ªsticas diferentes. El valenciano, mal que nos pese, no tiene clientela". Ni quien patrocine el producto.
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