A Ferrero no se le encoge el brazo
Rafter se retir¨® por calambres cuando perd¨ªa ante un adversario que mantuvo fr¨ªa su mente
La igualdad permanece tras la primera jornada en la final de la Copa Davis. Nada, sin embargo, es igual que al principio. Los dos primeros partidos aclararon ya algunas dudas y permitieron modificar ciertos pron¨®sticos excesivamente optimistas. Lleyton Hewitt dio el primer punto a Australia superando a Albert Costa en el partido inicial, pero Juan Carlos Ferrero demostr¨® su fortaleza f¨ªsica y psicol¨®gica y gan¨® a un Patrick Rafter que tuvo que abandonar el partido con calambres en su pierna derecha y en todo su cuerpo cuando iba perdiendo por dos sets a uno y 3-1 en la cuarta manga despu¨¦s de tres horas y cinco minutos. El 1-1 no es lo esperado por el G-4 (grupo de capitanes de Espa?a), pero a estas horas los cuatro t¨¦cnicos deben estar tocando las casta?uelas.La cara de preocupaci¨®n del equipo espa?ol cuando Ferrero perdi¨® la primera manga fue s¨®lo comparable a la que ya hab¨ªa puesto una hora antes cuando Costa perdi¨® el primer punto de la eliminatoria. La expresi¨®n se qued¨® tambi¨¦n helada en la grada de un Sant Jordi que, a pesar de sus 15.000 voces, se qued¨® mudo cuando Ferrero fue desperdiciando una ventaja de 4-0 en el desempate de la manga inicial y cediendo, uno tras otro, siete puntos consecutivos hasta perder el set.
Aquello fue excesivo. "Parec¨ªa un principiante", coment¨® un ex jugador que prefiri¨® mantener su anonimato. Pero la verdad es que aquella situaci¨®n no dej¨® de ser un simple pasaje en medio de una batalla que Ferrero no estaba dispuesto a perder. El de Ontinyent no es precisamente una persona con una mente d¨¦bil. Todo lo contrario. Si algo sobresale en el c¨®mputo global de su juego es su aspecto mental y su capacidad para el sufrimiento. No se asusta ante nadie, y no siente un respeto temeroso por ning¨²n jugador. Rafter, doble campe¨®n del Open de Estados Unidos (1997 y 1998), no es una excepci¨®n. Y menos al tener en cuenta que le hab¨ªa ganado ya una vez este mismo a?o en Scottsdale.
Fue desde esta perspectiva, que Ferrero fue reconstruyendo el edificio que acab¨® por llevarle a la victoria. Su brazo no se encogi¨® con la p¨¦rdida de la primera manga. Su bola continuaba siendo profunda; su resto, veloz y pragm¨¢tico; su seguridad parec¨ªa del todo restablecida. Lo ¨²nico que le creaba problemas era el saque. Y fue por culpa de este golpe que, tras dominar por 5-3 en la segunda manga, volvi¨® a verse forzado a sentenciar el set en otro desempate. Pero esta vez no fall¨®. Cogi¨® ventaja de 5-2 y no cedi¨® m¨¢s puntos.
El decorado dio un vuelco espectacular. Rafter, increiblemente s¨®lido con su saque en las primeras mangas, comenz¨® a bajar su list¨®n, permitiendo que Ferrero fuera entrando en la pista. Fue su muerte. Le arras¨® en la tercera manga. Y, cuando estaba concluyendo (con 5-2 y 0-15), Rafter pidi¨® asistencia m¨¦dica por calambres hasta que acab¨® por retirarse. Su abandono abre la duda de si podr¨¢ jugar o no ma?ana. Da lo mismo. Que nadie se lleve a enga?o: los dos pr¨®ximos puntos pueden decidir la eliminatoria -el doble y el Hewitt-Ferrero o Corretja- y en ninguno de ellos debe intervenir Rafter.
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