La cumbre de las dos reconciliaciones
Niza debe ser el Consejo Europeo de las dos reconciliaciones: la franco-alemana, que es la de la integraci¨®n europea del pasado, y la de las dos Europas tras el fin de la guerra fr¨ªa, que es la del futuro, pues la cumbre de Niza debe abrir la v¨ªa a la ampliaci¨®n hacia el Este. Con alg¨²n problema, pues, aunque en la lista de esta UE amplia figuren 27 Estados, incluso con las reformas de calado que se debat¨ªan anoche en Niza, esta Uni¨®n no podr¨ªa funcionar con tantos Estados miembros. Ha de reformarse mucho m¨¢s, traduciendo un cambio cuantitativo en uno cualitativo. Otra posibilidad es que, tras acoger a unos pocos, la ampliaci¨®n se frene y la reconciliaci¨®n continental se quede a medias. Se generar¨ªa entonces una tremenda frustraci¨®n entre los rezagados. El crecimiento de la extrema derecha en Rumania es un serio aviso. Por otra parte, en todos los c¨¢lculos y listas de reparto de votos y esca?os entre los 27, no aparece Turqu¨ªa. Este pa¨ªs, con casi 65 millones de habitantes hoy, llegar¨ªa a tener m¨¢s de 80 millones en 2015 -es decir, para entonces, casi como Alemania-, algo dif¨ªcilmente aceptable para Berl¨ªn. Y para otros.La reconciliaci¨®n franco-alemana fue la piedra angular de la primera construcci¨®n europea en la posguerra. Ahora estamos en otra Europa, y ya no se trata de reconciliar a Alemania y Francia, sino a las dos Europas que, con cierta ayuda del cinismo occidental, hab¨ªa separado la guerra fr¨ªa. La unificaci¨®n del continente cambia las tornas; y si no se entiende esto, no se entiende nada. Ha empezado por la unificaci¨®n y normalizaci¨®n de Alemania, que, afortunadamente, se ha realizado en el marco de una mayor integraci¨®n europea con el euro, con fuerzas alemanas ahora en los Balcanes en operaciones europeas y de la OTAN. Pero esta nueva Alemania ha recuperado no s¨®lo peso demogr¨¢fico, geogr¨¢fico, econ¨®mico, sino tambi¨¦n margen de maniobra diplom¨¢tica y una perspectiva distinta. Bonn estaba cerca de Par¨ªs. Berl¨ªn, la nueva capital, est¨¢ a tan s¨®lo 60 kil¨®metros de la frontera polaca.
Las dos reconciliaciones han de ir de la mano. Por eso es importante que se mantenga el entendimiento franco-alem¨¢n en la nueva etapa de la construcci¨®n europea. Pero el camino a Niza y las propias negociaciones all¨ª demuestran que la sinton¨ªa entre Par¨ªs y Berl¨ªn dista mucho de ser perfecta, y no s¨®lo debido a que Schr?der no se entiende con los actuales dirigentes franceses, sino a la crisis psicol¨®gica en que est¨¢ sumida Francia hacia adentro y hacia afuera al no haber digerido a¨²n el cambio que supone la unificaci¨®n alemana y la unificaci¨®n de Europa que pone a Berl¨ªn en el centro. ?Se ha reconciliado Francia en Niza con la realidad?
Alemania ha estado jugando sus cartas con habilidad antes de Niza y en el Consejo Europeo. M¨¢s que conseguir unos votos m¨¢s que una Francia obsesionada por una paridad simb¨®licamente importante, aunque ficticia -ayer parec¨ªan los alemanes diferenciarse demogr¨¢ficamente en el Consejo y en el Parlamento Europeo-, su objetivo era ampliar la lista de decisiones por mayor¨ªa, profundizar el espacio econ¨®mico europeo, garantizar una ampliaci¨®n ordenada al Este y responder en la conferencia de 2004 a las disfunciones que provoca en su sistema federal una integraci¨®n europea que afecta a las competencias de los l?nder, como afecta (de poco vale esconderlo) a las de las comunidades aut¨®nomas en Espa?a. Y en todos estos terrenos, Alemania parec¨ªa ayer haber logrado sus objetivos.
A veces, desde la Europa occidental se olvida que la oriental tambi¨¦n padeci¨® el nazismo, y despu¨¦s, el comunismo sovi¨¦tico. Fue Schr?der quien tuvo que salir en defensa de Varsovia cuando se pretend¨ªa otorgar a Polonia menos votos que a Espa?a, pese a su igualdad b¨¢sica en su poblaci¨®n. ?C¨®mo pudo salir de Francia tal propuesta en contra de la historia y c¨®mo pudo aceptarla Espa?a sin m¨¢s?
aortega@elpais.es
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