Una asociaci¨®n media para acercar a los toxic¨®manos gitanos a la red asistencial
Los toxic¨®manos gitanos son a menudo reacios, por desinformaci¨®n o recelo, a tratarse en los centros p¨²blicos de atenci¨®n a drogodependientes. Por eso, el Ayuntamiento de Madrid y la Agencia Antidroga subvencionan, desde 1998, el programa Avillela acob¨¢ (Ven aqu¨ª) del Secretariado General Gitano, cuyo objetivo es acercar a los drogodependientes de esta etnia a la red asistencial. Ganar la confianza del usuario para romper sus reticencias es la clave de esta iniciativa, que ha derivado a tratamiento y acompa?ado a 140 adictos.
Unos 50.000 madrile?os (un 1% de los habitantes de la regi¨®n) son gitanos. No existen datos de cu¨¢ntos ciudadanos de esa etnia sufren drogodependencias, aunque cabe suponer que la incidencia de este problema entre ellos es al menos similar a la de la poblaci¨®n paya e incluso superior, ya que el 60% de los gitanos madrile?os tiene menos de 25 a?os y, adem¨¢s, hay grupos que viven en la marginaci¨®n social.Por eso resulta chocante el escaso n¨²mero de toxic¨®manos gitanos que recurren a los centros p¨²blicos de atenci¨®n; es decir, a los CAD municipales y CAID de la Agencia Antidroga. En 1998, al iniciarse el programa Avillela, en los CAD de Latina y Villaverde y en el CAID de Usera (en los que ahora contin¨²an), s¨®lo 18 drogodependientes cal¨¦s estaban en tratamiento en estos centros, que atendieron a unos 2.700 usuarios en todo el a?o.
Ana Vallejo, responsable del ¨¢rea de salud del Secretariado Gitano y mediadora del programa Avillela, explica que las toxicoman¨ªas han sido durante mucho tiempo un tema tab¨² en la comunidad cal¨¦. "Es un problema que las familias ocultan por miedo al rechazo, y cuando tienen que buscar ayuda recurren a los centros de las iglesias evang¨¦licas, en las que conf¨ªan, o, si pueden, a m¨¦dicos de pago", asegura.
?Y por qu¨¦ no acuden a los dispensarios p¨²blicos de atenci¨®n a toxic¨®manos? Vallejo cree que la comunidad gitana percibe las instituciones payas con lejan¨ªa y, adem¨¢s, est¨¢ desinformada, aunque cada vez menos, sobre su funcionamiento. Los plazos de espera tambi¨¦n les desaniman. "A menudo, cuando les dicen que antes de iniciar el tratamiento deben pasar una serie de citas con m¨¦dicos, psic¨®logos y trabajadores sociales, se desmotivan, porque desean inmediatez", a?ade.
Limar esas reticencias y sacar a la luz un problema hasta ahora escondido en los hogares es el objetivo del programa Avillela, subvencionado este a?o por la Comunidad con tres millones y por el Ayuntamiento con 1,6 millones. "La clave de nuestro trabajo es la proximidad, que el toxic¨®mano y su familia conf¨ªen en nosotros y nos tengan como referente para que podamos hacer de puente entre ellos y los centros de atenci¨®n. Tambi¨¦n nos ayuda mucho conocer las claves de la cultura gitana", matiza Vallejo, que coordina a cuatro mediadores, dos de ellos gitanos, que son los art¨ªfices del programa.
La tarea de este equipo consiste en contactar con los toxic¨®manos, algo que consiguen gracias a la existencia de centros de apoyo social del Secretariado en varios distritos, para informarles, resolver sus dudas y acompa?arles durante el tratamiento. Trabajan al alim¨®n con los profesionales de los CAD y CAID para ver la mejor manera de abordar cada caso. Asimismo intentan, como se hace con otros colectivos que soportan mal las esperas, que las citas se concierten cuanto antes y que las normas se apliquen con cierta flexibilidad.
En dos a?os, por el programa han pasado 140 toxic¨®manos cal¨¦s. Algunos han llegado al tratamiento de la mano del Secretariado. Otros accedieron por v¨ªas diferentes, pero ahora son los educadores de este programa quienes se encargan de acompa?arles para lograr no s¨®lo su desintoxicaci¨®n, sino tambi¨¦n su inserci¨®n social y laboral.
"El crecimiento de los programas de metadona ha ayudado mucho a acercar a la red asistencial a los drogodependientes gitanos, aunque tenemos que insistir para que no los vean como una panacea, sino como una puerta de entrada hacia otros posibles tratamientos", a?ade Vallejo.
Adem¨¢s de ejercer la mediaci¨®n, los educadores de Avillela trabajan tambi¨¦n en la prevenci¨®n de drogodependencias y el VIH entre los chavales gitanos de 11 a 17 a?os. Esa tarea la realizan con talleres sobre drogas y salud, y otros, m¨¢s orientados al tiempo libre, de guitarra, percusi¨®n, f¨²tbol e inform¨¢tica. En ellos han participado en este tiempo 90 muchachos.
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