Las cementeras se ofrecen para destruir las 400.000 toneladas de harinas c¨¢rnicas

La prohibici¨®n de las harinas animales implica que las 90 empresas que se dedican a su fabricaci¨®n en Espa?a deber¨¢n encontrar un cliente que se ocupe de destruir las 400.000 toneladas anuales de ese producto que hasta ahora se utilizaban para elaborar piensos de engorde r¨¢pido. Si la Administraci¨®n es ese cliente, deber¨¢ construir decenas de incineradoras a un coste de 2.000 millones cada una. Pero desde ayer hay otra opci¨®n: las cementeras espa?olas pueden incinerar todo ese material en la mitad de sus 39 f¨¢bricas. Todo lo que piden es 6.000 millones de pesetas para adaptar sus plantas.

Los priones, agentes causales de la enfermedad de las vacas locas, se destruyen a 800 grados cent¨ªgrados. La totalidad de las prote¨ªnas y otros residuos biol¨®gicos quedan destruidos a 1.300 grados. Las cementeras usan rutinariamente temperaturas de unos 2.000 grados. Estas empresas pueden utilizar las harinas procedentes de los residuos de vacuno como combustible, y tambi¨¦n pueden reciclar sus cenizas para incorporarlas al cemento en forma de compuestos de calcio, f¨®sforo, cloro y nitr¨®geno. El proceso no emite dioxinas al medio ambiente ni supone ning¨²n riesgo para la salud.Las empresas de este sector necesitan 6.000 millones de pesetas para readaptar sus plantas. La raz¨®n es que sus combustibles actuales consisten en fuel, carb¨®n y un derivado del petr¨®leo (coke). La utilizaci¨®n de las harinas c¨¢rnicas como combustibles requiere modificaciones de las instalaciones, que requerir¨¢n varios meses y que cuestan entre 300 y 400 millones por planta. Cada planta puede incinerar 20.000 o 30.000 toneladas de harinas al a?o. Habr¨ªa que modificar 18 o 20 plantas: total, unos 6.000 millones de pesetas.

El portavoz de la patronal de las cementeras (Oficemen), Rafael Fern¨¢ndez S¨¢nchez, explica que su oferta no implica inmediatamente la soluci¨®n para las 90 empresas que actualmente se dedican a transformar los residuos vacunos en harinas c¨¢rnicas. La raz¨®n es que esas empresas venden ahora sus harinas a 40 pesetas el kilo. Y, por supuesto, las cementeras no est¨¢n dispuestas a pagar ni una peseta por ellas: si acaso, tendr¨¢n que cobrar por hacerse cargo de esa materia prima. Pero la Administraci¨®n puede asumir esos costes a cambio de ahorrarse decenas de miles de millones en la construcci¨®n de incineradoras. A la larga, el coste de la destrucci¨®n de los residuos repercutir¨¢ en el consumidor. Es el precio de comer una carne segura para la salud.

Francia, Suiza y B¨¦lgica ya utilizan (o se disponen a utilizar) a sus cementeras para destruir los residuos vacunos. Los residuos de animales enfermos no ser¨ªan usados de esta forma.

El ministro de Agricultura, Miguel Arias Ca?ete y las consejeros auton¨®micos del ramo se dieron ayer en Madrid un respiro y acordaron aplazar una semana la presentaci¨®n de los planes regionales de eliminaci¨®n de los materiales espec¨ªficos de riesgo (MER), los cad¨¢veres vacunos y las harinas c¨¢rnicas. Como contrapartida, en la reuni¨®n se firm¨® un convenio de colaboraci¨®n para el control y prevenci¨®n de la encefalopat¨ªa espongiforme bovina (EEB) que supondr¨¢ un desembolso de 2.480 millones de pesetas por parte del Gobierno. Este dinero se destinar¨¢ a la compra de los test prionics de detecci¨®n r¨¢pida de la enfermedad (unas 540.000 pruebas) y a financiar al 50% la adecuaci¨®n de los laboratorios regionales (el resto correr¨¢ a cargo de las comunidades). Como ya adelant¨® el Gobierno, los test se efectuar¨¢n a todas las reses de m¨¢s de 24 meses que se sacrifiquen en Espa?a a partir del pr¨®ximo 1 de enero. La primera partida de estas pruebas, unas 20.000, se destinar¨¢n a Galicia, donde se han detectado los dos ¨²nicos casos de reses espa?olas afectadas por el mal. Otras 100.000 ir¨¢n a Castilla-Le¨®n y 30.000 a Catalu?a.