ETA asesina a un concejal del PP catal¨¢n
Francisco Cano circul¨® casi tres horas antes de que estallara en Terrassa la bomba colocada en su veh¨ªculo
Veintitres d¨ªas despu¨¦s del asesinato del ex ministro socialista Ernest Lluch y por tercera vez en menos de tres meses, ETA volvi¨® a ensangrentar ayer Catalu?a. Esta vez eligi¨® como v¨ªctima a un modesto concejal del PP, el ¨²nico con que contaba dicho partido en Viladecavalls (Barcelona), una peque?a localidad pr¨®xima a Terrassa. Francisco Cano Consuegra, de 45 a?os, natural de La Carolina (Jaen), casado y con dos hijas de 19 y 13 a?os, muri¨® a las 13.45 horas despu¨¦s de debatirse dram¨¢ticamente durante tres horas entre la vida y la muerte en el hospital Mutua de Terrassa. Eran las 10.40 de la ma?ana cuando un artefacto explosivo colocado en la furgoneta que conduc¨ªa, una Citro?n C15, hizo explosi¨®n dej¨¢ndole mortalmente herido.
Francisco Cano era propietario de un taller, Fontaner¨ªa Tapia-Cano, con 14 empleados y ayer, como cada d¨ªa, sali¨® de su casa sobre las ocho de la ma?ana y tom¨® su veh¨ªculo para dirigirse, por la carretera de Olesa y Ronda de Ponent, a su trabajo, en el barrio Can Boada de Terrassa.
Por el camino qued¨® con un amigo polic¨ªa nacional para tomar un caf¨¦ en el bar Leones y despu¨¦s recogi¨® a dos operarios de una empresa con la que estos d¨ªas trabajaba en una construcci¨®n. Realizaron varios recados, cargaron y desacargaron material y poco despu¨¦s de las diez desayun¨®, con los dos operarios y el jefe de ¨¦stos, en un bar cercano.
Tras despedirse de los tres, Francisco Cano cogi¨® otra vez la furgoneta, esta vez solo, y enfil¨® una calle muy empinada. Cuando ya estaba al final de la bajada, en la confluencia de la calles Milans del Bosch y Ronda de Ponent, el coche salt¨® por los aires. "Estall¨® cuando el p¨¦ndulo de la bomba oscilante toc¨® el dispositivo. En ese momento ya llevaba m¨¢s de dos horas circulando. Hubiera podido estallar en cualquier parte", explicaba ayer consternado el alcalde de Terrassa, Manuel Royes.
Hasta entonces, el coche s¨®lo hab¨ªa circulado por calles con poca pendiente, lo que evit¨® que el mecanismo, denominado t¨¦cnicamente de oscilaci¨®n, y salv¨® la vida a sus acompa?antes.
La explosi¨®n se sinti¨® a m¨¢s de un kil¨®metro de distancia como un estampido seco. Del veh¨ªculo apenas si qued¨® reconocible el morro y una parte de los bajos. El techo, los asientos y toda la parte trasera se esparcieron en un radio de m¨¢s de 30 metros. "O¨ª la explosi¨®n, y enseguida v¨ª que hab¨ªa sido una bomba. Nos acercamos. El se?or que se encontraba dentro dentro estaba destrozado, irreconocible", explic¨® un testigo.
Francisco Cano a¨²n respiraba, aunque tenia la espalda y la cabeza ensangrentadas. Varias decenas de personas se aglomeraron en torno a los restos del coche. Los servicios de socorro trasladaron al concejal malherido al hospital Mutua de Terrassa.
El equipo m¨¦dico trat¨® desesperadamente de salvar su vida pero luchaba contra lo imposible: sufr¨ªa "traumatismo craneoencef¨¢lico y estallido en la zona gluteo-lumbo-sacra y peritoneal". Inicialmente consigui¨® superar una insuficiencia cardiaca y estabilizar sus constantes vitales. Pero a las 13,45, los facultativos certificaron su fallecimiento como consecuencia de un shock traum¨¢tico general.
Para esa hora, la Polic¨ªa ya hab¨ªa establecido numerosos controles en las inmediaciones del lugar del atentado e interrogaba a vecinos y viandantes. El artefacto, compuesto por unos cinco kilos de un explosivo muy potente, se encontraba dentro de un recipiente met¨¢lico situado bajo el asiento del conductor. Previsiblemente, los terroristas lo colocaron durante la noche anterior, forzando la puerta trasera de la furgoneta.
Inmediatamente acudieron al lugar del crimen la delegada del Gobierno en Catalu?a, J¨²lia Garc¨ªa Valdecasas, y el consejero de Gobernaci¨®n de la Generalitat, Xavier Pom¨¦s, adem¨¢s del alcalde de Terrassa. Francesc Xavier Ballb¨¦, responsable local del PP, se mostraba consternado.
La vida pol¨ªtica e institucional catalana se paraliz¨® por completo. Jordi Pujol abandon¨® su despacho y se dirigi¨® a Tarrassa, a donde lleg¨® poco despu¨¦s que el m¨¢ximo dirigente del PP en Catalu?a, Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz. Un abrazo sell¨® el duelo de los dos pol¨ªticos.
El Parlamento catal¨¢n interrumpi¨® impediatamente los trabajos y todos los diputados bajaron a la calle, incluidos los once miembros de una delegaci¨®n del PNV que en ese momento manten¨ªan un encuentro con el grupo parlamentario de CiU.
En el centro de Barcelona, miles de funcionarios conflu¨ªan hacia la plaza de Sant Jaume, donde se encuentra la sede del Gobierno catal¨¢n, para manifestarse en defensa de sus reivindicaciones laborales. La plaza aparec¨ªa ya repleta cuando por los servicios de megafon¨ªa se anunci¨® que ETA acaba de matar de nuevo a un concejal. Y se pidi¨® un minuto de silencio en su memoria. Las pancartas cayeron de golpe y un silencio estremedor dej¨® la plaza como suspendida en el tiempo.
El Gobierno catal¨¢n decret¨® tres d¨ªas de luto y las redacciones de los medios de comunicaci¨®n se llenaron de declaraciones de condena. Durante todo el d¨ªa llegaron a Terrassa representantes de todos los partidos. Javier Arenas, secretario general del PP, y los ministros de Asuntos Exteriores, Josep Pique, e Interior, Jaime Mayor Oreja, acudieron por la tarde para arropar a los militantes y cargos de su partido.
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