Ecos del pasado

La impronta de los viejos maestros salva a¨²n al BNE, donde hay muchas caras nuevas y una cierta ausencia de aquel empaque de anta?o. Ritmos es un cl¨¢sico, la mejor obra de Alberto Lorca y solvente carta de presentaci¨®n para una compa?¨ªa de gran formato como debe ser siempre la titular espa?ola. Destilaron madurez y gusto Antonio Najarro y Alo?a Alonso.Estamos solos no es un estreno mundial ni mucho menos, como reza el programa. Es el Bolero que creara el Maestro Granero para Los Ballets de Madrid hace ahora 20 a?os (luego lo repuso hace poco m¨¢s de un lustro), lo que no quita en nada valor y calidad a la coreograf¨ªa. Granero revisita su pieza creada para formato medio, agranda la plantilla y la tramoya, pero en esencia mantiene lo mismo, una especie de ?ngel Exterminador que se impone conc¨¦ntricamente sobre los int¨¦rpretes. Bellos trajes y luces de efecto completan el cuadro de claustrofobia y catarsis.

Mirabrazo es el segundo acercamiento de Canales a la figura y leyenda de Carmen Amaya (el primero fue con su compa?¨ªa en Los Veranos de La Villa hace siete a?os), y se ve por primera vez en Madrid (el mundial fue en la Bienal de Sevilla). Tras una caricatura injustificada del NO-DO, sigue un cuadro fr¨ªo y sombr¨ªo, de limpia ejecuci¨®n y poca urdimbre que lo relacione con Carmen Amaya. El papel corifeo de Jos¨¦ Huertas (viene de las filas de Gades) y de Luis Ortega arropa a A¨ªda G¨®mez, vestida de hombre (como sol¨ªa salir Amaya). Los tres est¨¢n dignos, son buenos con el tac¨®n y los ritmos jondos, pero nada m¨¢s.

Oripand¨® sigue teniendo los mismos problemas desde su estreno hace un a?o: excesiva extensi¨®n de las danzas y su monocrom¨ªa tostada, pero a pesar, all¨ª se disfrut¨® del buen baile de Ortega y Huertas. Sin que parezca una segregaci¨®n de g¨¦neros, el estilo del BNE deriva a una pulsaci¨®n bronca y rasgada, de fuerza y efecto, generosamente imbricado en el nuevo flamenco de fusi¨®n y sus entusiasmos. Todo ello tiene su importancia y su papel, su ¨¦xito y su p¨²blico, pero no puede suplantar el meollo est¨¦tico del baile espa?ol.