Las deudas ahogan al f¨²tbol argentino
El River Plate, con un pasivo de 10.000 millones, ejemplo de la dram¨¢tica crisis deportiva y econ¨®mica de los clubes
La hinchada del River Plate canta: "Oh, millonarios/ millonario es el campe¨®n". Se dicen a s¨ª mismos "los millos". Se saben poderosos desde que nacieron en el sur de Buenos Aires, junto a la Boca del maloliente Riachuelo y se mudaron luego al norte de la ciudad. Desde entonces les viene la rivalidad con el Boca y la fama de nuevos ricos. Pero el River es hoy la ant¨ªtesis de su odiado enemigo. El Boca gan¨® este a?o la Copa Libertadores de Am¨¦rica y la Intercontinental y va ahora por el torneo Apertura de la Liga; el River acaba de ser eliminado de la Mercosur y termina el a?o en medio de una dram¨¢tica crisis futbol¨ªstica y econ¨®mica.El River cerr¨® el 31 de agosto el balance de la temporada 1999-00 con un pasivo de casi 10.000 millones de pesetas. Cada mes, tiene p¨¦rdidas por unos 300. Su presidente, David Pintado, dice que "con un par de traspasos se equilibra el balance y se reduce el pasivo".
El precio del media punta Pablo Aimar, uno de los dos mejores jugadores de la nueva generaci¨®n, es de unos 4.000 millones. El pibe Saviola, de 18 a?os, podr¨ªa sumar otros 2.500 millones. El River tambi¨¦n tiene ofertas de importantes clubes extranjeros por el delantero centro colombiano ?ngel, el lateral Placente -ya colocado en el Bayern Leverkusen-, el central colombiano Yepes y otros jugadores a los que les debe unos 4.000 millones en primas y salarios.
Los aficionados ni siquiera protestan. Llevan a?os resignados a que los equipos les duren un a?o o menos y se desarmen.Pero ni la liquidaci¨®n masiva salva la econom¨ªa de los clubes. El River vendi¨® en los ¨²ltimos a?os, entre otros, a los goleadores Crespo y Salas, al portero Burgos, al media punta Gallardo, al centrocampista Almeyda, al lateral Sorin y a Ortega, que regres¨® al club por la mitad del valor de su traspaso. Pero, en total, tiene un pasivo creciente de casi 10.000 millones. Es evidente que alguien tiene fines de lucro.
La organizaci¨®n del f¨²tbol no resiste. Los aficionados se saturan de verlo por televisi¨®n, no encuentran calidad en los campos y temen los estallidos de violencia. Esta combinaci¨®n deja los estadios vac¨ªos y reduce los ingresos por los abonados. La empresa que tiene los derechos de televisi¨®n funciona como banco financiero y adelanta dinero que se cobra luego en derechos de imagen. Los clubes han empe?ado todo lo que ten¨ªan por ofrecer. Los ingresos por ventas de jugadores se rebajan por las comisiones de intermediarios y representantes. Los directivos son acusados de participar en esos negocios a trav¨¦s de testaferros. Las rendiciones de cuentas nunca son claras.
La Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino (AFA) autoriz¨® a los clubes a que consigan ingresos de empresas privadas. El Racing y el San Lorenzo est¨¢n dispuestos a privatizar el f¨²tbol profesional. Los aficionados se resisten a las ventas de las marcas y los colores, todo lo que les queda. La polic¨ªa se enfrent¨® el jueves con los hinchas del San Lorenzo que quer¨ªan impedir la firma de un contrato de cesi¨®n de derechos de imagen. S¨®lo los dos m¨¢s poderosos, el River y el Boca, aseguran que no entregar¨¢n a terceros la administraci¨®n del negocio.
Pero la crisis econ¨®mica crece como el nivel de una inundaci¨®n bajo la lluvia incesante de facturas a pagar. Entra por debajo de la puerta, por las ventanas. Los presidentes se re¨²nen y hablan de una "renovaci¨®n" de la organizaci¨®n de los campeonatos, pero lo que necesita el f¨²tbol argentino es una "revoluci¨®n".
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