La Monarqu¨ªa

En el art¨ªculo del d¨ªa 23 de noviembre titulado Rey felizmente derogado, el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional Francesc de Carreras expone con argumentos s¨®lidos el tr¨¢nsito de una Monarqu¨ªa autoritaria, que nos leg¨® el franquismo, a la Monarqu¨ªa actual de car¨¢cter constitucional y democr¨¢tico. Esa legitimaci¨®n proviene, sin duda, de la entrada en vigor de la actual Constituci¨®n el d¨ªa 29 de diciembre de 1978. El articulista, con raz¨®n, cuestiona un aniversario que de ninguna manera pod¨ªa coincidir con el d¨ªa en que fue coronado por las Cortes franquistas, ya que a¨²n no hab¨ªa sido refrendado por el pueblo espa?ol. Como dem¨®crata, agradezco la contribuci¨®n del actual Rey a la consolidaci¨®n de la democracia y, en especial, su decidida y firme actuaci¨®n en el frustrado golpe de Estado de 1981. Dicho esto, y, como un ciudadano que desear¨ªa vivir en una Rep¨²blica, me hubiera gustado poder leer art¨ªculos cr¨ªticos sobre la forma en que durante la transici¨®n los partidos de izquierda debieron aceptar la forma mon¨¢rquica de gobierno. La renuncia a la Rep¨²blica, a su bandera y a exigir cualquier tipo de responsabilidades a los pol¨ªticos franquistas fue el precio que hubo que pagar por la transici¨®n a un r¨¦gimen de libertades. Por ello, creo inoportuno celebrar los 25 a?os de Monarqu¨ªa. Finalmente, querr¨ªa traer a colaci¨®n un ejemplo hist¨®rico en que no se hurt¨® al pueblo la elecci¨®n de su forma de gobierno. El d¨ªa 2 de junio de 1946, el pueblo italiano, por medio de un refer¨¦ndum, eligi¨® la Rep¨²blica como forma de gobierno.- Enric Roger. Barcelona