La Universidad de Valencia proclamar¨¢ con una escultura de Alfaro la igualdad de la mujer
El monumento de 25 metros se levantar¨¢ el pr¨®ximo a?o en el Campus dels Tarongers
La Universidad de Valencia ha encargado al escultor Andreu Alfaro una obra para el nuevo Campus dels Tarongers que proclame la igualdad entre hombres y mujeres, un convencimiento del equipo de gobierno de la instituci¨®n compartido desde hace a?os, de forma obsesiva, por el artista. Con la apuesta de la escultura Adam i Eva es la primera vez que una universidad reconoce de forma expl¨ªcita un hecho que, aunque se va imponiendo de forma natural en muchos ¨¢mbitos de la realidad, todav¨ªa encuentra resistencias en diversas esferas de la sociedad.
Andreu Alfaro empez¨® a trabajar hace un par de a?os por su cuenta en un proyecto que responder¨ªa a las caracter¨ªsticas que m¨¢s tarde le solicitar¨ªa la Universidad de Valencia. Trataba de recuperar el car¨¢cter monumental y conmemorativo que hab¨ªa tenido la escultura p¨²blica en el siglo XIX, frente a la proliferaci¨®n de realizaciones abstractas sin correspondencia social. "Siempre hab¨ªa querido recuperar la relaci¨®n de la sociedad con su tiempo", razona, "por eso me estaba planteando hacer un Ad¨¢n y Eva donde quedase patente la similitud entre el hombre y la mujer, que se ha producido en mi ¨¦poca". Cuando la Universidad de Valencia le plante¨® recientemente la posibilidad de realizar un trabajo en este sentido, confluyeron las coincidencias. "Estoy encantado de que se haya producido esta coincidencia y de que la Universidad de Valencia se adelante a todos y tenga como s¨ªmbolo de su campus un objeto que marca lo que est¨¢ ocurriendo en estos tiempos", reconoce.El resurgimiento de la mujer en un mundo dominado por los hombres es un fen¨®meno al que el escultor ha prestado mucha atenci¨®n, a menudo de forma obsesiva, desde hace varios a?os, en los que hablaba de esta inquietud con el ensayista Joan Fuster, quien le espet¨®: "Ha hecho m¨¢s la p¨ªldora por la liberaci¨®n de la mujer que todas las manifestaciones de las sufraguistas del siglo XIX". Alfaro considera un error la cultura machista del sur de Europa, de influencia asi¨¢tica y africana, aunque est¨¢ convencido de que, por lo general, es m¨¢s aparente que efectiva por el influjo del catolicismo, "que siempre ha concedido mucha importancia a las apariencias". "Hay que aceptar que se est¨¢ produciendo un cambio muy importante en la sociedad y que la mujer lo est¨¢ marcando", explica a tenor de los datos estad¨ªsticos que demuestran la incorporaci¨®n de la mujer a ¨¢reas que hace unas d¨¦cadas le eran negadas. "Existen clases de ingenier¨ªa en la Universidad de Valencia en las que antes hab¨ªa 50 hombres y 10 mujeres, y ahora hay 50 mujeres y 10 hombres", describe Alfaro, y se sorprende de que "¨¦ste sea un asunto sobre el que se habla poco en el mundo". "Seg¨²n me cuentan algunos profesores, las mujeres sacan mejores notas y no hacen faltas de ortograf¨ªa. Y si en la sociedad hay m¨¢s licenciados universitarios mujeres que hombres, al final se producir¨¢ un cambio de poder", vaticina.
Alfaro interpreta que el aumento de la presencia de la mujer en la pol¨ªtica puede tener un componente electoralista, pero que en todo caso responde a "una fuerza que est¨¢ apretando". "Seg¨²n le¨ª a una profesora norteamericana", relata, "en la prehistoria hubo ¨¦pocas en las que la mujer mand¨®, y no por espacios de tiempo reducidos, sino durante per¨ªodos de miles de a?os. Y una de las caracter¨ªsticas m¨¢s importantes de estos per¨ªodos es que no hab¨ªa guerras". Alfaro atribuye esta raz¨®n no a un car¨¢cter femenino por naturaleza m¨¢s pacifico, sino al hecho del parto, que comporta unos v¨ªnculos que sujetan m¨¢s a la mujer con la vida. "Un le¨®n", expone, "cuando llega la hambruna se come a su propia descendencia, pero s¨®lo a los machos, nunca a las hembras. Eso me hace pensar que hay un respeto instintivo en los animales, en general, por la conservaci¨®n de la especie, puesto que el macho es menos imprescindible".
El escultor descarta que la eclosi¨®n de la mujer que se est¨¢ viviendo sea un un problema de sexo, como a menudo tratan de trivializar algunos. "Es un problema laboral y sindical: las mujeres tienen que tener los mismos derechos que los hombres". Para Alfaro ya no sirve ni el viejo recurso de que el hombre est¨¢ m¨¢s capacitado f¨ªsicamente que la mujer. "Cuando pasen unos a?os ya veremos d¨®nde est¨¢n f¨ªsicamente las mujeres, porque si emplean el mismo ¨ªmpetu en la cuesti¨®n atl¨¦tica que lo hacen en los estudios, correr¨¢n y nadar¨¢n m¨¢s deprisa que los hombres. El hombre lleva miles de a?os ejercitando el cuerpo, pero la mujer, si as¨ª lo quiere, le sacar¨¢ ventaja. Por las razones que sean, el hombre ya no tiene la ambici¨®n que ten¨ªa y no est¨¢ por la labor con la misma intensidad que lo est¨¢n las mujeres", argumenta.
Alfaro ha traducido al acero inoxidable el resultado de esta profunda y entusiasta preocupaci¨®n sobre la liberaci¨®n de la mujer, cuya culminaci¨®n ha previsto para el verano, aunque no ser¨¢ hasta finales de 2001, coincidiendo con el final de la urbanizaci¨®n del Campus dels Tarongers, cuando se erigir¨¢. De momento, visualizado en un boceto de 12 metros levantado en el patio del taller del escultor en Godella, se plantea como una pareja id¨¦ntica de seres de aleaci¨®n cuya ¨²nica singularidad radica en el ¨®rgano sexual, aunque con igual resoluci¨®n. Alfaro considera que este monumento "tiene mucho de signo o de marca" para resumir su percepci¨®n del fen¨®meno de la equiparaci¨®n de mujer. Para ello ha elegido el acero inoxidable porque "es un material eterno". "Es un material de nuestra ¨¦poca que, sin el esfuerzo ni el trabajo de nuestros antepasados, permite un resultado mejor que la piedra", reflexiona en la tendencia del constructivismo ruso. La ubicaci¨®n en un espacio abierto ha determinado la altura de 25 metros de la escultura para facilitar su visibilidad. "El espacio libre se lo come todo", sentencia, y a?ade: "Es necesario dar una altura m¨ªnima de unos 20 metros para que una escultura no pase desapercibida". Para asegurar su elevaci¨®n y su peso, que oscila los 2.000 kilos, el escultor recurrir¨¢ al uso de tubos de acero inoxidable en alineaci¨®n telesc¨®pica, lo que permite una mayor flexibilidad para su estabilidad.
?sta ser¨¢ la segunda gran escultura de Alfaro en una universidad. Desde septiembre de 1999 cuatro de sus columnas configuran el p¨®rtico de entrada del Campus de Bellaterra de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que constituyen una brillante culminaci¨®n simb¨®lica del camino recorrido por esta universidad. Anteriormente el escultor hab¨ªa rehusado una oferta de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia similar por "la persecuci¨®n ling¨¹¨ªstica aplicada por el rector Justo Nieto".
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