"Veo la misma caspa en todos lados"
"La gran conquista, la conquista definitiva del in¨²til, ha consistido en que las cosas bien hechas hayan llegado a no tener m¨¢s valor que las mal hechas, como resultado de una astuta depreciaci¨®n del mismo concepto de valor", escribe Luis Magriny¨¤ en el primer cap¨ªtulo de Los dos Luises (XVIII Premio Herralde de Novela). Un cap¨ªtulo que trata del trabajo, de la idea que se tiene de ¨¦l y de c¨®mo esa idea ha terminado por desencadenar inmensos disparates. Como la condena de la figura del ocioso y el tributo que se rinde a quienes despliegan grandilocuentes ademanes para justificar su profunda inutilidad.Luis Magriny¨¤ (Palma de Mallorca, 1960) ha apostado fuerte con Los dos Luises, su primera novela publicada. Ya ten¨ªa un merecido prestigio, conquistado con sus libros de relatos Los a¨¦reos y Belinda y el monstruo. Marcos Giralt Torrente destac¨® la inteligencia, la radical ambig¨¹edad del narrador y el humor de la novela al presentarla hace poco en Madrid. Magriny¨¤ cuenta lo que le ocurre a un hombre de 28 a?os que no tiene m¨¢s remedio que ponerse a trabajar y desembarca en una revista teatral en una ciudad donde el teatro marca la temperatura cultural.
A partir de ah¨ª se revela un panorama desolador, que se parece como una gota a otra al mundo que habitamos. El reino de la mediocridad, la bulla ficticia que se fabrica desde una oficina para encaramar a autores de poca monta, la referencia a un territorio m¨ªtico (Los Bosques) como pasaporte genuino para una autenticidad inexistente, el recurso al plagio, la fatuidad de los consagrados...
Pregunta. De su libro se desprende que vivimos en un mundo de imposturas.
Respuesta. Se desprende eso, pero tambi¨¦n lo tremendamente dif¨ªcil y peligroso que es denunciar, desenmascarar la impostura. Lo terrible, tal vez lo imposible, que es cualquier intento de decir la verdad. Parece como si la verdad s¨®lo pudiera ser verdad mientras no se pronuncia. Eso se dice en la novela. De hecho, la gran tentaci¨®n a que se ve sometido mi h¨¦roe es una invitaci¨®n a revelar una verdad, y ¨¦l pasa. No s¨¦ si esto lo hace m¨¢s o menos sospechoso. Pero est¨¢ claro que s¨®lo desde la sospecha se puede hablar y, parad¨®jicamente, s¨®lo desde ella cabe hablar de legitimidad.
P. ?Cree que se puede todav¨ªa hablar del "compromiso" del escritor?
R. No en el viejo sentido del arte engag¨¦, tan circunscrito a un n¨²mero exiguo de temas "sociales" obvios. Lo importante es no ignorar que lo que uno hace tiene inevitablemente un efecto en el lector; y, por tanto, hay que procurar que ese efecto sea ben¨¦fico, no embrutecedor. Mi novela es ciertamente activista en este sentido.
P. Al localizar en el teatro, que tiene hoy un car¨¢cter marginal dentro de los gustos del p¨²blico, la cadena de intrigas que cuenta en Los dos Luises, ?no cree que corre el riesgo de que pierdan credibilidad?
R. No. Esta novela no est¨¢ ambientada, como si fuera una cr¨®nica realista, en el mundo del "teatro actual". Est¨¢ ambientada en una ciudad de f¨¢bula volcada en la industria del teatro, en la que parece que no exista nada m¨¢s. Este "irrealismo" posibilita una f¨¢cil extrapolaci¨®n: la ciudad del teatro es la ciudad de la cultura. Me sorprende, y me parece optimista, y por tanto sospechoso, que pueda no resultar f¨¢cil extrapolar. Yo abro la cartelera teatral de hoy, la cartelera cinematogr¨¢fica de hoy y el cat¨¢logo de novedades editoriales de hoy, y veo la misma -repito, la misma- caspa en todos lados.
P. Muchos episodios giran en torno a elementos realistas, como cuando cuenta el buen rollo que se produce en la oficina por el uso de una vieja cafetera...
R. La novela no tiene una factura realista, pero no por ello deja de tratar temas y situaciones "patrimoniales" de la novela realista. Resulta curioso lo que sale de ah¨ª, de ese saqueo del patrimonio, de ese paso de los motivos del realismo por un proceso de abstracci¨®n, que busca ante todo identificar el concepto y los mecanismos por los que se rige nuestra visi¨®n de la realidad.
P. ?Considera tambi¨¦n que las ideas son muy importantes en el desarrollo de la trama?
R. S¨ª, es muy novela de ideas, en el an¨¢lisis social y cultural y en todo lo dem¨¢s. Lo es tambi¨¦n en las elecciones estil¨ªsticas. Que Luis U. no aparezca directamente en la novela m¨¢s que una o dos veces, y de refil¨®n, es una idea. Que el segundo Luis salga un momento en el cap¨ªtulo V y luego no se presente como personaje hasta pasada la mitad de la novela, y que aun as¨ª el narrador nunca llegue a saber qu¨¦ es lo que escribe ese hombre, es otra idea. Son ideas cargadas de intenci¨®n, de estrategia, de activismo.
P. Su novela podr¨ªa leerse como una novela de aprendizaje, porque cuenta la iniciaci¨®n de un joven en el mundo del trabajo.
R. En efecto, pero es una novela de aprendizaje perversa, porque niega el valor de la experiencia. El h¨¦roe ya sab¨ªa al principio lo que sabe al final. No ha aprendido nada que no supiera del mundo del trabajo y del de la cultura. Acaso s¨ª aprende algo sobre la alternativa a esos mundos, la alternativa de la intimidad. Pero su atisbo de ese otro mundo es poco esperanzador.
P. ?Por qu¨¦ elabora tanto su escritura?
R. Voy a citar un poco, si me lo permite. Boswell, en la Vida de Johnson: "Lo que se escribe sin esfuerzo, generalmente se lee sin placer". Thomas Mann, en el pr¨®logo de La monta?a m¨¢gica: "S¨®lo es verdaderamente divertido lo que ha sido meticulosamente elaborado". Es muy revelador que Thomas Mann considerase La monta?a m¨¢gica una novela "divertida". Para m¨ª, tambi¨¦n lo es.
P. En fin, ?qu¨¦ es finalmente su novela?
R. La historia de una tentaci¨®n. Y un intento de encontrar una forma de poder hablar de las cosas que pasan.
Babelia
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